¿Por qué darle tantas vueltas a las cosas es malo para nuestra salud?
El psicólogo Tomás Navarro enumeró ocho claves para sacarle el máximo provecho a lo que pasa por nuestra mente y no perder oportunidades
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En nuestro día a día, y más en pandemia, somos presos de nuestros pensamientos. Y es que lo que pensamos nos influye en todos los planos de nuestra vida. Pero no hay que olvidar que los seres humanos somos cuerpo y mente, que estos no van por separado.
En Piensa bonito (Zenith) el psicólogo Tomás Navarro explica que todo lo que pasa por nuestra mente nos afecta a lo que sentimos, percibimos, amamos y odiamos, según confiesa en una entrevista con EuropaPress: “El pensamiento tiene siempre la última palabra. Somos esclavos de nuestros pensamos y estamos a sus órdenes. Pueden ayudarnos a expandir nuestra vida o bien pueden limitarla. Esta es la diferencia entre los animales y nosotros, que tenemos el cerebro más desarrollado y donde se genera el pensamiento”.
Navarro insiste en que necesitamos un pensamiento que nos sane, que no nos enferme, y que nos impida ser felices en el día a día: “Nuestro cuerpo es todo uno y el estrés está relacionado con el sistema inmunitario, por ejemplo. Entonces si interpreto cosas que no son, genero en mi un estrés innecesario, lo que me puede llevar a enfermar en última instancia”.
A esto habría que sumarle, en su opinión, todo el ambiente que está generando la pandemia de Covid-19, donde son numerosas las personas que lo están pasando mal. “La pandemia nos ha afectado mucho. Primero por la desconexión porque somos seres sociales de forma que en este tiempo estamos perdiendo referencias, puntos que nos ayudaban a calibrar, estimulación y esto afecta a nuestro bienestar. Pero también nos está influyendo y mucho el estrés generalizado. Lo llevamos fatal y nos crea ansiedad, no sabemos qué va a pasar. Por eso más que nunca es necesario pensar positivo”, según agrega.
Según defiende, pensar positivo no es pensar en unicornios y en que todo puede ser feliz y bonito si queremos, sino que, “ya que tema está complicado consiste en intentar sacar el máximo provecho, el intentar no perder oportunidades”.
Para ello, plantea ocho errores que debemos, en su opinión, evitar para liberar nuestra mente en esta época tan difícil como es la pandemia:
1. Pensar demasiado rápido
Automatizá todo lo que puedas, ya que una tarea automática no requiere de un esfuerzo consciente y te permite conservar mucha energía. ¿Pero qué tenemos que automatizar? Todo aquello que nos permita economizar energía sin asumir ningún riesgo. Pensar rápido es uno de los ocho errores de pensamiento que condicionan nuestra vida, por lo que pensar bien conlleva tiempo. El slow thinking está especialmente indicado en la solución de problemas. Resolviendo inconvenientes cuando tenemos que llegar a fin de mes con un presupuesto ajustado, pero también cuando nos piden un proyecto creativo, que sea diferente, en el trabajo.
2. Pensar superficialmente
Tu mente es cómoda y muchas veces te aconseja que dejes las cosas como están. Te hace creer que aquello en lo que estás trabajando está bien así y no hace falta que le des otra vuelta y podés dejarlo como está. Tu mente quiere que termines rápido lo que tenés entre manos para volver a relajarse, a dejar de consumir tantos recursos y a regresar a su plácida calma. Para conseguirlo tiene un estándar de calidad que suele ser muy bajo. Por eso, si le estás dando demasiadas vueltas a un tema, o si estás metido en una cuestión, no podrás estar atento a tu entorno para evitar mil y un peligros que pueden aparecer en cualquier momento. Deberás pensar consciente, profundo y analítico. Es un pensamiento que está centrado, en el que decidís enfocar tu atención y mantenerla para llegar al detalle en un área concreta. La clave de todo es saber descansar.
3. No confiar ni en vos ni en tus posibilidades
4. Darle importancia a lo que es irrelevante
A veces, todo nuestro problema es el significado que damos a lo que nos ocurre. La vida es como es, pero nosotros la interpretamos de manera libre. No podemos cambiar nuestro entorno, pero sí nuestras percepciones y el significado que les damos.
5. Limitar tus alternativas
A menudo solemos dar más notoriedad a los pensamientos de aquellas personas que tenemos cerca o que son un referente para nosotros que a los nuestros propios. Emplea el “yiísmo”, llevar la duda del pensamiento a su máxima expresión: “¿Y si?”, seguido de lo que sea. Utiliza este recurso muy a menudo porque es muy útil a la hora de abrir la mente y expandir las posibilidades de pensamiento.
6. Creer todo lo que pensás
No se puede pensar a ciegas en la intuición, un pensamiento muy rápido que siguió un circuito no consciente. Si pensás mal no será bueno por arte de magia.
7. Sacar conclusiones y tomar decisiones cuando no estás bien
En estos casos, se corre el peligro de no ver todo lo que se podría ver. Nuestro cerebro se encarga de suprimir todo lo que no está en el centro de nuestra atención.
8. Generalizar
El cerebro es como una gran computadora central, el centro de control; y los pensamientos, el sistema operativo. Pero tus pensamientos también proveen de servicios a tus programas de software o aplicaciones, como lo que sentís, lo que recordás, lo que esperás o lo que te motiva, y una de las funciones de nuestro pensamiento es proteger nuestro hardware. Para ello, tenemos comandos preinstalados, de forma que nuestro sistema operativo va tomando decisiones de manera autónoma y en muchas ocasiones generalizamos las cosas.
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