Prosecco: burbujas italianas para los cócteles del verano
Se acerca diciembre, con todo su calor y felicidad a cuestas. El calendario marca el inicio del verano, la temporada de días de pileta y de noches para cenar bajo las estrellas. En esta época, cambia el modo de comer y de beber: los platos del invierno dejan lugar a una gastronomía más liviana y el cuerpo reclama por una coctelería refrescante, que baje la sensación térmica. El momento ideal para probar un buen trago a base de Martini Prosecco, la marca de espumantes italianos más vendida del mundo, que llega a las mejores barras del planeta.
En la historia de la coctelería, los espumantes siempre tuvieron un lugar privilegiado: muchos de los cócteles clásicos aprovechan las características de estas bebidas para lograr sabores propios, de esos que enamoran a todos. Y nada mejor que un Prosecco para lograrlo. Estamos hablando del spumanti nacido en el noreste de Italia, respetando una tradición con Denominación de Origen controlada, que certifica su calidad y constancia. Utilizando la variedad de uva Glera, que crece entre soleadas colinas y paisajes deslumbrantes, los Prosecco se elaboran siguiendo el llamado método Martinotti, donde la fermentación se realiza en tanques cerrados, lo que preserva la potencia de la fruta y asegura una frescura sin igual. Es una bebida alegre, fácil de beber, representante del espíritu italiano en el mundo. Un ingrediente ideal para la mejor coctelería del verano, aportando refrescantes burbujas, acidez e intensidad.
Quien tenga la suerte de recorrer en un atardecer las callecitas de Italia, junto a sus laberínticos canales, verá como sus veredas se llenan de mesitas y sillas donde turistas y locales comparten copas repletas de burbujas a base de Prosecco. Es la costumbre del aperitivo, que en los últimos cinco años conquistó al mundo, en una escena que se repite en los cinco continentes. Desde un increíble Negroni Sbagliato, con partes iguales de Martini Bitter, Martini Rosso y luego completado con Martini Prosecco hasta el ya famoso coctel Spritz.
Una de las ventajas de esta bebida italiana es que permite elaborar mezclas muy simples que, a la vez, están repletas de sabor: tal vez el ejemplo más claro sea el Martini Prosecco on ice, que se prepara tan solo sirviendo el espumante con hielo en un gran copón; esto no sólo aligera la bebida sino que permite sentir todos sus aromas por los bordes de la copa. Otra opción es el Martini Royale, ya un nuevo clásico, que se puede probar por ejemplo en Aldo's, de la mano del bartender Pablo Pignatta: un fresquísimo copón que lleva Martini Prosecco, Martini Bianco, jugo de lima y generosa menta fresca, una delicia. También delicioso, y nacido en la barra del prestigioso restaurante Gardiner, en Costanera Norte, es el Hugo, con licor de sauco St. Germain, Martini Prosecco y un golpe de soda, todo decorado con limón, lima y menta.
Una bebida única que muestra su costado más veraniego a través de los cócteles. Algunos simples y fáciles de hacer en casa, para recibir amigos; otros más complejos, para disfrutar en los bares más reconocidos. No importa la ocasión: todos caen rendidos a las burbujas de ADN italiano.
LA NACIONTemas
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