¿Por qué son tan importantes los primeros 1000 días del bebé?
Los primeros 1000 días de vida son un período clave en el desarrollo de todo niño. Lo que sucede en la etapa desde la gestación hasta los dos años de bebé, tiene impacto en el resto de su vida, tanto a nivel físico, como emocional y cerebral. Es en ese período es cuando más aumenta el tamaño del cerebro y sus conexiones neuronales, donde hay mayor desarrollo celular y también crecimiento físico.
El sano desarrollo de los chicos en estos 1000 días propicia que todas las áreas –cognitiva, lingüística, social y emocional- puedan alcanzar su máximo potencial genético. Es el momento de mayor plasticidad epigenética, es decir, donde la influencia del entorno en el niño puede actuar más fuertemente. Por eso, como padres podemos aprovechar esa oportunidad de influir positivamente en la vida de los hijos.
En los primeros 1000 días
Según el Dr. Adrián Giannotti, médico especialista en pediatría, en esa etapa:
- El cuerpo pasa de una única célula a 500 millones. Los órganos y tejidos se están conformando.
- Durante el primer año de vida, el peso se triplica y la talla aumenta un 50%.
- Se desarrollan el 80% de las capacidades cognitivas adultas.
- Se triplica el tamaño del cerebro y el niño aprende alrededor de 600 palabras gracias a la continua formación de interconexiones neuronales.
- La nutrición adecuada del niño comienza en el embarazo. Todo lo que suceda en los dos primeros años condicionan la obesidad futura y enfermedades asociadas.
El sistema inmunológico en la primera infancia
En los primeros 1000 días también se organiza el órgano inmunitario más potente que es la barrera intestinal y las mil millones de bacterias que alberga, a la vez que madura todo el sistema inmunitario frente a infecciones y alergias. Su desarrollo comienza en el segundo trimestre del embarazo.
Este equipo de órganos y células que trabajan para defender al niño de procesos infecciosos se comienza a desarrollar desde las primeras semanas de gestación y continua en los primeros años de vida. Es a través de estímulos que tienen que ver con la alimentación, el entorno y las emociones, cómo se va gestando esta defensa tan importante. Y si bien no hay un momento particular en que se desarrolle, hay hitos que ayudan a que suceda de la mejor manera, según especifica el Dr. Giannotti:
- El parto vaginal: el paso por el canal de parto es el primer estímulo que el sistema inmunitario del bebé percibe.
- El calostro: es la leche materna que aparece en las primeras horas de vida del bebé, y tiene la función importantísima de recubrir el intestino de flora bacteriana antes de que empiece a trabajar la digestión de la leche de la mamá. Esa flora bacteriana es el primer pilar de un sistema inmunológico fuerte.
- La lactancia materna: a través de la leche materna pasan gran cantidad de anticuerpos que van defendiendo al niño durante los primeros meses de vida, hasta que a través de la inmunidad activa –las vacunas- él va logrando su propia defensa. Es una fuente importante de bacterias buenas -probióticos- para el intestino del bebé.
- Contacto piel a piel con la mamá: llevar al bebé al pecho de su mamá dentro de la primera hora de posparto es ventajoso para que se colonice con las bacterias buenas que tiene la madre en la piel y no con bacterias del personal sanitario, del hospital.
- El amor y el apego que se logra en las primera horas de posparto y durante el crecimiento del bebé favorecen el desarrollo cerebral en todo sentido, emocional y también el desarrollo de un sistema inmune sano.
- En esta etapa y en todas las de la vida, es aconsejable evitar los antibióticos sin justificación.
- También conviene evitar la introducción de alimentos de manera temprana.
A través de la nutrición se puede generar un enorme impacto en la vida de nuestros hijos, acompañado de una estimulación adecuada y de un entorno de amor y contención.