“Perdón, pero no te cambio el asiento”: la postura de una viajera frecuente sobre los lugares del avión
Una usuaria británica defiende a rajatabla su postura: no se mueve de su ubicación; su explicación detrás y el día que dijo que sí
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Una mujer británica llamada Jaci Stephens, que es una frecuente viajera de avión, reveló que ella es de esos pasajeros que jamás ceden el lugar para que una familia o una pareja puedan sentarse juntos. Su postura no estuvo ajena a críticas, pero su respuesta fue firme: “Paso meses para asegurarme mi asiento preferido”.
Jaci Stephens escribió una divertida columna para el Daily Mail donde cuenta su obsesión con los asientos en los aviones: “Viajo mucho. Tengo asientos muy específicos que siempre elijo (pregúntele a Virgin Atlantic; si no puedo obtener el 8A, cambiaré de avión). Me gusta un asiento de pasillo cuando viajo dentro del país porque necesito usar mucho el baño. Me gusta estar al frente porque no me gustan las multitudes e invariablemente necesito desembarcar rápidamente. Paso semanas, a veces meses, asegurándome de tener mi asiento favorito”.
Por eso, cuando le piden cambiar el asiento, se niega rotundamente: “He perdido la cuenta de las veces que me han señalado como una mujer sola y me han pedido que cambie mi asiento. Sospecho que es porque la gente piensa que vamos a ser los más dispuestos. Equivocado”.
La mujer relató un incidente que le tocó experimentar en un vuelo de regreso a Reino Unido desde Estados Unidos en American Airlines. Primero contó que en vuelos largos prefiere sacar pasaje en clase ejecutiva para poder dormir bien. Además, en esa ocasión, había elegido el asiento 2A, que es su favorito porque mira hacia el frente.
Después de guardar su equipaje de mano y acomodarse para leer un libro, un hombre se le acercó y le preguntó si se cambiaría de asiento para que su familia, una esposa y dos hijos, pudieran sentarse en fila: “Los asientos están muy separados, por lo que no era como si estuvieran juntos en un juego de Disney y, después de mirar el asiento que me indicaba detrás de mí, vi que estaba mirando hacia atrás, así que le expliqué que no, que no quería mirar en esa dirección”.
Sin embargo, el hombre insistió y preguntó si podían encontrarle otro asiento, pero Jaci dijo que no: “No solo tengo derecho a negarme, no me gusta estar cerca de mucha gente en estos tiempos de Covid, y 2A, de cara a la ventana, está lo más lejos posible de otras personas, de espaldas a ellas”.
“Pero el hombre estaba furioso y comenzó a gritarme, deseándome el mal para el futuro si esto alguna vez me sucediera y luego se fue al otro lado del avión para tratar de persuadir a otros para que se movieran”, continuó explicando.
Sin embargo, hubo una ocasión en que Jaci aceptó romper su propia regla y cambió su asiento con La Toya Jackson. “En esa rara ocasión me derretí. Sentí debilidad por ella después de su aparición en televisión y estaba claro el terrible dolor por el que todavía estaba pasando después de la muerte de su hermano Michael. Entonces, dije, ‘está bien’. De repente, 7K se había ido. Mi asiento, mi asiento especial, especial... tranquilo, lejos de la multitud. Lo había entregado en un raro acto de martirio a alguien que no pensé que lo merecía más, pero que pensé que realmente necesitaba más privacidad”.
Jaci cuenta que esa fue la única vez que se rindió. Y luego, para terminar, da consejos a otros pasajeros para que no resulten una molestia cuando ya están en el avión: “Si desea viajar en familia o en grupo, reserve sus asientos juntos con anticipación. Su incompetencia al no hacerlo no es responsabilidad de nadie más y ciertamente no debería hacer que los demás se sientan incómodos cuando quieren apegarse a sus planes probablemente bien organizados”.
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