Cafetines emblemáticos, bares de otro tiempo que mantienen viva su impronta y su espíritu porteño. Este viernes 28 abrirán sus puertas en un evento diseñado para homenajearlos.
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Llega la primera Noche de Bares Notables a la ciudad pero desde las 17 horas ya se podrán disfrutar platos típicos y algo más: descubrir en estas joyitas urbanas la historia que atesoran detrás de los mostradores de época.
Entre los 40 espacios que participan de los 10 circuitos programados en 14 barrios, aunque con el foco puesto en el microcentro, se destacan propuestas lúdicas, recitales y bicicleteadas musicales que coparán los icónicos salones. Bares con historias para recordar café mediante.
En el Bar Montecarlo que solía frecuentar el Che Guevara cantará Antonio Birabent en un formato íntimo y su dueña, Paula Comparatore, preparará un menú especial que resalta el sabor de la cocina típica. A 100 años de su fundación, este bodegón de Palermo reafirma en su esquina de Paraguay y Ravignani su impronta de despensa porteña.
Birabent también trasladará su show despojado a otra de las perlitas notables, el bar Bárbaro, fundado en 1969 por el pintor Luis Felipe Noé, que luce totalmente renovado. En pleno Bajo Porteño (Tres Sargentos 415), se podrá apreciar la impresionante colección de arte que incluye obras de Luis Seoane, el mismo Yuyo Noé, Quinquela Martin, Raúl Soldi y Antonio Berni, entre otros artistas que dejaron su impronta en este bar con puesta escenográfica.
En Caballito, a pocas cuadras de la cancha de Ferro Carril Oeste, un “pedazo de tablón” se adueña de Neuquén y Espinosa, una esquina tradicional donde el buzón rojo domina la escena. El Viejo Buzón recibe a hinchas, y ex jugadores que no se cansan de pedir los platos a la olla, especialidad de la casa. Allí se amontonan banderines, antigüedades, fotos de cantantes, discos LP y personalidades que pasaron por las mesas, donde aún se sirve el agua en vasos Durax color ámbar.
El Pasaporte Notable : el GPS del circuito
A los entusiastas que recorran estos fragmentos de la historia se les entregará un Pasaporte Notable con un mapa ilustrado que funcionará como el GPS del circuito. A modo de álbum de figuritas cada bar entregará un sticker para sellar la visita. Con 15 o más sellos y vía mail (patrimonioba@buenosaires.gob.ar) obtendrán la distinción de concurrentes asiduos. Estas acciones lúdicas que intentan rescatar la memoria emotiva de los 77 templos urbanos forman parte de la iniciativa impulsada por el ministerio de Cultura de la Ciudad. Como frutilla del postre, la programación despedirá la jornada con un cierre a cargo de El Polaco, que reversionará por primera vez clásicos del tango y el repertorio popular argentino en el escenario de Florida y Lavalle.
9 Bares y un triciclo musical
Pasado, presente y futuro irán sobre ruedas, entre copetín y copetín, de acuerdo al recorrido guiado por DJ Bad Boy Orange + 160 Drum & Bass Suite que atravesará la ciudad en un triciclo con paradas musicales estratégicas en 9 bares El Símbolo, El Banderín, Bar Roma del Abasto, Los Galgos, La Academia, El Gato Negro, La Giralda, Mar Azul y Petit Colón. Para acompañarlo en bicicleta hay que anotarse en la web.
Los clásicos con buenas propuestas
En el emblemático bar El Federal, de San Telmo (Carlos Calvo 599) se puede emprender un viaje a la historia familiar de Karim Makarius, el hijo del fotógrafo Sameer Makarius, quien heredó 4000 copias de una obra monumental que asciende a más de 25.000 fotografías. Entre los originales, fotos tomadas en las ruinas egipcias, a orillas del Nilo que se conservan impresas en gelatina de plata y su particular mirada del centro porteño donde incluye varios bares, en fotos tomadas entre 1953 y 1956. Si de fotos antiguas se trata, en Chacarita se destaca el Museo Fotográfico Simik, un búnker de cámaras y fotos de época que reina desde 2001. El dueño, Alejandro Simik, era bombero y cada vez que el fotógrafo realizaba algún relevamiento, él lo acompañaba. En el mismo barrio, el emblemático Bar Rodney, cuna del rock nacional, se transformó en punto de encuentro de Charly García, Pappo o Juanse, que nunca imaginaron su pasado de almacén y despacho de bebidas.
Desde que en 2017 fue elegido el mejor café notable por los porteños, Las Violetas, ratifica su lugar en el podio desde los relucientes mármoles italianos, las arañas de bronce, boiserie y los vitrales impecables.
La poetisa argentina Alfonsina Storni fue una asidua clienta y vecina del barrio de Almagro. Y entre otras figuras también era frecuentado por Roberto Arlt e Irineo Leguisamo, entre otras grandes figuras. A pesar de su cierre en 1998, la Legislatura de la Ciudad lo declaró “área de protección histórica” y fue reinaugurado en 2001, conservando su encanto y elegancia. A las impecables piezas de mármol de Carrara en la barra y las mesas, se le suman las suntuosas arañas de bronce original. Su carta es amplia, pero el sello distintivo de Las Violetas son sus abundantes y sabrosas meriendas. Tanto es así que a las tardes siempre hay una fila de personas esperando para entrar a disfrutar de ellas. El menú especial que ofrecen por la jornada es el clásico “Chacarero”, a $950, una selección de masas y sándwiches de miga más café con leche. Todos los bares que integran el circuito también diseñaron una carta con precios rebajados (consultar acá)
Los Galgos, ubicado en Lavalle y Callao, cuenta con una biblioteca exquisita casi escondida en una vitrina de vidrio. A los curiosos que quieran descubrir libros originales se les da permiso para hojearlos.
Deberán subir una escalera de madera angosta, traspasar el Carlos Gardel que custodia la entrada y, a la pasada, apreciar los fileteados pintados a mano. Antes de destacarse por el revuelto gramajo, en Los Galgos funcionaba una sucursal de la casa de máquinas de coser Singer y después, una farmacia. Aquí el empleado con menor antigüedad trabaja desde hace 25 años. Los dos galgos de porcelana, el elegante grifo de bronce con forma de cisne, las puertas vaivén, los cuadros con surrealistas retratos de perros completan el menú visual del bar.
En el corazón de Villa Crespo el Café San Bernardo, inaugurado en 1957, se convirtió en uno de los sitios “cool” que eligen los jóvenes para jugar al ping pong, un deporte que sumaron a los clásicos billares y que convive en total armonía con los campeonatos de dados, dominó y buraco.
Desde El Tortoni al Bar de Cao, pasando por El Federal, Florida Garden o Saint Moritz, estos santuarios porteños siguen dando batalla y se preparan para recibir a las nuevas generaciones con una programación atractiva. En cuanto a lo gastronómico, Narda Lepes estará al frente de la intervención del menú de siete bares, con el objetivo de articular la cocina tradicional con platos innovadores. A cada chef se la asignará un bar para incorporar su creación a la carta, que estará vigente hasta el 30 de octubre. Acá, la Programación completa.
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