Paula Kohan: "Es angustiante tener tan claro lo que querés desde tan chica"
A los 31, lanzó una marca de ropa en sociedad con Celeste Cid y sigue apostando a la actuación, esta vez, desde la factoría Disney
En el local de Palermo hay cajas apiladas en el piso, ropa colgada en los percheros y una mesa de trabajo criteriosamente desordenada donde el mate ya frío reposa desde hace algunas horas. Hay también un perro de raza Jack Russell echado en una silla. Hay un caos controlado y la ansiedad típica de una inminente mudanza. Y hay una persona, Paula Kohan (31), que es la dueña, no sólo del perro, sino también de ese barco llamado Cid Kohan, la marca de ropa que lanzó en sociedad con Celeste Cid, su amiga y actriz como ella, que va y viene entre pedidos, remitos y pago a proveedores. Observándola en acción, uno podría sospechar que esto es lo que hizo toda la vida. Pero lo del diseño es algo que surgió el año pasado. Lo que Paula quiso ser desde siempre es actriz. Basta recordar su papel en la obra de teatro Baraka, o el de El elegido, donde hacía de amante de Mónica Antonopulos y que le valió un Martín Fierro, para ratificar que el escenario o el set de grabación son sus hábitats naturales, en los que mejor se mueve. Ahora, su rol de diseñadora la obliga a estar aprendiendo todo el tiempo. Y eso -confiesa- es algo que le fascina.
-¿Pensaste que iba a ser más sencillo?
-No sé si pensé eso, pero sí siento que el barco es demasiado grande. Cuando te vas metiendo en algo así, no dimensionás lo grande que va a ser y eso es algo que sólo te lo da el día a día. Es muchísimo trabajo, le dedico todo mi tiempo; aun cuando estoy grabando, estoy pendiente de esto. Hoy estoy repartida entre los dos roles porque cuando hay un corte en la grabación lo primero que hago es levantar el teléfono y responder y mandar mensajes relacionados con la marca, así que de alguna manera estoy todo el día con esto. Sobre todo el primer año de algo que es propio te lleva más trabajo y tenés que tener la espalda más firme. Todo es nuevo y vas aprendiendo sobre la marcha.
-Siendo tan amigas con Celeste, ¿no tuvieron miedo de que esto pudiera estropear su amistad?
-Lo nuestro es una sociedad. Somos socias; eso implica que te estás cuidando las espaldas con la otra parte. Hay que tener confianza y el ego controlado. En nuestro caso compartimos los mismos principios y valores. Si bien somos diferentes, la base de cómo nos manejamos en la vida es la misma. Si mañana decidimos terminar la sociedad, seguro va a ser en los mejores términos. Igual le veo larga vida porque hay mucho compromiso y sintonía.
-¿Qué te sorprendió de vos misma en todo este proceso?
-Más que sorprenderme, me sirvió para confirmar que tengo una parte comercial, empresarial. Me gusta llevar el barco de algo, dirigir un proyecto. Toda mi vida estuve ligada a cosas s que implicaban una producción, una gestión; soy muy de autogestionarme mis proyectos. Hay algo empresarial que me encanta, que está muy presente en mí.
-¿Por qué hoy tantas actrices tienen su marca de ropa?
-Siempre, desde muy chicas, estuvimos ligadas a la moda, a la estética. Te ocupás de tu imagen aun cuando no deseás ocuparte. En nuestro caso, nos apasiona la moda y teníamos ganas de hacer ropa que nos queríamos poner. Todo lo que hay colgado en los percheros es ropa que nosotras queremos usar. Yo me pondría todo. Cuando hacés un diseño de algo que te gusta mucho, irradia tu personalidad. Somos nosotras. Hay dos o tres prendas muy teatralizadas, como la capa Borges, los sombreros o las vinchas. Pero hay mucho usable. Los bordados son más Celeste y lo mío es más bien net. Me encantan los colores limpios. Pero encontramos en equilibrio entre las dos. No somos diseñadoras aunque tenemos criterio estético; estamos acompañadas por dos eminencias del diseño y entre las cuatro nos vamos potenciando. La semana que viene ya estamos en el local nuevo. Tenemos que abrir la tienda en el centro de Palermo Soho; la marca ya lo pedía.
-Formás parte de Soy Luna, ¿cómo es trabajar en la factoría Disney?
-Es una experiencia bárbara. Entrar a la familia Disney es como otro mundo, somos como los hijos de Mickey [risas]. Está todo súper cuidado, entrás y te contagiás de toda esa magia. Nunca había hecho algo para un público así y además te da visibilidad mundial.
-En los productos de Disney el rol de los mayores no es muy protagónico ni de mucho lucimiento actoral. ¿Es algo que sentís que resignás al estar en un proyecto así?
-Todos los actores pensamos en lucirnos porque el ego es un poco necesario en esta profesión, pero hay que tenerlo regulado. Mi personaje es una diseñadora de modas pero excéntrica, a lo Marta Minujin. Tiene mucho humor, es muy divertido, y yo pude proponer como actriz un montón. Sentí que era un papel para mí.
-Dijiste que siempre tuviste claro que querías ser actriz. ¿Cómo es crecer con una vocación tan clara?
-Es muy bueno porque no tenés la incertidumbre de no saber qué es lo que vas a ser, y perturbador al mismo tiempo. Es angustiante tener tan claro lo que querés desde tan chica. Es fuerte tener una vocación tan marcada. Hay que saber llevarlo. En el camino tuve dudas pero nunca solté. Jamás dejé mis clases de actuación.
-¿Querer ser actriz fue una consecuencia de haber crecido con padres y hermanos muy grandes , en un mundo más bien adulto?
-Tal vez. Mi papá me tuvo a los 60 años. Los primeros 17 años de mi vida sentí que era mucha la diferencia y que era difícil conectar con él. Después empezamos a compartir muchas más cosas. Tengo cuatro hermanos también más grandes, crecí en un mundo muy adulto. Me armé yo, fui para adelante, buscando mis herramientas.
-A los 31, ¿sentís que todavía te falta explotar como actriz, tener ese papel consagratorio?
-El papel donde más sentí que podía mostrar mi caudal como actriz fue Dos almas en el mundo, que era una obra off donde entraban 70 personas. Siento que no hay ni personajes consagratorios ni protagónicos. Uno hace arte para conmover. Cuando sos artista, el ojo tiene que estar puesto en transformar al otro con lo que hacés. Si yo genero risa, emoción, ya está. No necesito más. Los premios, las tapas, las críticas van y vienen. Lo importante es el camino, el proceso. En este sentido me encanta un texto de Marcelo Bielsa.Dice que el éxito te quita la posibilidad de ser feliz. Es muy cierto.
Malbec, siempre malbec
"Me gusta el malbec bueno", dice Paula Kohan, que no se anima a decidirse por ninguna etiqueta especial. Bebedora ocasional o social, la actriz y diseñadora no es fanática de ninguna bebida espirituosa o trago. Disfruta del vino sólo en compañía de gente amiga. La única regla es que sea malbec. Siempre malbec.
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