A mediados del siglo pasado, los controvertidos ensayos con animales de Vladimir Petrovich Demikhov lograron importantes avances en la medicina
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Su experimento dividió a la comunidad científica y la enfrentó a un gran dilema ético. Sin embargo, años más tarde, sus ensayos inspirarían al cirujano Christiaan Barnard a realizar el primer trasplante de corazón a un ser humano. Pero, ¿quién fue Vladimir Petrovich Demikhov, el científico soviético apodado el “Frankenstein de los perros”?
Nació el 18 de Julio de 1916. Era el tercer hijo de una pareja de campesinos de la Unión Soviética. Su padre fue víctima de la guerra civil rusa y falleció cuando Vladimir tenía apenas tres años. El pequeño quedó al cuidado de su madre, quien procuró que recibiera una buena educación.
Desde temprana edad, Vladimir se interesó por la tarea de Iván Petrovich Pávlov, un fisiólogo ruso, ganador del Premio Nobel en 1904. Pávlov se hizo conocido por sus experimentos con perros, que dio lugar a lo que hoy se conoce como condicionamiento clásico, un tipo de aprendizaje asociativo más básico, en el que un organismo responde a un estímulo ambiental, con una respuesta automática o de acción refleja. Durante su carrera, Pávlov instó a que continuasen las investigaciones “hasta donde alcance el ingenio humano”. Las palabras del fisiólogo soviético calaron hondo en Vladimir.
El primer corazón artificial
Cuando terminó la escuela, Vladimir ingresó a trabajar en una fábrica de tractores, allí se desempeñó como mecánico y adquirió varios conocimientos de ingeniería que más tarde le servirían para sus futuros ensayos.
En 1934, ingresó a la universidad para estudiar Biología. Mientras cursaba sus estudios, en 1937, tuvo su primer golpe de fama y sorprendió a la comunidad académica con su invento: el primer corazón artificial. Un perro fue quien probó la válvula mecánica. Aunque el animal sobrevivió apenas unas horas, fue el tiempo suficiente para demostrar que la iniciativa era factible. Vladimir se graduó con honores. Luego ingresó al ejército rojo como soldado y experto forense.
Trasplante de corazón
Una vez que terminó su participación en el ejército, entró en el departamento de Fisiología de la universidad de Moscú y allí decidió dar un paso más adelante con sus ensayos. Estaba obsesionado con el cambio de órganos.
Comenzó a experimentar con trasplantes renales y hepáticos y, en 1946, inspirado en la labor de Alexis Carrel, que fue pionero en analizar la reconstituir arterias, perfeccionó la técnica y trasplantó los pulmones y corazón de un perro a otro.
Nuevamente, aunque el animal trasplantado vivió solo un par de horas, Vladimir realizó esta técnica muchas veces hasta que logró que los animales trasplantados sobrevivieran más de 30 días.
La unión de perros
Pero la ambición y la voluntad de experimentar de Vladimir parecían no tener límite. A medida que progresaba en sus trasplantes de órganos, se propuso unir -literalmente- dos animales. Poner dos cabezas en un mismo cuerpo. Fue, sin dudas, su trabajo más controvertido.
Para la operación eligió a un pastor alemán recogido en la calle llamado Brodyaga (vagabundo) y un perro pequeño llamado Shavka. Luego de sedar a ambos animales, Vladimir amputó la parte inferior del cuerpo de Shavka, justo debajo de la caja torácica. Cortó la columna vertebral, pero su corazón y sus pulmones se mantuvieron conectados hasta el último minuto.
Después, siguió con el perro más grande, hizo una incisión en la base del cuello dejando al descubierto la vena yugular, la aorta y una parte de la columna vertebral.
Edmund Stevens, el cronista de la revista LIFE que había viajado a la Unión Soviética especialmente para presenciar la cirugía, detalló: “Comenzó la tercera y más crítica fase del trasplante. Los vasos sanguíneos principales de la cabeza de Shavka tenían que estar perfectamente conectados con los vasos correspondientes del perro anfitrión. Demikhov cortó las arterias del pequeño perro y, con una grapadora quirúrgica que es un invento especial del ruso, las empalmó rápidamente en los vasos expuestos en el cuello de Brodyaga”. Su reportaje, con gran aporte fotográfico, fue publicado en la edición de julio 1959 con título contundente: “El perro de dos cabezas de Rusia”.
Luego de unir cuidadosamente los vasos sanguíneos de ambos perros y la tráquea de Shavka a los pulmones de Brodyaga, comenzó la etapa final. Extrajo los pulmones y el corazón de Shavka dejando afuera el esófago y unió las vértebras de ambos animales mediante unas cuerdas de plástico. La cirugía corta, duró apenas 3 horas y media, pero el resultado desconcertó a todos.
Cuando ambos perros despertaron podían ver, oír, oler y tragar. Si bien Shavka pudo beber, el líquido se escurrió al suelo, porque su aparato digestivo no estaba unido. Shavka y Brodyaga sobrevivieron solo 4 días.
Demikhov realizó 24 cirugías de este tipo, con distintos resultados. Los animales vivían entre un par de días hasta un mes. Su último intento fue en 1968, el cuerpo del perro bicéfalo fue disecado y enviado al Museo de Historia de la Medicina de Riga, Letonia.
En 1962, Vladimir publicó su investigación en trasplantes de órganos. Por su trabajo, en 1988 recibió el Premio Stalin, el principal honor de la Unión Soviética. Diez años después, murió en Moscú.
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