¿Por qué mentimos en terapia?
"Solo una copita de vino todas las noches, pero nada más" "Histeriqueo con mi compañera de trabajo, solo eso, nunca pasó a mayores" "Ya superé la muerte de mi papá"… Mentirle al terapeuta, omitir ‘ciertas cositas’, no contar absolutamente toda la verdad, ¿te sentís identificado?
La mayoría de nosotros va a terapia para sanar heridas, mejorar, cambiar o replantearnos vínculos, el enfoque de la vida o nuestra mismísima personalidad, e invertimos tiempo, ganas y dinero en cada consulta. Sin embargo, y a pesar de todo esto, le mentimos al terapeuta.
Así es: en un estudio realizado por la Universidad de Columbia en EE.UU., el 93% de los pacientes admitió haber mentido en la sesión.
Pero, ¿por qué le mentimos?
Si se supone que guarda secreto profesional, que es un espacio confidencial en el que nosotros y nuestras emociones ‘están a salvo’. Según la Lic. Mariana Kersz, psicóloga, el hecho de mentirle al terapeuta "tiene un fin defensivo basado en la fantasía de ver al psicólogo como un otro que puede juzgar o criticar determinaciones o actos que avergüencen el paciente".
Sin embargo, al mentir, explica la experta, se oculta información que resultaría valiosa para poder trabajar aspectos más profundos de la personalidad, "pero al quedar cubiertos u ocultos, es más complejo allanar ese camino para poder acceder".
¿Sobre qué mentimos?
Mariana Kersz detalla los aspectos sobre los cuales sus pacientes suelen faltar a la verdad u omitir información:
- Terceros a la pareja: en una terapia de pareja, muchas veces surgen blanqueos de infidelidades cuando la terapia está muy avanzada, pero no al principio.
- Por desafiar a la persona que envía al paciente a terapia: las personas tienen más reticencia a hablar y tienden a ocultar información, si son derivados por tercero como la escuela, la pareja o la familia.
- Por vergüenza o culpa: en su fantasía, el paciente ve al psicólogo como un ojo que juzga y/o critica sus actos. Por ejemplo, los pacientes que consumen drogas y no lo cuentan en terapia para no tener que abrir el tema y reflexionar al respecto. También, está el caso de los pacientes violentos que intentan encubrir sus actos evitando tocar el tema.
- Por dar una mejor impresión: a veces se omiten o evitan determinados temas para que el psicólogo tenga una mejor imagen, como por ejemplo, pacientes que no cuentan en terapia que el fin de semana salieron con diferentes personas, basándose en su propio sistema de creencias donde está presente el temor al "qué dirán".
Tu terapeuta se dio cuenta
La psicóloga cuenta que "un profesional con un ojo entrenado puede detectar signos y síntomas de una mentira. La posición corporal, la mirada, los cambios en el tono de voz, o el sutil olvido de un detalle lo largo de un relato hacen que existan microgestos que denuncian esa mentira". Así que, si creías que tu ‘actuación’ fue digna de un Oscar, deberías saber que tu terapeuta probablemente no te haya creído nada.
De hecho Mariana Kersz admite darse cuenta, generalmente, cuando sus pacientes faltan a la verdad. Un caso muy puntual fue el de una pareja que acudió a su ayuda profesional por falta de deseo sexual de la mujer. "Si bien yo les pregunté acerca de alguna infidelidad o de la existencia de un tercero en la relación, los dos lo negaron. Pero, a mí los comentarios de ella me hacían mucho ruido y me di cuenta que había algo más que se ponía en juego. Entonces, la cité a la mujer sola y me confesó que hacía varios meses tenía una relación paralela, pero ella no podía decirlo, por eso quedaba ocultado entre sus comentarios", relata.
Otro caso fue el de una paciente con dolor en la penetración (vaginismo) que estaba de novia hace dos años. Ella me contó que no podía tener relaciones sexuales, que era totalmente evitativa al sexo en general. Y hablando con ella, siendo más punzante, logré sacarle la verdad: en realidad no era tan así, ya que ella tenía relaciones anales y le encantaba, no las evitaba para nada. Pero, como le daba mucha vergüenza prefirió mentirme. Por suerte, esto lo detecté temprano en la terapia y pudimos trabajarlo", cuenta.
Kersz sugiere no continuar con este tipo de acciones, porque no hacen más que entorpecer el tratamiento. "Es fundamental re encuadrar las condiciones y características del pacto terapéutico, para que el paciente vuelva a sentirse a gusto y acompañado en su proceso, sabiendo que no vamos a juzgar su accionar, pero que necesitamos tener toda la información posible para poder guiarlo en sus reflexiones para que se generen situaciones de bienestar, alimentando su autoestima y su seguridad en sí mismo", aconseja.
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