Peter Dinklage y su propia isla de la fantasía
El joven periodista inglés Alexander "Sacha" Gervasi está sentado a la mesa en el Moustache Café, muy de moda en Los Ángeles. Es 1993 y Gervasi fue enviado por la revista You Magazine para escribir un perfil extenso sobre un personaje famoso, pero en el interín también le asignaron un artículo de 500 palabras "al estilo ‘¿qué están haciendo ahora?’", rememora el periodista, de 52 años, sentado en la habitación del hotel que da a la Biblioteca Pública de Nueva York sobre la 5ta. Avenida. "Era sobre Hervé Villechaize, el enano de La isla de la fantasía y la película El hombre de la pistola de oro, de la saga James Bond. Una nota aburrida, pero para ser tomada en broma. Mi idea era terminar rápido y pasar a la otra crónica mucho más importante. Cuando me junté con él y saqué mi grabador, vi un movimiento rápido a mi lado. Y así, de repente, Hervé estaba con un cuchillo y me dijo: ‘Ya te conté la historia boba, ¿querés saber la real?’. No sabía si reír o llorar porque pensé que estaba a punto de ser asesinado por el enano La isla de la fantasía. Pero él trataba de que le prestara atención. Sabía que ya tenía escrita la historia antes de encontrarme con él y ahora quería que lo escuchara en serio. No como un chiste, sino como una persona real. Y me contó de todo. Me contó sobre su madre, que era amorosa y también estaba muy avergonzada por haber hecho a este humano defectuoso, por lo que proyectaba todo sobre él; ella era dulce, pero también se enojaba con él. Y que su padre hacía experimentos médicos para que Hervé creciera, pero que, por supuesto, ninguno funcionó. Hervé nació en Francia en 1943 y creció en la posguerra, donde un enano era constantemente burlado. Su padre tuvo la idea de enviarlo a Nueva York, porque aquí iba a ser aceptado. Le dieron 100 dólares y lo hicieron viajar. Acá encontró trabajo en el teatro de Greenwich Village y después, con Norman Mailer, en Maidstone [1970]".
Así cuenta resumidamente Gervasi la historia de Hervé Villechaize, quien, como bien afirma él, se hizo conocido por la serie La isla de fantasía, con su famosa frase "¡El avión, el avión!". Allí interpretaba a Tattoo, el asistente del Sr. Roarke (Ricardo Montalbán), el anfitrión del paradisíaco lugar a donde viajaban los turistas para cumplir sus sueños más anhelados, desde ser una prominente figura histórica, pasando por encontrar su media naranja, hasta convertirse en un músico que llena estadios. Las serie, que se emitió originalmente desde 1977 hasta 1984 –y de la que se prevé una versión cinematográfica para el año próximo–, convirtió al pequeño francés en una celebridad instantánea, lo que derivó en dinero, mujeres y muchos problemas de alcohol y excesos de ego que lograron que lo echaran de la serie y estuviera ausente en la última temporada.
"¿Parezco gracioso? ¿Esta cara te parece graciosa? ¿Mis cejas grandes? No se me conoce por mi sentido del humor"
Mi cena con Hervé, que estrenará HBO el próximo sábado, a las 22, es la ficcionalización de la entrevista de Gervasi con Villechaize durante tres días en aquel verano de 1993, poco antes de que el actor se suicidara. En la película, el álter ego de Gervasi es Jamie Dornan, de las películas de 50 Sombras y villano de la serie británica The Fall. "Es una versión ficticia de mí –clara Gervasi–. No soy alcohólico ni tenía los mismos problemas que el personaje que hace Jamie. Su personalidad es un recurso dramático", redondea el periodista y ahora director del film. "Es para que al final veamos que él, como Hervé, quienes parecen diferentes al comienzo, tienen los mismos problemas y se sienten igual frente a la sociedad". Y continúa: "Estuve tratando de hacer la película por quince años, con Peter Dinklage, desde que lo vi en The Station Agent. Nadie quería financiarla. ‘¿Peter Dinklage? ¿En serio?’. Hasta que apareció Game of Thrones y a partir de ahí fue mucho más fácil que aceptaran el proyecto".
En primera persona
Ganador de tres Emmy y un Globo de Oro, precisamente por su papel de Tyron Lannister en la serie de fantasía que termina el año que viene, Dinklage nació en 1969, en Nueva Jersey, y se mudó a Nueva York para estudiar teatro, algo similar a lo que hizo Villechaize 20 años antes. "Cuando me mudé a Nueva York, quería ser anónimo. En mi pueblo yo sobresalía; y en esta ciudad, en cambio, no sos nadie", comenta Dinklage un rato después, en la misma habitación del hotel neoyorquino. "Entonces, hice Game of Thrones y… ¡Noooo! Ahora debería mudarme a la Antártida", se ríe.
Hervé era francés, pero en la película no decís una palabra en ese idioma. Es gracioso.
Hablo un poco, un peu. Sacha quería que yo dijera algo, pero me di cuenta de que aprender a hablar francés en diez días no funciona. El acento está bien, ¿no?
Sí.
Menos mal.
Tomó mucho tiempo hacer Mi cena con Hervé... ¿Sentiste en algún momento que no se iba a hacer?
Sí, sí, porque cuando los pasan años, te preguntás si lo vas a lograr alguna vez. Es solo una película de cinco millones de dólares, pero aún así, es un montón de plata. Financiarla no es una garantía, es un riesgo y hay que encontrar a las personas dispuestas a arriesgarse. Pasó lo mismo, en otra escala, con Game of Thrones. Al principio los productores mostraban una serie de fantasía con dragones. En ese entonces, no era popular el género. Decían que ya estaba hecho todo con El Señor de los Anillos y, para peor, nadie conocía las novelas. Los productores insistían: "Es una serie de personajes".
¿Pensás que esta película se hizo gracias a la fama que te dio Game of Thrones?
No fue algo que jugara en contra, pero si fuera un guion de porquería, no se hubiera hecho tampoco. El crédito va para Sacha.
La película trata sobre las consecuencias negativas de la fama: el ego, el dolor. ¿Sentiste lo mismo que Hervé?
Creo que la fama es un concepto muy elusivo. Algunos días es buena, otros es un dolor de trasero. Pero lo principal es el trabajo. Cuando buscás fama y nada más, es peligroso, porque te vas a decepcionar, no vas a ser transparente.
En la película hay muchos sentimientos de rechazo y miedo en tu personaje. ¿Con cuánto de eso te identificás?
Con mucho, claro, de primera mano y por razones obvias. Creo que Hervé y yo pasamos por lo mismo, pero lo tratamos de maneras distintas. A él lo llevó la corriente y lo digo con todo respeto. Quizás no deberías meterte en ciertas cosas, aunque no puedo adivinar qué es lo que pasaba por su cabeza y solo puedo hablar por mí mismo cuando digo que tengo límites y no hago cosas que puedan avergonzarme. Hay que tratar de tener la inteligencia para ver el futuro y elegir proyectos. Hervé la pasó muy bien, incluso mejor que yo, porque no le importaba nada. Respeto eso.
A Hervé lo llamaban para papeles cómicos. ¿Te ofrecieron esos roles a vos en tu carrera, al principio?
¿Parezco gracioso? ¿Esta cara te parece graciosa? ¿Mis cejas grandes? No se me conoce por mi sentido del humor. Hay una escena en la película en la que James Bond mete a Hervé dentro un baúl y me pregunté qué sentía él en ese momento, al filmarla, porque era muy humillante. Interpretaba a uno de los villanos de la película y me preguntaba si cada vez que levantaba el cuchillo o apuntaba el arma, se lo tomaba en serio como al resto de los villanos. Y la respuesta es no. No juzgo las películas de James Bond porque me encantan pero, ¿qué es lo gracioso de eso? Es lo único que voy a decir sobre el tema. Pero, como respuesta a la pregunta: sí, me ofrecieron esos roles.
No pasaría lo mismo ahora.
No en una película de Bond, porque la franquicia se convirtió en algo distinto. Daniel Craig hace películas muy oscuras. Pero sí, continúa vivo en internet.
¿Hay algo que le preguntarías a Hervé si tuvieras la oportunidad?
Quizás. Es una pregunta difícil. ¿Por qué dejaste de pintar? Era un don y era muy talentoso. Abandonó su talento por algo que brillaba más.
¿Cuál creés que fue la causa de suicidio de Hervé?
No lo sé. Conocí mucha gente que pasó etapas muy oscuras y que terminó su vida de manera trágica. A mí no me persiguen esos demonios y no puedo entender las razones por las que pasa una persona que sufre tanto dolor, porque nunca sufrí tanto. Es una decisión que descansa solo con la persona que la tomó y tengo que respetarla por más que sea muy oscura y trágica y afecte a todos a su alrededor. Es horrible. Pero los que no sabemos cómo son esos demonios, no podemos juzgarlo. Hervé se mata al final. Lo lamento: no es una comedia.
Cuando comenzaste tu carrera, ¿recibías muchos guiones donde el personaje era descripto como un enano? ¿Hay una estigmatización en lo actoral para vos?
Si el guion se refiere al personaje de esa manera todo el tiempo, te confina a un lugar muy angosto. Así que no me interesa ese tipo de guiones. Nunca me interesaron, desde el principio, porque me haría sentir mal hacer algo así. Prefiero hacer trabajos de mierda que sean honestos, y no ser deshonesto conmigo mismo.
Hay una escena en la que la gente en la calle le pide a Hervé que diga: "¡El avión, el avión!". En una época era muy común pedirle a cualquier enano que lo dijera.
Me da mucha pena por cómo se siente la gente de mi tamaño cada vez que sale a la calle. El mundo cree que somos unos pocos, pero en realidad somos varios que planeamos conquistar el mundo y estuvimos aquí desde hace siglos. No, en serio, es un chiste estúpido para hacer a la gente petisa, y peor aún a la gente de mi condición. Y es gracioso que suceda en esta película.
¿Te sentís militante?
Para nada, no. Soy un actor. Nunca pretendí hacer lo que hago como plataforma para influenciar las decisiones de otros.
Pero sos famoso y la gente te presta atención.
Si lo que hago inspira a alguien, bien. Pero no es mi fuerza motivadora. Si motiva a alguien, está bien. De verdad. ¿Por qué alguien de mi tamaño necesita inspiración? ¿Quién soy para decir que necesitan inspiración o ayuda? Yo no lo necesité porque tuve una gran infancia y aunque me enojaba a veces, como todos, no voy a decir que es fácil para alguien que es físicamente distinto porque no lo es. Pero no puedo asumir que otros necesitan inspiración. Es todo. No quiero sonar muy duro porque es una gran pregunta y es algo que pensé durante muchos años. Ahora siento que avanzamos dos pasos y retrocedemos también dos en cuanto al tema de la igualdad en Estados Unidos. Mirá al presidente que tenemos: eso dice mucho de nuestro país. Es ridículo. No me hagas empezar. En cuanto a mí, recibí mucho amor de gente de mi tamaño, lo cual es algo invaluable. Pero no puede ser la razón por la que actúo. Yo actúo, me pongo maquillaje y me disfrazo. Pero dicho eso: ¿no es inspirador lo que dije?
DE ESTRENO.Mi cena con Hervé Estrena el sábado próximo, por HBO, a las 22. Fotos AP y gentileza HBO