¿Por qué la sidra se convirtió en la nueva pasión foodie?
No existe ninguna duda que, en el universo de las bebidas alcohólicas, la sidra ganó un lugar de privilegio en el ocio porteño y creció su consumo durante todo el año, alejándola de la etiqueta de "clásico navideño" que la definió por tantas generaciones. Ya sea para coronar una reunión con amigos, en un after office o durante un fin de semana al aire libre, la bebida se convirtió en un favorito gracias a su versatilidad, frescura y delicioso sabor.
Es en este contexto es que versiones premium y de alta gama ganan terreno entre los consumidores, quienes reivindican su lugar en el universo gastronómico y eligen disfrutarlas en nuevas ocasiones de consumo. Entre ellas, Sidra 1888 es la favorita con un producto único, elaborado con manzanas especialmente seleccionadas.
La figura estrella de las barras
Esta gran resignificación de la sidra tiene varios motivos. Para empezar, se trata de una bebida 100% natural que, por su baja graduación alcohólica y su dulzura (también natural) se está convirtiendo en el ingrediente favorito de los bartenders de Buenos Aires . Dándole así, mayor visibilidad y difusión dentro del mundo gourmet. Junto a esto, algunas marcas como Sidra 1888 o Sidra Real son libres de gluten con certificación sin TACC, por lo que pueden indagar en esta bebida y sus respectivos tragos sin problema.
Bien fría, tirada o como ingrediente en cócteles, la versatilidad de la sidra explica este crecimiento sostenido en los últimos años y su consumo durante todo el año. De hecho, son cada vez más los bares, restaurantes y distintos espacios que la ofrecen como opción y hasta crean bocados especialmente diseñados para acompañarla.
Otra tendencia que se empieza a observar es el uso de sidra en las barras. En los últimos años instalaron los tragos cuyas recetas contienen bajo contenido alcohólico. Se trata de mezclas que utilizan bebidas livianas, fermentadas en lugar de destiladas dando lugar a opciones como el vermú, los vinos, el sake y ahora las sidras. Su baja graduación los hace ideales para acompañar o maridar una comida. En el caso de la sidra, cuenta con una graduación alcohólica de 5 grados, igual al de la cerveza. Y
LA NACIONSidra 1888, con su frescura y origen natural, da en el clavo y se adapta al paladar del consumidor de hoy en día.
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