Ante una relación que parecía cerrada, ¿podría abrir la puerta al amor de su vida?
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Nos situamos en Mar del Plata, era febrero de 2020 cuando Ticiana (27) terminó una relación de cuatro años. No estaba triste, el duelo de la separación ya lo había hecho mientras seguía en pareja. Se dio cuenta de que lo que le impedía salir de aquella relación era la culpa, su novio la había acompañado cuando su papá falleció, pero ese sentimiento es parte de una creencia equivocada: “uno no le debe nada a otra persona por lo que le da o hace por uno”, analiza con la distancia.
El comienzo de la pandemia la encontró soltera, viviendo con su mamá, sin posibilidad de poder trabajar porque era maestra de inicial, y muy aburrida con el exceso de tiempo libre. Y fue justamente ese tedio lo que la llevó a lo que siempre se había negado: instalar dos aplicaciones de citas en su teléfono celular.
“Quiero saber si tenés onda conmigo”
Las aplicaciones la entretuvieron durante el comienzo de la larga cuarentena, con algunos se veía, con otros solo chateaba. En junio hizo match con Juan (31), comenzaron a hablar y se pasaron sus números de teléfono y redes sociales. Se dieron cuenta de que vivían muy cerca y, como el decreto permitía salir a caminar por un radio cercano al hogar, les pareció un buen plan salir a dar una vuelta juntos. Se encontraron en la farmacia de la esquina, los barbijos solo les permitían ver los ojos del otro. Se dieron cuenta de que ambos eran scouts, de que tenían amigos en común y de que todo indicaba que se podrían haber conocido hacía tiempo… pero aún no era el momento.
Y así pasaron las siguientes semanas de pandemia, ella lo acompañaba a pasear al perro, daban la vuelta a la manzana, caminaban, hablaban y se miraban a los ojos. A Ticiana le gustaba Juan pero no lograba identificar si aquel amor que estaba naciendo era recíproco. Su personalidad ansiosa no le permitió seguir esperando y un día le escribió: “Todo bien, pero quiero saber si tenes onda conmigo”. Para su alegría Juan le respondió: “Sí, vos me gustas, lo que pasa es que siempre que nos vemos estamos con el barbijo y me da como cosa bajarte el barbijo y darte un beso”. Con el consentimiento de ella a la siguiente salida Juan le bajó el barbijo y se dieron su primer beso que selló el comienzo de la relación.
“No estás preparado”
Pero la historia no iba a ser tan sencilla, el barbijo era un impedimento tan solo exterior, había aún algo más profundo para vencer.
Juan se había separado hacía un año de quien era la madre de su hijo de tres años. Se presentó a Ticiana con su historia cerrada, ella tenía un prejuicio acerca de quienes ya tenían un hijo, siempre había dicho que no iba a salir con un hombre que ya fuera padre, pero también había dicho que no conocería a nadie por medio de aplicaciones de citas; tal vez el 2020 era el año de romper con ciertos mandatos autoimpuestos.
Al poco tiempo de conocerse, Juan cumplió años y Ticiana le regaló un termo de San Lorenzo con unos chocolates del equipo de fútbol del que él es fanático. A Juan, esta actitud que ella consideraba normal debido a su interés, le pareció un poco rápido tanto regalo: “Yo soy así, me gustan los detalles, cuenta Ticiana, y agrega, “además después él también se la re jugó”. Es que en septiembre llegó su cumpleaños, festejó con su madre, hermano, cuñada y unas pocas amigas. Lo invitó a Juan solo porque él le preguntó, a Ticiana le parecía un festejo muy íntimo como para hacerlo partícipe. Pero Juan asistió, le regaló un perfume y enseguida congenió con todos los invitados.
Sin embargo, a los pocos días de aquel evento, Ticiana lo empezó a notar raro y no dudó en aclararle lo que le pasaba: “La paso re bien con vos pero siento que vos avanzás y retrocedés, capaz todavía no tenés cerrada tu relación anterior, no estás preparado”, pero Juan le negó aquel sentimiento.
En Octubre Ticiana se contagió de Covid, su madre se fue a lo de su otro hijo y ella quedó sola y aislada en su casa. Tenía mucho miedo, los síntomas eran fuertes, tenía neumonía y no sabía que le podía pasar. Con su diagnóstico reciente recibió la noticia por parte de Juan de que no estaba preparado para una nueva relación sentimental y prefería dejar todo ahí.
“Si querés verme para contarme que estás saliendo con alguien la verdad no me interesa”
Los días que siguieron él hacía videollamadas para saber cómo avanzaba el estado de salud de Ticiana y le dejaba comida en su casa. Pero cuando le dieron el alta ella se puso firme: si Juan no quería tener una relación con ella entonces no debían hablar más y cada uno continuar con su vida.
Los días pasaban y Ticiana se repetía “olvídate de este pibe porque ya pasó, fueron unos meses, la intensidad de la pandemia”. Tenía que seguir con su vida.
Un mes después un mensaje la tomó por sorpresa, Juan la quería ver. ¿Para qué? Lo primero que pensó ella fue que él había conocido a otra chica y se lo quería contar, así que le escribió: “Nos podemos ver, salvo que quieras contarme que estás saliendo con alguien, si es así, la verdad es que no me interesa”. Juan le aseguró que era por otro motivo y acordaron para encontrarse dos días después.
Al parecer Ticiana no era la única que venía rompiendo con creencias autoimpuestas, Juan por su lado siempre había dicho que jamás iba a volver con una persona con la que ya había salido pero allí estaba, frente a quien había descubierto que era el amor de su vida y le dijo: “Este mes alejados me ayudó para pensar en todo, estuve saliendo con otras chicas y me pregunté por qué quiero salir con otras personas si yo realmente estoy enamorado de vos. Sos la persona con la que quiero estar, me quiero poner de novio con vos, tener un proyecto de vida con vos, que conozcas a mi hijo, no sé porque estoy buscando en otras personas lo que encontré en vos”. Ticiana no podía creer lo que escuchaba y allí mismo su relación cambió, ahora eran novios.
“Soy complicada para convivir porque soy muy virgo”
“Fue un flechazo terrible porque ahí no me importó que tuviera un hijo, me di cuenta lo que era tener una relación sana, el tener comunicación y poder decir al otro lo que te pasa”, dice Ticiana.
Él vivía a tres cuadras de su casa; a ella en marzo se le vencía el contrato de alquiler y su madre le propuso que si ella no iba a estar nunca en la casa ella prefería alquilarse algo más chico. Juan, entonces, no tardó en hacerle una propuesta: “Vení a vivir conmigo, si ya mas o menos convivimos”.
En febrero de 2021 se mudaron juntos: “Era todo muy nuevo para mí. Viví durante tres años sola pero nunca había convivido con una pareja y yo sé que soy re complicada para convivir porque soy muy virgo, tengo muchos tocs”, se ríe Ticiana. Les llevó un corto tiempo acomodarse al nuevo rol de convivencia y luego todo fluyó.
Con la muerte de su padre Ticiana había decidido que jamás se casaría, no podía soportar la idea de que no fuera su padre quien la entrara a la iglesia el día de su boda. Pero “a veces llegan personas que te mueven el piso y querés todo con él”, sentencia Ticiana. “Con vos quiero todo”, le declaró a Juan un día. Fueron juntos a comprar los anillos de compromiso y celebraron con una picadita en su casa, ellos solos. En enero de 2023 se casaron, Ticiana entró a la iglesia del brazo de su hermano y el momento fue perfecto. Compraron un terreno a las afueras de Mar del Plata, comenzaron a construir y juntos atravesaron el dolor por la muerte de la mamá de Ticiana. Hoy, atraviesan el duelo con la alegría de un embarazo, en diciembre llegará Ciro a formar parte de la familia.
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