En una ciudad que muta permanentemente, las plazas y espacios públicos suelen ser una especie de referente inalterable, o que cambia más lentamente. A su alrededor, toda la fisonomía urbana se transforma: se demuelen edificios, surgen otros, se abren calles. Los monumentos son, muchas veces, un baluarte de la permanencia. Mientras que los árboles crecen, el bronce o el mármol del prócer que le da nombre, acostumbran ser el único elemento recuperable para armar este "ayer y hoy".
Plaza Carlos Pellegrini
Era un pedacito de París en plena Recoleta. Allí, en Libertad y Av. Alvear, grandes arquitectos como Carlo Morra, Alejandro Christophersen, Edouard Le Monnier, Louis Dubois y Arturo Prins, diseñaron siete petit hôtels para las familias Jurado, Williams, Picasso, Parera, Benites, Roseti y Egusquiza. Los primeros fueron demolidos en los años 30. En los 80 ya se habían perdido todos. Ahora con fondo de edificios, solo queda en pie la estatua de Pellegrini, realizada por Félix Coutan, inaugurada en 1914.
Monumento de los Españoles
Desde la intersección de las avenidas Del Libertador y Sarmiento, al borde los parques, se ve el imponente Monumento a la Carta Magna y las Cuatro Regiones, que fue donado por la colectividad española en 1910 con motivo del Centenario de la Revolución de Mayo. Obra del español Agustín Querol, se inauguró en 1927 y pasó de ser alumbrado con la luz de los faroles a una moderna iluminación con 17 reflectores LED que hoy permiten combinaciones de 16,7 millones de colores. En la actualidad, está tapado por nuevas obras.
Plaza Italia
Una de los lugares más transitados de la ciudad, este lugar se llamó en los tiempos de su fundación, Plaza de los Portones y fue el punto de partida del primer tranvía eléctrico de la ciudad en 1897. Hoy es una referencia de paso obligada en el barrio de Palermo y en el corazón de la plaza se levanta, desde 1904, el monumento al militar y político italiano Giuseppe Garibaldi. Fue realizado por el escultor Eugenio Maccagnani, que acompañó al presidente al presidente Roca en la inauguración.
El Rosedal / Lagos de Palermo
Los terrenos en los que se encuentra el Rosedal, eran conocidos con el nombre de "Bañado de Palermo" y pertenecieron a Juan Manuel de Rosas. Tras la batalla de Caseros le fueron confiscados, para dar lugar al primer parque público del país, inaugurado por Nicolás Avellaneda en 1875. Más adelante, Charles Thays se ocupó del paisajismo. La pérgola que bordea la orilla del lago sigue allí, pero el número de botes para pasear se redujo para dar paso a los más modernos biciscafos.
Plaza de Mayo
La Plaza de Mayo, epicentro de la vida política porteña, nació de la unión de las plazas de la Victoria y del Fuerte, al demolerse, en 1884, la Recova Vieja, que las separaba. Esta imagen es posterior a 1887 (cuando la estatua de Belgrano, construida en 1873 por Albert-Ernest Carrier-Belleuse y Manuel de Santa Coloma) fue trasladada más cerca de la Casa de Gobierno y anterior a 1912, cuando la Pirámide de Mayo fue desplazada al centro de la plaza. Aún estaba en pie, de fondo, el Hotel de Londres (modificado en 1920 y demolido en 1941).
Plaza Intendente Alvear
Los porteños la conocemos como Plaza Francia, cuando en realidad la Plaza Francia está ubicada al frente, del otro lado de la Av. Pueyrredón. En 1815 se inauguró allí, donde se encuentra el colorido Centro Cultural Recoleta y las terrazas del Buenos Aires Design, el Asilo de Mendigos, que fue luego Asilo de Ancianos General Viamonte. La capilla neogótica es obra de Juan A. Buschiazzo.
Plaza Libertad
Rodeada por las calles Libertad, Marcelo T. de Alvear, Paraguay y Cerrito, la plaza es muy antigua: ya a fines del siglo XVIII, la manzana era conocida como el "Hueco de Doña Gracia". En 1822 pasó a llamarse Plaza Libertad y en 1882 se emplazó el monumento a Alsina, obra de Aimé Millet. La fisonomía de la plaza cambió por completo cuando, en 1938, fue demolido el antiguo Teatro Coliseo, obra de Nordmann.
Plaza San Martín
Aún estaba el Pabellón de la Exposición Universal de París, y el Kavanagh no había tapado aún la Basílica del Santísimo Sacramento, lo cual ubica esta foto después de 1916 (cuando fue construida la iglesia), y antes de 1933 (cuando fue desmantelado el Pabellón), muy probablemente hacia 1920. De todo eso, y más, fue testigo la estatua del General San Martín, erigida en 1862. Fue el primer monumento ecuestre de la Argentina, obra del francés Louis Joseph Daumas. Alrededor, los grupos escultóricos se emplazaron en 1910 y son obra del escultor alemán Gustav Eberlein.
Plaza Lavalle
Una de las más impactantes por los edificios que la rodean –el teatro Colón, el Palacio de Tribunales, la escuela Presidente Roca–, abarca tres manzanas entre las calles Libertad, Lavalle, Talcahuano y avenida Córdoba. El Palacio Costaguta, el edificio que se ve a la derecha y es obra de Alfredo Massüe, fue transfigurado hacia 1988.
Plaza Intendente Seeber
Rodeada de palacetes y edificios emblemáticos como la Embajada de los Estados Unidos y el predio de la Rural Argentina, sigue siendo uno de los espacios más verdes y elegantes de la ciudad. Desde 1999, allí se levanta el monumento al General Rosas aunque también están allí desde hace décadas, la blanca glorieta y el ciervo esculpido por Prosper Le Coutier (1851-1924).
Plaza Petronila Rodríguez
Ubicada en las cercanías Ministerio de Educación de la Nación, esta plazoleta toma su nombre de la hija de un inmigrante español que luchó en las invasiones inglesas y participó en la Revolución de Mayo. Su familia poseía las manzanas entre las avenidas Córdoba, Callao y las calles Montevideo y Marcelo T de Alvear. En su testamento donó el dinero para construir la Iglesia del Carmen, un asilo y un colegio. Antes en esta plaza, había bancos y jóvenes estudiantes por todos lados; hoy es un espacio público con juegos de juegos, niños, mascotas y máquinas para hacer ejercicio.
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