Para que los frutales produzcan todos los años, en necesario tener en cuenta algunas reglas básicas de poda. Te contamos cuáles son.
- 5 minutos de lectura'
La poda es el trabajo principal del año en un árbol frutal. Si se hace durante toda su vida, se verá más esplendoroso, tendrá mejor aspecto, será más productivo y, fundamentalmente, vivirá más años. Pero debe hacerse correctamente y observar la respuesta que va teniendo con nuestra intervención.
Los frutales deben podarse para que crezcan y produzcan todos los años: su producción futura la dará donde haya crecido la temporada anterior, sobre ramas de más de dos años de edad. Naturalmente, el árbol que no se poda tenderá a crecer más un año y producir mucho al año siguiente. Al podarlo, rompemos esa tendencia –conocida como “vecería”–, y logramos que las dos cosas ocurran lo más posible, siempre.
Y si bien existen especies en las cuales la vecería se da más frecuentemente (como por ejemplo el olivo, el pecán o el mandarino), justamente con la poda lograremos que luego de una gran carga, al año siguiente produzcan entre un 50 y un 70%, en vez de nada o casi nada.
Por otro lado, todo árbol de cualquier especie tiende a cerrarse, con lo que impide el ingreso del sol; como consecuencia, empezará a pelarse por dentro, a crecer en altura y a producir cada vez más en sus extremos.
Tendremos entonces que limitar también la cantidad de brazos productivos, que buscarán continuamente cruzarse y finalmente irse en altura, lo que dificulta el manejo en general. Además, si se deja que tenga muchos brazos, competirán por la luz y solo producirán donde la alcancen. De modo que, si podamos en distintas alturas y lugares dentro del árbol, lograremos el ingreso de luz, el crecimiento vegetativo y la producción donde lo creamos más conveniente.
Evitar que el árbol se vaya en altura facilita el control de plagas y enfermedades mediante pulverizaciones, que deberán llegar a mojar bien toda la copa y la fruta. Por último, se poda para una mejor convivencia entre individuos, ya sean productivos o no.
Como regla general, los árboles deberán estar a una distancia igual a su altura máxima. Así, por ejemplo, si se planta un duraznero cuya altura se limitará toda su vida a los 4 metros, la distancia con otro ejemplar debería ser de 4 m o más, pero no menor.
Cuánto y cuándo podar
La cantidad a podar depende de lo que haya crecido el frutal durante el último año, que es donde tendrá la producción el año siguiente. Depende también de cuánto puede exigírsele al árbol, sabiendo que esta exigencia debe ser proporcional a lo que soporta sin sobrecarga. De lo contrario, esto podrá influir en su envejecimiento temprano.
Deberá considerarse siempre su manejo nutricional, calculando que al menos habrá que “devolverle al suelo lo que le fue sacado”. A mayor producción, mayor tendrá que ser esta devolución. Si esto no ocurre, también estaríamos acelerando su envejecimiento. Pero tendremos otra oportunidad de corrección, si es que le dejamos demasiada carga.
Deberá ralearse –es decir, descargar– parte de su producción, para que pueda así criar y madurar correctamente la carga deseada. En la medida en que esta operación se haga lo antes posible, cuando la fruta aún es chica, antes se hará la corrección, aliviando el árbol.
La época de poda de todas las especies caducas es el receso invernal. Las de hojas perennes pueden podarse durante prácticamente todo el año, teniendo las debidas precauciones en regiones de extremo frío o calor.
Por otra parte, la mayoría de las veces, tanto en los caducos como en los perennes, hay que dar “retoques”. Es decir, hacer podas durante la temporada primavero-estival, llamadas desbrotes. Esto impedirá que vuelva a cerrarse y tape el ingreso de sol y ventilación en la copa. Puede ser necesario hacerlo una o dos veces, según su comportamiento.
Distintos tipos de podas
- Formación. Hay que realizarla desde su plantado hasta cuando sea necesario. Debemos preparar la estructura, es decir el armazón, que tendrá que resistir el peso de la futura carga.
- Producción. Al principio se cruza con la anterior, durante unos 3 o 4 años. Si bien se priorizará la de formación, esta lentamente tomará más protagonismo para que el árbol dé la mayor cantidad de fruta sin sobrecargarlo, lo que causaría su envejecimiento prematuro.
- Correctiva. Será necesario hacerla todos los años, al igual que la anterior, debido a que el árbol buscará crecer especialmente “para adentro y para arriba”. A su vez, habrá que ir limitando los cruzamientos de ramas para evitar se molesten y sombreen entre sí.
- Rejuvenecimiento. En la medida que se pode desde un principio y todos los años, esta casi no es necesaria. Si se tiene que hacer, se debe a una serie de factores negativos asociados, pero fundamentalmente a la falta de poda.
- Reconstructiva. Es necesaria solo si ocurre algo inesperado, como puede ser un daño por fuertes vientos. Debe tratar de hacerse inmediatamente después del hecho. Una vez finalizada la poda, tendremos nuestro árbol más manejable. Es decir, podremos empezar a controlar plagas y enfermedades más fácilmente, ralear en la medida que sea necesario y, fundamentalmente, llegar a cosechar su producción con ayuda de una escalera de poca altura.
Por Juan Buela
LA NACIONMás notas de Jardinería
Más leídas de Lifestyle
Alimentación. Las 11 reglas para vivir más años, según la familia más longeva del mundo
Secreto de jardín. El fertilizante ideal para hacer crecer las plantas en tiempo récord: se prepara en casa y es barato
Para considerar. El alimento que un cardiólogo recomendó no incluir jamás en el desayuno
Superalimento. La semilla que regula el azúcar en sangre, reduce el estrés y ayuda a dormir mejor