Llegó la esperadísima estación y tu jardín, patio, balcón o terraza requiere de cuidados distintos de los que venías brindándole en invierno. Las horas de luz aumentan, al igual que las temperaturas, ciertas especies florecen en esta época y otras, que lo hacen en verano, deben sembrarse ahora para que las flores también te acompañen en la temporada estival. En esta nota te compartimos ocho consejos para que tengas una primavera espléndida.
- Sembrá anuales
En esta época los canteros suelen estar exuberantes, pero vale la pena seguir sembrando anuales de verano como zinias, cosmos y Verbena bonariensis. Aunque estas últimas sean perennes, tienen mejor aspecto si las tratamos como anuales: eliminamos la planta madre y reubicamos las que se autosembraron.
A las herbáceas anuales conviene sembrarlas en el lugar definitivo, pero a falta de espacio se pueden usar plugs y, apenas levantás las anuales de invierno, rellenás los huecos.
- Controlá las malezas
Identifcar las malezas que son un problema en el jardín ayuda a mantenerlas a raya y saber si indican algo. En esta época, es importante impedir que avance el cebollín y la rama negra. El cebollín (Cyperus rotundus) es perenne y le gustan los suelos húmedos y pesados. Además de afear el cantero, tiene efectos alelopáticos: produce químicos que inhiben el crecimiento de las plantas que lo rodean. Su raíz está formada por rizomas y tubérculos en forma de rosario. Cuando queremos arrancarlo quedan rizomas en la tierra que, al cortarse, se activan y se propagan más rápidamente. Si están aislados podemos sacarlos con una pala (sin dejar raíz). Pero si están entre otras plantas es preferible, con mucho cuidado y paciencia –demora hasta un mes en verse el efecto– pintar sus hojas con un herbicida a base de Imazetapir al 20%. La rama negra (Conyza bonariensis) es una anual muy común en suelos fértiles y sueltos, que se reconoce por sus hojas pubescentes. En su inicio tiene forma de roseta grisácea que luego se estira y puede llegar hasta el metro de altura. Se propaga por semillas que germinan desde el otoño hasta el invierno. Su raíz es pivotante y difícil de arrancar si está desarrollada, pero en esta época puede eliminarse fácilmente con un cuchillo. Lo importante es no dejarla semillar.
- Colocá tutores
Muchas herbáceas perennes (dalias, Salvia leucantha) y anuales (cleomes y cosmos) necesitan tutores para que no se caigan por el peso de las flores. Lo ideal es colocarlos cuando son chiquitas, para que el mismo crecimiento de la planta los vaya tapando.
- Podá según el momento de floración
Varios tipos de plantas se benefician de la poda de primavera. Primero están los arbustos que necesitan recortarse con fuerza para promover un buen crecimiento y color. Estos incluyen arbustos cultivados por sus tallos de invierno o follaje atractivo, así como arbustos de floración vigorosa, por ejemplo las coronas de novia, los philadelphus y otros de floración de fin de invierno o principio de primavera. Los arbustos de hoja perenne también se pueden recortar, tan pronto terminen de florecer. Muchas plantas perennes, incluidas las gramíneas de ciclo cálido, deben ser cortadas para deshacerse de todos los tallos muertos y el follaje antes de que comience un nuevo crecimiento. También se pueden podar ramas secas y hacerse una poda de formación en los árboles nuevos.
Para podar un arbusto o una enredadera es necesario conocer cuándo florecen: los que florecen de fines del invierno a principios de la primavera –como el jazmín del Paraguay, la forsythia, el membrillero de jardín, la weigela, el philadelphus, el jazmín amarillo, el laurentino, la glicina o el jazmín chino– deberán podarse apenas termine su floración, ya que como florecen en las ramas de crecimiento del año anterior, si las podás antes perderás un año de floración.
- Mantené prolijos los canteros
Es tiempo de recortar los bordes de los canteros con una pala afilada para controlar el ingreso de los estolones de la gramilla o similar.
- Prestá atención al riego
Si tenés riego automático, revisá la batería. Programalo para que riegue una vez por semana durante 10 minutos. A medida que aumente el calor, podés ir sumando días. Comenzá con el riego de los árboles plantados durante el otoño e invierno.
- Fertilizá
Las plantas "despiertan" y empiezan a asimilar nutrientes. Es buen momento para fertilizar. Podés introducir 1 cm de compost removiendo un poco la tierra vieja, sin dañar las raíces. Si tus plantas están muy mal, el fertilizante líquido es más rápido de asimilar. Los orgánicos (como humus líquido) son ideales porque además de proveer nutrientes previenen enfermedades. Se aplica por riego y se diluye 100 cc x litro de agua.
Junto con la de otoño, la fertilización de la primavera es muy importante para lograr un pasto sano. Usar una mezcla con dos partes de nitrógeno (N), una de fósforo (P) y dos de potasio (K): 9-4-9, por ejemplo (es decir: 9% de N, 4% de P y 9% de K). Si se usan los tres elementos en partes iguales, el pasto se pone verde enseguida, pero así de rápido también decae y luego exige mayores cuidados. Se usa un kilo de abono cada 100 m² (es preferible quedarse corto que pasarse).
- Trasplantá antes de que lleguen las altas temperaturas
Si queda por hacer algún trasplante es mejor hacerlo antes de que empiece el calor porque las plantas están activas, favoreciendo el enraizamiento, y todavía la temperatura no llega a deshidratarlas.
Al inicio de la primavera, podés trasplantar las herbáceas y dividir las que lo necesiten. Cuando se divide dentro de un cantero ya establecido y quedan parches de tierra sin vegetación, podés sumar plantines florales, violas, pensamientos, petunias, anuales para llenar los baches y así evitar la proliferación de las malezas. Este consejo cuenta también para cuando empezás un nuevo cantero.
Por Paqui Arias, Agustina Anguita e Ignacio Van Heden.