Le sacaron la mandíbula por una infección en un diente y vive un verdadero calvario: “Traumatizada”
Todo comenzó con una infección que se complicó; tras la intervención su aspecto se transformó al punto tal que no se reconoce en el espejo; “casi no salgo de mi casa”, aseguró
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Tiene 36 años pero luego de la extracción de su mandíbula parece mucho mayor. Este es el calvario que vive Meighan Maselli, una mujer de Saratoga, Nueva York, que desde 2017 comenzó a transitar un verdadero martirio a causa de la infección de un diente.
“Yo era una mujer hermosa con un hijo pequeño. Ahora quedé traumatizado por esto”, explicó en declaraciones a The Sun. Meighan fue a ver a un odontólogo por rutina y le diagnosticaron una osteomielitis en la mandíbula inferior. Se trata de una inflamación causada por una infección en los huesos en otra parte del cuerpo.
Debido a esto, se le extrajeron todos los dientes de la boca junto con la mandíbula inferior que fue reemplazada por una varilla de metal. Los médicos primero intentaron reconstruir la boca con el hueso de la cadera, antes de reemplazarlo con éxito con una parte de la espinilla.
Como si esto fuese poco, tuvieron que reconstruir parte del cuello con músculos de sus mamas. “Lo sentí, me dolió, no podía sacarlos y escuché un crujido. No sabía si era la mandíbula o el diente. Piensan que cuando el dentista me sacó los dientes, la grieta podría haber sido la fractura del hueso porque se había debilitado”, relató.
“Recuerdo haber llorado, tenía una cicatriz que bajaba por el cuello y tenía grapas en todo el contorno. Mi cara estaba tan hinchada, morada y tenía sangre por todas partes. También tenía un trozo de gasa grapada en la cara para cubrir la mandíbula, que se retiró unas semanas después. Fue aterrador porque no tenía piel, era como amarilla”, sostuvo.
En esa misma línea dio detalles de lo que sufrió: “Mi mandíbula, desde la parte posterior de mi boca hasta la mitad de la barbilla donde estaba el absceso, había desaparecido”. Antes de someterse a una cirugía de emergencia, un médico le dijo que sus dientes estaban hechos “papilla” y que no había nada que pudieran hacer por ella.
Aunque pasaron cinco años, la mujer intenta recuperarse y es asistida por una de sus hijas. “Ya casi no salgo de mi casa. Si puedo evitar mirarme al espejo, lo hago. Ni siquiera puedo salir en los meses de invierno, a menos que sea absolutamente necesario, porque los escalofríos son lo peor”, agregó la mujer, al tiempo que remarcó que perdió 70 kilos desde entonces.
“Casi entregué la entrada de graduación de la escuela secundaria de mi hija el año pasado por temor a arruinarle el día. Perdí la mitad de mi seno como parte de esta cirugía que tuve, tengo cicatrices en la cadera, la pierna y la cara. Tengo 36 años ahora y estoy discapacitada, no tengo dientes y estoy atrapada en casa sin trabajar”, destacó.
Afortunadamente, todos sus procedimientos fueron cubiertos por el seguro, pero al contar su historia quiere ayudar a otras personas que atraviesen un episodio similar. “Nadie debería ser tratado de esta manera. ¿A dónde vas cuando es demasiado difícil probar quién tiene la culpa? He llamado a tantos médicos para ver si me pueden ayudar y todos me dicen que vuelva a donde empezó. Lloro todos los días, es lo peor”, concluyó.
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