Como el grafiti y el muralismo, el paste up se esparce por los barrios y ya es parte del mapa callejero. Pegatinas y collages con mensajes para mirar más la ciudad y menos el celular.
Por Eugenia Mastropablo
Si a veces más que peatones parecemos autómatas frente al celular, el arte callejero busca imponer una ruptura. Imágenes que aparecen en la puerta de tu casa o a la salida del subte sin previo aviso para despabilarte. “Un derrape no es despiste”, te consuela Sebastián Andreatta de Bih_Art cuando bajás del 39 en Honduras y Armenia, o “Mañana es mejor”, te alientan, citando a Luis Alberto Spinetta, las chicas de Pensamiento Rítmico desde una pared del barrio de Colegiales. Pegatinas, también conocidas como paste up, que diversos artistas esparcen por los barrios con la idea de sacar una sonrisa a los que viajan en el transporte público inmersos en sus preocupaciones o a aquellos que van con paso apurado al trabajo.
Al igual que los grafitis y el muralismo, el paste up es una de las técnicas del arte callejero. Esta herramienta se basa en la composición de imágenes y textos sobre una superficie para luego pegarla sobre una estructura. “Nosotras ya pintamos más de 500 carteles a mano. Después salimos a la calle y los pegamos con lo que en la jerga se llama «moco»: harina, agua y un poco de adhesivo sintético”, explica Maru, una de las creadoras de Pensamiento Rítmico.
“Mi intención es generar un estímulo en el interlocutor, que sea una reacción que pueda hacerlo cortar y que reflexione de manera imprevista estando en la calle. El proyecto busca poner en evidencia un conjunto de problemáticas socioculturales contemporáneas como la política, la droga, la era digital y la sustentabilidad”, cuenta Ale Giorgga, el creador de Movimiento Petrushaus y uno de los integrantes del colectivo BA Paste Up. Este grupo de artistas (integrado por Boxi Trixi, Gerdy Harapos, Guille Pachelo y Rusty Deimos) sale a la calle a realizar murales en conjunto: cada uno con su estilo, pero con inquietudes en común. “Trabajamos a partir de la individualidad estética de cada uno. El objetivo es crear murales en determinados puntos estratégicos y generar un vínculo con el vecino. Buscamos contemplar la geografía urbana y sumarle algo positivo”.
Lejos de pensarse como un acto vandálico, estas expresiones artísticas comenzaron a sumarse a diversas actividades culturales formales, por ejemplo, la Feria del Libro. “Participamos por segunda vez con BA Paste Up dentro del stand de Zona Futuro. A modo personal, me interesa y me motiva poder pensar el arte urbano vinculado a lo institucional. Ya sea un museo, una fundación o un centro cultural”, dice Giorgga.
El caso de Brunancio, quien se hizo conocido primero en internet por sus historietas, es similar. Este artista salió a pegar sus afiches y un día recibió un llamado de la galería y restaurante Ill Ballo del Mattone, para exponer en ella y decorar la entrada con un mural hecho con sus paste up. En su caso, se trata del “popó art”, pegatinas que combinan el rostro de íconos populares con distintas frases. Por ejemplo, Eleven, la protagonista de la serie Stranger Things junto a la palabra “promise”.
“La calle es una galería hermosa porque puede pasar y ver tu obra desde la señora de 80 hasta un niño de cinco. Me pasó con el dueño de Ill Ballo: él no me conocía, y eso que vivimos a cinco cuadras… Le tuvo que pedir a su prima que me contactara vía Instagram”, cuenta Brunancio.
A pesar del tráfico de autos, de los empujones y de las dificultades que implica moverse por la ciudad, estos artistas invitan a que caminar por la calle se transforme en un juego. Sobre esto, Andreatta reflexiona: “Para mí tiene mucho de jugar. No soy de pegar carteles en lugares tradicionales, sino en lugarcitos en los que la gente tenga que encontrarlos. Quiero que sea algo que les llame la atención y los sorprenda”.
Como propone Keri Smith en su libro La sociedad errante, mientras uno camina por el barrio y presta atención a los detalles puede encontrar estos mensajes que, si bien no están ocultos, pueden pasar inadvertidos. Palermo, Colegiales, Almagro y Recoleta son algunas de las zonas en las que es posible encontrar la mayor cantidad de afiches, pero, de a poco, también van expandiéndose hacia otros barrios, como Balvanera y San Cristóbal.
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