El año pasado, durante los meses de confinamiento, hicieron match; pero el vínculo no prosperó
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El 2020 fue un año difícil para encontrar pareja: bares, restaurantes, gimnasios, todo cerrado, y la opción de conocer a alguien en la fila del supermercado, barbijo por medio, no parecía muy viable. Gracias a la tecnología volvió a explotar el boom de las aplicaciones de citas. Para algunos bajarse la app a su celular era algo “que nunca hubiera hecho”, ¿pero qué otra solución había? Eso mismo pensó Alejandra, de 32 años, cuando en octubre del año pasado creó su primer perfil en Happn: “Siempre me dio como un poco de vergüenza y en pandemia medio que hubo un boom y mucha gente se la empezó a bajar porque no había muchas cosas para hacer ni muchos lugares donde conocer gente. Tenía varias amigas que estaban en la misma y ahí me animé”.
El primer match
En noviembre hizo match con Martín, 40 años. Chatearon un poco, le cayó bien pero no le terminó de convencer del todo: “Su perfil no tenía tanta info y fotos, entonces no me dio tanta seguridad y lo dejé medio así”, explica Alejandra.
Martín por su parte se quedó esperando que ella diera el siguiente paso: “Cada uno tenía expectativas distintas sobre lo que iba a ser el otro y no nos hablamos más. Nunca salimos, simplemente chateamos por la app, yo le pedí su teléfono y le mandé un WhatsApp, no hice nada esperando que ella retomara el contacto pero ella no hizo nada más esperando que yo retomara el contacto”, cuenta Martín. Y hasta ahí llegó la historia, no avanzó más y ni siquiera dio indicios para que uno se quedara pensando en el otro.
Nueva app, nuevo match
Con la llegada del verano se abrieron algunas restricciones y la posibilidad de ir a tomar algo era posible. Pero el barbijo seguía estando ahí, ¿Cómo acercarse a charlar con esa persona sin adivinar lo que pasa debajo del tapaboca? ¿Será una sonrisa?
Para febrero ambos se habían abierto un nuevo perfil en Inner Circle, la app de citas de origen holandés. La tecnología ¿o Cupido? les volvió a mostrar sus fotos en las pantallas. Hicieron match, Martín le escribió algo al pasar y directamente le empezó a escribir por WhatsApp a su número que nunca había borrado.
“Habiendo hecho match en esta otra app que hay mas información, más referidos me dio más seguridad sobre su perfil”, confiesa Alejandra. “Cuando hicimos ese primer chat inmediatamente nos dimos cuenta de que éramos los mismos. Él me puso che, ¿qué hacés Ale? y me dijo cosas que se acordaba de esa primera charla en la otra app”, agrega.
Martín la recordó al reconocer las fotos, eran las mismas de la vez pasada Si había hecho match con esas fotos aquella vez, ¿cómo no habría de hacerlo ahora?
La pandemia acelera el amor
Chatearon y enseguida Martín la invitó a salir. La cita sería el día siguiente. Fueron al Invernadero al lado de la Biblioteca Nacional. “En ese primer encuentro la pasamos súper bien, nos divertimos mucho, era un martes y nos echaron del lugar porque tenía que cerrar, muy fluido todo. A mí ella me parecía más linda en vivo que en sus fotos”.
A partir de ahí empezaron a salir dos veces a la semana, se veían un día de semana y otro en el finde. “Yo no cerré la app inmediatamente, vamos a honrar la verdad. Pero la usaba con menos entusiasmo, creo que ni siquiera seguí hablando mucho con nadie y no tuve otras salidas desde que salí con ella”, confiesa Martín. Por su parte Alejandra sí salió con otra persona al principio pero no duró más que esa primera y última salida.
“Un día borramos juntos las aplicaciones. Las habíamos eliminado pero no los perfiles y me enteré que si no borrás el perfil seguís apareciendo”, explica Alejandra.
Ambos coinciden en que su relación se dio de una manera muy intensa y que estos meses siguen siéndolo. “Nos veíamos un montón. En ese sentido la pandemia y la imposibilidad de hacer más cosas a nosotros nos juega a favor porque hicimos cosas que no hubiéramos hecho en otro contexto como por ejemplo trabajar juntos todo el día. Muy tempranamente conocimos facetas de ambos que quizás hasta en una relación de muchos años no conocés porque no ves a tu pareja trabajando, entonces pudimos compartir cosas que de otra forma quizás no hubiéramos compartido”, analiza Martín.
“Parece una tontera pero el hecho de compartir las horas de trabajo juntos te muestra al otro en un mundo que generalmente es desconocido y eso en mi opinión te revela de qué está hecho. En nuestro caso nos sentimos bastante identificados con la forma de ser del otro, eso es bastante clave”, cuenta Martín. Describe en su relación una forma de tratarse, una manera de ser de uno con el otro que en su experiencia es diferente a todo lo que vivió antes y lo acusa al hecho de haber compartido los espacios. “Cuando las relaciones inician hay una ventana de tiempo en que todavía estás midiendo el aceite al otro y nosotros eso lo pudimos pasar muy rápidamente”, concluye.
Ambos trabajan en empresas multinacionales, el home office y la cercanía entre ambas casas les da la posibilidad de pasar ese rato juntos.
El pasado del otro
Trabajan en la casa de Martín por una cuestión de logística, él a la mañana lleva a una de sus hijas al colegio y necesita estar cerca. Es que él es separado y tiene tres hijos que Alejandra aún no conoce: “En algún punto con la pandemia hay un montón de cosas que se aceleran y hay otras que quizás van más despacio justamente por tener hijos y queremos cuidar bien eso y hacer las cosas bien para no lastimar a nadie”, cuenta Martín que todavía el proceso de socialización con sus hijos no ocurrió, sí ambos han conocido a familiares y amigos del otro.
Martín dejó muy en claro en su perfil que es papá y que está divorciado, “no fue ninguna sorpresa para mí, la realidad es que no me importó. Obvio que al principio yo ponía un poco más de freno, me daba más miedo, iba con más cuidado, pero no es algo que me haya importado, mis papás están separados y siempre me pareció algo muy natural”, dice Alejandra.
Para Martín tampoco era algo fácil, no le daba lo mismo y de hecho lo inquietaba. “Si bien estoy seguro de que si estoy bien con alguien no hay problema con eso, sí era una incógnita cómo llevar la situación. Para mí, mis hijos claramente son prioritarios y ella lo entiende super bien”, confiesa Martín. Por eso hace hincapié en cómo se tratan y se cuidan, este tema es de una importancia muy grande en la relación, “si es así es porque ella le pone todo su amor a este tema, perfectamente podría tener una postura distinta, eso es algo súper valioso y sobre todo el hecho de respetar los tiempos y lugares. Ella es muy respetuosa de todo lo que tiene que ver con mis hijos, me alienta a que yo no pierda los espacios, a que yo siga estando presente. Tiene un valor tremendo, si no fuese así yo no sé si podría estar con alguien porque es algo que representa mucho para mí”, cuenta un Martín emocionado de haber conocido a la indicada.
“A mí al principio me sorprendió porque cuando yo era chica no era tan así, y él es un padre súper presente, ve un montón a sus hijos, se ocupa un montón de ellos. Ya no es como cuando yo era chica que a mi papá los veía los fines de semana, hoy en día o por lo menos en su caso es cincuenta y cincuenta”, agrega Alejandra.
Enamorándose con el pasar de los días, la pandemia los llevó a vivir una relación profunda en poco meses: “hay una visión de futuro compartido, y esa visión es una cuestión integradora, hay cosas que van a seguir sucediendo, yo por mi relación de padre tengo que seguir compartiendo tiempo y eventos con la madre de mis hijos, y eso también cuando los dos miramos para adelante estamos dispuesto a pasar por eso que no es fácil pero hacerlo desde el cariño y entendiendo que esto va a funcionar bien si todos le ponemos eso. Hay veces que en situaciones como estas hay celos, enojos, gente que quiere ocupar espacios que no corresponden, todo esto en este caso no es así y creo que por eso nos llevamos tan bien”, dice Martín. Si bien reconoce que la relación es bastante incipiente también asegura que hay mucho diálogo de cómo es el otro, de qué le pasa, no se esconden las cosas, hay mucha confianza y apertura para hablar del pasado, vivir el presente y encarar un futuro juntos.
En esta historia hay un guiño del destino, hicieron match y no hablaron más; hicieron match por segunda vez, en otra aplicación y no se separaron más. Tal vez Cupido simplemente quería que se conocieran en el mes del amor.
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