Polémica en las redes: ¿exponer el debate ayudó a la vuelta a clases?
A lo largo del verano, el tema más candente en la conversación en las redes -después del de las vacunas- fue el retorno a la presencialidad de las clases . El consenso fue desplazándose lentamente desde la indiferencia más absoluta hasta la creciente preocupación de los padres. A mitad del año pasado, una voz solitaria se elevaba acercando datos sobre las clases abiertas en el resto del mundo y donde se verificaba que las aulas no eran un espacio especialmente peligroso de contagio. Era la del periodista Alex Milberg. Luego aparecieron los #PadresOrganizados haciendo circular el tema en las redes y hasta el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires forzó (el verbo está cuidadosamente elegido) para que antes de fin de año hubiera al menos algunos encuentros de revinculación.
Con la proximidad del nuevo ciclo lectivo, la discusión se recalentó
Muchos padres quieren, los gremios no quieren, algunos gobiernos parece que quieren, otros no, y el gobierno nacional parece que quiere pero no se sabe si realmente quiere. ¿Y los chicos? Bien, gracias.
En este contexto, ya habiéndose expresado los padres de niños y jóvenes en preescolar, primaria, secundaria, de escuelas técnicas y de chicos con necesidades especiales, aparecieron los padres de los colegios universitarios de Buenos Aires, especialmente los del Nacional.
El Colegio Nacional de Buenos Aires es una institución con un peso simbólico realmente extraordinario. Tradicionalmente, el que pasa por sus aulas siente un grado de pertenencia tan fuerte que convierte a esos cinco o seis años de formación en la adolescencia en un dato relevante para su curriculum. Al mismo tiempo, muchos de quienes perciben esta sensación desde afuera, sin haber sido alumnos de la casa, sienten una irritación no menos intensa por lo que consideran una jactancia innecesaria. En todo caso, hasta que las clases medias percibieron una creciente degradación en la oferta educativa pública y comenzaron a enviar a sus hijos a colegios privados, buena parte de la clase dirigencial argentina había pasado por el Nacional Buenos Aires. O, como suelen decir ellos, “el Colegio”, considerando que darle una especificidad más concreta al nombre lo convertiría en uno más, cosa que no aceptarían sin más.
Los colegios universitarios
El silencio de los colegios universitarios se rompió hace unos días con un hilo de tweets de Josefina Licitra, una excelente periodista (para muestra, leer sus libros “Los otros” o “38 estrellas”) y madre de un alumno de “el Colegio”, en donde, frustrada por la falta de respuestas de sus autoridades, cuenta del año perdido y de la desidia institucional. Vale la pena leer detenidamente todo el hilo pero también la cantidad de gente que se suma con su experiencia de padre (algunos periodistas como Licitra, otros no).
Tanto el gobierno nacional como el gobierno de la ciudad anunciaron la vuelta a clases presenciales. Sin embargo el Colegio Nacional de Buenos Aires -adonde va mi hijo-, dependiente de la UBA, deja correr el tiempo sin emitir palabra sobre el futuro del alumnado. Sigue.
— Josefina Licitra (@JosefinaLicitra) February 3, 2021
Lo que pasa en el CNBA es un desastre total y absoluto. Abandonaron a las alumnas y a los alumnos completamente. https://t.co/AHgxAAB5I6
— 💚 𝗜𝗻𝗴𝗿𝗶𝗱 𝗕𝗲𝗰𝗸 💚 (@soyingridbeck) February 3, 2021
El @cnba tuvo una gestión lenta y apática durante el 2020. Sostuvo un silencio oscuro y abandonó a sus alumnxs. Esperamos que este año la institución active, que sea clara y retome la comunicación con la comunidad. @UBARectorado https://t.co/n9RVs6P424
— Caro (@CaroLocal) February 4, 2021
Mi hijo tiene en CNBA 2 materias pendientes para recibirse. De eso depende que pueda arrancar una carrera. A esta altura (4 de febrero), los de su condición no tienen fijadas fechas de examen. Al preguntar, les responden que recién a partir del 3 de marzo tendrán alguna novedad https://t.co/SrmcjHWFTV
— John Wilkes Booth (@RoyalScon) February 4, 2021
La impresión recogida ya a lo largo del año pasado, conversando con padres de alumnos del Colegio o con un docente y ex decano como Gustavo Zórzoli, era que las autoridades del Nacional Buenos Aires no habían implementado ningún tipo de directiva institucional en común que guiara a los docentes para tener un mínimo consenso sobre cómo debían ser las clases a distancia y habían dejado que cada profesor eligiera la modalidad. Algunos, como el propio Zórzoli, dictaron clases virtuales regularmente pero otros, muchos, se limitaron a colgar de la página del colegio algunos materiales para leer o videos de YouTube, “como si fueran universitarios comandables a distancia”, como dice Licitra en su hilo. Varios padres habían expresado su preocupación a lo largo de 2020 mediante mails a las autoridades que invariablemente quedaron sin respuesta.
Los que hemos sido padres de alumnos del CNBA sabemos el esfuerzo que hace la familia para que el chico entre al Buenos Aires. El niño convirtiéndose en adolescente comparte el último año (o quizás parte del anteúltimo también) de su escuela primaria con la preparación para el examen de ingreso. Hay sacrificios económicos de los padres pero también del alumno, que resigna juegos y distracciones propias de la edad para enfrentarse con el primer desafío a todo o nada de la vida. Es desolador que a ese enorme esfuerzo le siga la desidia institucional.
Las redes hicieron su magia
Ante esta situación, las redes hicieron su magia. Muchas veces denostadas por su violencia verbal, otras castigadas por sus confusas reglas de etiqueta, esta vez mostraron su mejor cara: la verdadera conversación pública, que pone en agenda temas silenciados. El hilo de Licitra tuvo tanto eco que los medios retomaron el tema y fueron a consultar a las autoridades. Las respuestas no dejaron a nadie conforme.
Dice la rectora del CNBA que "cada docente era libre en la forma en que dictaba su contenido". Increíblemente liberal.
— Mariano 🤍 (@_marfain) February 6, 2021
En los dos colegios privados donde trabajo tuve que rendir cuenta de los contenidos, frecuencia y tipo de encuentro y los directivos cotitulaban las plataformas.
Esto dice la rectora del CNBA, y es la confesión de un fracaso institucional. En un colegio secundario la calidad de la educación no debería depender de la suerte que tuvo cada estudiante con sus docentes. pic.twitter.com/uuGbgHBKK8
— Santiago (@albinstromber) February 5, 2021
“el colegio nacional es muy grande, es decir, majestuoso y superior, imaginate lo difícil que es gestionar tanta majestuosidad y superioridad”, dijo la rectora.
— Monteraux (@monteraux) February 6, 2021
La rectora del @cnba descubre luego de un año de poca acción que el @cnba es “muy grande”. pic.twitter.com/mPa6bBsPSo
— Omar Lavieri / Todo dado vuelta 💚 (@omarlavieri) February 6, 2021
Aunque sin la estelaridad del Buenos Aires, los padres de alumnos del colegio comercial universitario Carlos Pellegrini, también hicieron oír su voz de descontento.
Sumo a esto la situación del Carlos Pellegrini. ¿Ustedes pueden creer que los nuevos ingresantes al día de hoy no tienen turno asignado , división menos? El año pasado en el curso de ingreso no tuvieron un solo zoom/videollamada/WhatsApp en el año. Vamos, no da. https://t.co/xOFXoOVZZ7
— Ana Correa (@anaecorrea) February 3, 2021
Una vez más, fue la sociedad civil, no la clase dirigencial, la que sacó a un tema del silencio y la indiferencia. Encontró en las redes el ámbito natural para expresar su disconformidad. El rápido eco encontrado fue síntoma de la necesidad de mucha gente de expresarlo. No importa tanto lo que se haya demorado en expresarlo en público sino el hecho de que una vez realizado el reclamo, la puerta abierta se hace muy difícil de cerrar. Ahora, las autoridades de los colegios univeritarios saben que sus problemas no se resuelven ignorándolos. Han quedado expuestos. Las redes lo permitieron.
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