¿Qué es el chip sexual? Las claves para un resultado eficaz
"Me coloqué un chip para mejorar mi sexualidad y sentirme más joven. Ya no tenía deseo y a eso se sumaba que contaba con poca lubricación por lo que mis relaciones eran dolorosas", explica Elsa, una comerciante de 53 años que apeló a lo que cotidianamente se denomina chip sexual, pero que es, en realidad, una cápsula hormonal, del tamaño de un grano de arroz, que contiene testosterona y se denomina pellet. Para muchos, se trata de una solución mágica a sus problemas en torno la sexualidad, desconociendo los verdaderos efectos que conlleva y, aún más, sus limitaciones. ¿Solo un placebo? No. El chip cumple una función concreta y sus resultados son tangibles. Pero, como sucede con todo tratamiento, su aplicación requiere de estudios previos, ahondar en las necesidades de cada paciente y acompañar su implementación con otros aspectos que incluyen salud psicológica, armonía en el entorno social, y, lógicamente, en la vida de pareja.
Su aplicación, subcutánea, es mayormente requerida por las mujeres desde que atraviesan el período de la menopausia en adelante. Pero no son pocos los hombres que también recurren a este dispositivo con vistas a aumentar el deseo sexual y la calidad del encuentro íntimo. "Se lo han colocado más las mujeres porque la menopausia es un hito en la declinación de muchas actividades que son más frecuentes y gratificantes anteriores a ese período. La carencia de hormonas llevó a ellas a necesitar refuerzos para mejorar su libido, su deseo sexual, su respuesta orgásmica, y su capacidad de tener relaciones", dice la doctora Clelia Magaril (MN 36869), ginecóloga, profesora adjunta de Ginecología de la UBA, y Fellow de la Westminster University of Canada.
Si bien las causales son variadas, y están relacionadas a lo físico y psíquico en diálogo con lo etario, los motivos que derivan en la necesidad de aplicarse un chip están vinculados, mayormente, con la insatisfacción y la merma notoria del deseo y rendimiento sexual. "En general, los pacientes buscan una solución mágica a la falta de deseo sexual, pero es responsabilidad del profesional informar con objetividad en relación a los efectos del chip. Si la colocación no va acompañada de un diagnóstico médico, psicológico y sexual, lo más probable es que el efecto no sea el deseado", explica el psicólogo y sexólogo Patricio Gómez Di Leva. En este sentido, es importante atender tanto los aspectos psicológicos del paciente como el estado clínico en general. "Se debe hacer una evaluación clínica previa, como la que se realiza en cualquier tratamiento hormonal. En el caso de la mujer, hay recurrir a mamografías, papanicolau, ecografía ginecológica, ya que se trata de evaluar que la paciente no tenga ninguna patología que sea hormonodependiente y que pueda agravarse con la administración de hormonas. En el varón, también se deben hacer estudios previos, sobre todo aquellos vinculados a la próstata. Insisto, hay que descartar que el paciente tenga patologías que puedan complicarse con la administración de hormonas", explica la doctora Magaril quien también reconoce que "los resultados son relativos de acuerdo a la persona. Mejora el deseo, la masa muscular y la potencia física, pero falta mucha experimentación y protocolos de investigación para saber si realmente son beneficiosos para otras patologías como la diabetes".
En este sentido, si bien la repercusión de este dispositivo se vincula directamente a reordenamiento de la vida sexual, algunos profesionales que se hacen eco de otro tipo de efectos en torno a diversas patologías o situaciones orgánicas. "Además de aumentar el deseo y la potencia sexual, produce enormes beneficios: mejora el cansancio y el animo. Elimina dolores. Aumenta la masa muscular, la fuerza física. Mejora las varices y la circulación porque produce mayor vascularización. Reduce el apetito, la flacidez y disminuye la grasa corporal. Mejora la piel, la memoria y la concentración. Previene la osteoporosis y la osteopenia y las mejora, incluso, en casos avanzados. Ayuda a recuperaciones con respecto a la anemia y los niveles de energía, el sistema inmunológico, el sueño, el síndrome metabólico, enfermedades autoinmunes y diabetes. En el hombre, mejora la erección. En la mujer, la atrofia mucosa del tejido vaginal. Aumenta el deseo sexual y aminora notablemente los calores producidos en la menopausia", enumera el doctor Adrián Carlos Di Sanzo (MN 103324), especialista en Diagnóstico por Imágenes, posgrado en Medicina Metabólica, Medicina Biológica, Medicina China y Homeopatía. Más allá de todas estas posibles contribuciones a la salud general, lo cierto es que la mayoría de los pacientes buscan en el chip que su vida sexual sea mucho más satisfactoria, aumentando el deseo, el goce y la potencia. Aún su implementación para sanar o mejorar otros aspectos de la salud es un tema de estudio y debate académico.
Pequeño e indoloro
Mucho se habla del chip sexual, pero pocos saben realmente de qué se trata ni los métodos para su colocación en el cuerpo. ¿Se requiere de anestesia? ¿Es doloroso? ¿Sus efectos son de por vida? Evitar la desinformación es fundamental en cuestiones que atañen a la salud. "Se coloca a través de una pequeña incisión, de unos tres milímetros, sin dolor, en la zona de la grasa de la cintura. Se hace en un consultorio, con un poco de anestesia local, tomando todos los recaudos de antisepsia que corresponden. Cada médico dirá qué cantidad de pellets necesita el paciente de acuerdo a su peso, edad, y a cada necesidad puntual", explica la doctora Magaril. El chip tiene el tamaño de un grano de arroz y contiene testosterona natural. "Cada chip, que tiene dosis bajas de testosterona y diferentes a las que se utiliza para el hombre, va liberando las hormonas paulatinamente. Entre los tres y seis meses, se degradan en el organismo solas", agrega la médica haciendo foco en otra de las dudas más comunes con respecto a la finalización del proceso. Una vez cumplido el plazo de vida útil, el chip se reabsorbe en el cuerpo sin necesidad de ser extraído.
Entre las contraindicaciones, siempre es conveniente estar atentos a la palabra de los especialistas. Si bien se trata de un dispositivo sencillo y sin mayores riesgos, como todo tratamiento tiene sus salvedades: "Puede aparecer aumento de la secreción sebácea, dependiendo del cutis y la alimentación del paciente, hirsutismo y está contraindicado en pacientes con cáncer", explica el doctor Si Sanzo.
Muchas mujeres se sorprenden al constatar que el chip contiene una hormona masculina y es este uno de los motivos de mayor inquietud: "Las mujeres también producen testosterona en toda su vida. En la menopausia, la carencia de esta hormona afecta, muchas veces, su vida sexual", asegura la doctora Magaril. Como se dijo, los resultados de los efectos del chip no son mágicos. Y tampoco se trata de una ilusión engañosa. Pero, el éxito de su colocación, también responde a causas que van más allá de lo estrictamente físico. Lo emocional juega un papel fundamental. Esa falta de deseo y de potencia sexual que se busca combatir es, en muchos casos, producto de disfuncionalidades psíquicas y no físicas: "Los médicos, que no tienen formación en sexología, solo observan los niveles hormonales de manera aislada y eso hace que se le escapen aspectos fundamentales de la respuesta sexual humana. Por más que aumenten los niveles de testosterona, si esa persona está atravesando un proceso depresivo, un cuadro de estrés agudo o crónico, un duelo, una crisis de pareja o no está recibiendo los estímulos adecuados, el chip no va a ser efectivo, porque los seres humanos somos mucho más que hormonas", explica el sexólogo Gómez Di Leva.
Tratamiento de elite
A pesar de ser comidilla recurrente en charlas íntimas, aún la implementación del chip no está arraigada ni difundida en amplios sectores sociales. En gran medida, esto tiene que ver con el alto costo que tiene cada intervención de colocación. Hoy, un médico puede cobrar alrededor de $50.000 la intervención. Y los hay más onerosos también. Si se tiene en cuenta que la vida útil del chip, hasta ser absorbido por el cuerpo y dejar de cumplir su función, es de tres a seis meses, realmente se trata de una posibilidad al alcance de pocas manos. La vedette Carmen Barbieri, el ex arquero Sergio Goycoechea y la actriz Catherine Fulop son algunos de los famosos que confesaron haberse colocado el chip para mejorar su vida sexual. En gran medida, son responsables de la popularidad que fue cobrando este dispositivo cargado de testosterona e ilusiones.
El paciente tiene que informarse mucho antes de realizarse esta intervención. Es fundamental recurrir a un médico serio que ahonde en todos los estudios clínicos previos y que realice la intervención en un consultorio con todas las medidas de seguridad y asepsia necesarias e ineludibles. "Existen ciertas patologías, difíciles de diagnosticar, que las tiene que diagnosticar un endocrinólogo porque tienen que ver con deficiencias concretas de la testosterona. Se trata de mujeres con un déficit real de la hormona que pueden verse beneficiadas en ese aspecto. O las que tienen menopausia precoz, como se dice comúnmente. También se puede ver favorecida aquella a la que le tuvieron que extirpar los ovarios porque la testosterona se produce a través del mismo, como principal fuente, entonces hay que activarlas con la hormona. Desde ya, el chip lo debe colocar un ginecólogo. También hay algunos cirujanos plásticos que lo están haciendo, pero, desde el punto de vista de la dosis, corresponde que lo haga un ginecólogo", explica la doctora Magaril quien considera fundamental "separar lo que es la sexualidad de la genitalidad. Uno puede tener, gracias al pellet, mejor genitalidad: mayor lubricación, mayor tamaño del clítoris, labios más turgentes Todo eso favorece la respuesta orgásmica. Pero, si la paciente tiene un historial de orgasmos pocos frecuentes o es no orgásmica, o no tiene una vida sexual muy activa, por más pellets que se ponga, hay cuestiones históricas o con aspectos psicológicos que jugarán en contra. No es mágico. La gente tiene que entender que no es la solución posterior a la menopausia. No es así".
Comenzó como un secreto a voces. Quienes se lo colocaban no lo contaban demasiado. Pero el pudor fue cediendo. En cierta medida, las celebridades que hablaron del tema ayudaron a instalarlo en la agenda de la opinión pública. Está claro que es una solución posible a diversas patologías, sobre todo a la falta de deseo previo y rendimiento posterior. Pero no debe banalizarse su aplicación ni sus efectos. En este sentido, el sexólogo Patricio Gómez Di Leva es claro: "La felicidad sexual es el resultado de mucho más que un chip. No es tan simple. Para que el chip sea realmente efectivo tiene que ir acompañado de un buen descanso con ocho horas de sueño, actividad física, alimentación sana, bajos niveles de estrés y una buena estimulación sexual".
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