Patti Smith, por amor al arte... gráfico
"Hay muchas Patti Smith". Eso dice, y con razón, Ana Müshell, autora de She Has The Power (Lunwerg Editores), una especie de tributo ilustrado a la legendaria artista estadounidense, conocida como la madrina del punk, aunque ella deteste las etiquetas. "Al final, siempre es la misma y mantiene ese espíritu súper joven, de estar en varias cosas: la literatura, la música, la fotografía", enumera Müshell.
Su trabajo, de 176 páginas, se lanzó recientemente en España, donde la dibujante —oriunda de Jerez de la Frontera (Andalucía)— ha colaborado con publicaciones como GQ y Vogue, con marcas como Zara y galerías como el Museo ABC. Representa un recorrido por diferentes momentos de la vida de Smith, desde que era una nena enfermiza que devoraba libros en una zona rural de Nueva Jersey-Filadelfia, hasta su determinante estancia en el Chelsea Hotel de Nueva York, donde se cruzó con una galería de personajes —entre ellos, exponentes de la Generación Beat, como Allen Ginsberg y Gregory Corso— que estimularon su camino como poeta, letrista y performista. Y, desde su excepcional encuentro con el fotógrafo Robert Mapplethorpe —relación que la propia Patti evoca en Éramos unos niños (2010), un relato sorprendente, poético, íntimo, galardonado con un National Book Award—, hasta sus diferentes facetas, incluida la de activista que interpreta canciones como "People have the power", o que está comprometida con la salud del planeta.
"A mí, todas las etapas de Patti Smith me parecen alucinantes. Le presté especial atención a cómo se gesta todo en Nueva York, adonde ella llegó, con 19 años, en búsqueda de lo que sabía que la esperaba. Y me interesaba muchísimo mostrar a la Patti escritora, vieja, sentada en un café. La Patti Smith lectora, que toma compulsivamente café y hace fotografía de forma obsesiva; que se acuerda de todos sus seres queridos, que investiga literatura, que se mantiene viva sobre los escenarios, a los 73 años", comenta Müshell.
Nacido como un encargo, She Has The Power es parte de una colección (Vidas llustradas) que ya cuenta con títulos sobre Kurt Cobain, Amy Winehouse y Camarón de la Isla. "Tenían sobre la mesa hacer un libro sobre Patti Smith. Javier (Ortega), el editor, conocía mi trabajo y, desde un primer momento, pensó en mí: según él, mi tipo de dibujo, un poco neoyorquino, en blanco y negro, encajaba perfectamente. Además, yo venía del fanzine, y entonces todo cuadraba para el proyecto", detalla Müshell, que trabaja con lápiz de grafito y hace el acabado digital, y cuyas ilustraciones, en su mayoría, en este caso, están basadas en fotos ya existentes. Por ejemplo, la clásica portada de Horses (1975), el álbum con el que Smith saltó a la fama y cuyo retrato, en que aparece con un look andrógino, en pantalones pitillo color negro, camisa blanca, corbata suelta y un saco al hombro, "a lo Frank Sinatra", lo tomó Mapplethorpe. La imagen le dio notoriedad al fotógrafo y tuvo tal impacto que, más tarde, se hizo común que llegaran a los conciertos de Smith chicos vestidos de igual manera. También impresionó la apertura de "Gloria", el primer corte del disco, que decía: "Jesús murió por los pecados de alguien, no por los míos...".
Según narra Müshell en su libro, Smith, la mayor de cuatro hermanos que se crio escuchando música clásica, rock and roll y jazz en la voz de Billie Holiday, soñaba con "ser la musa de una artista y aprender de él". Algo así le ocurriría con Mapplethorpe, un chico tímido al que le costaba expresar sus sentimientos con quien se cruzó, por casualidad, cuando, arribada en Nueva York con lo justo, luego de abandonar sus estudios de profesora de Bellas Artes, buscaba la dirección de unos amigos para pasar la noche. Y al que se volvería a encontrar dos veces más, como si estuvieran destinados: en la librería Brentano's, donde ella trabajaba como vendedora,y en la calle, mientras trataba de esquivar a un escritor con el que había aceptado salir a cenar, porque llevaba días sin comer. Justo en ese momento pasó Robert, ella —que hasta había tenido que dormir en el Central Park— se acercó a él, lo tomó del brazo y le pidió que la salvara, haciéndose pasar por su novio. "Seguro", le respondió él. Desde entonces,no volvieron a separarse: primero, como pareja, y luego como amigos, hasta la muerte de él, por causa del sida, en 1989.
"Mi familia eres tú", solía decirle Robert, que provenía de un entorno religioso y estricto, y más tarde asumiría su bi u homosexualidad. Él, que, de acuerdo con Smith, "quería crear algo que nadie más hubiera hecho" y "siempre iba un paso por delante", admiraba a Andy Warhol y los lugares con glamour. Ella amaba platónicamente a Arthur Rimbaud y prefería los sitios bohemios. Le gustaban "los artistas que transformaban su época, no que la reflejaban". Tanto uno como el otro, siempre ocupados en crear —collages y diseños él; poemas y dibujos ella— estaban convencidos de que tenían algo que entregar al mundo. De hecho, se empujaron mutuamente: Patti convenció a Robert de tomar fotografías —con las cuales convertiría la sexualidad en arte— y él la instó a recitar sus poemas y cantar en los escenarios, donde combinaría poesía y rock. Mientras vivían al día y soñaban con un futuro espléndido, escuchaban un tema que hicieron suyo: "How Can You Hang On To A Dream?" ("¿Cómo podés aferrarte a un sueño?"), de Tim Hardin. Es parte de lo que cuenta Smith en Éramos unos niños, texto que le sirvió de referencia a Müshell.
"Yo creo que no puedes hacerte una idea de Patti Smith si no lees Éramos unos niños. Por mí, yo lo habría ilustrado entero. El vínculo que se creó entre Patti y Robert,desde el primer momento, hace que te enamores de ellos, que te obsesiones. Por lo menos, yo me llegué a obsesionar mucho, después de leer esa historia apasionante: me compré libros de Robert, comencé a hacer polaroids (como hacía él en un comienzo); al investigar sobre Patti, me hice con sus libros", admite Müshell. "Además, desde la primera palabra hasta la última, todo son imágenes sobre el Chelsea Hotel, sobre la vida que tuvieron juntos, también ahí. Robert me parece un personaje de una creatividad brutal, que evolucionó muchísimo al lado de Patti Smith, y que fue imprescindible hasta el día de hoy. Supongo que, como a todos los que han leído el libro, me influyó emocionalmente".
En broma, Müshell, que tiene 30 años, dice que si le da por comparar la vida que la cantante tuvo a los 19-20, con la propia, se pregunta: "¿En serio...?" Esto, por la cantidad de referentes con que Smith se encontró: "Fue impresionante y decisiva en su vida: Ginsberg, que estaba por ahí en el hotel, Lou Reed, Bob Dylan... Era una etapa muy importante que tenía que ilustrar para mi libro, así que sí, Éramos unos niños, donde está todo esto, fue decisivo".
También lo fueron otros escritos de Smith, a quien la ilustradora, en un principio, conocía sobre todo por hits como "Because The Night". El tema, que Patti escribió con Bruce Springsteen en 1978, alcanzó el número 13 en los charts y ha sido versionado por diferentes artistas. "Yo conocía lo típico: eso y su disco Horses. Y fue a partir de investigar muchísimo sobre Patti Smith, que es inmensa, porque están sus libros, sus poemas, sus canciones, su obra fotográfica, que se ha conocido en los últimos años... Ella no ha dejado de crear en toda su vida y eso es lo que realmente la mantiene viva y coleando".
Fue gracias a su documentación para She Has The Power —que abarca desde aspectos biográficos e influencias personales de Patti hasta un análisis de sus discos— que a Müshell se le abrió un mundo. "Este libro me sacó de mi interior, fue una aventura. Lo agradezco, porque gracias a Patti Smith he llegado a Lou Reed, a los Rolling Stones; he profundizado en Bob Dylan. Todo esto enriquece mucho, ha ampliado totalmente mi campo de visión", sostiene la dibujante, que también es autora de la novela gráfica Pink Mousse y de los fanzines Aquí dentro (y convivir con las bestias) y Sadness Motel. "Patti Smith tiene una profundidad, en sus pensamientos, sus libros y sobre todo en su música. Y debo decir, de paso, que El mar de coral (2012), en que habla de la vida y la muerte de Robert, me parece una obra maestra, que grafica fielmente la amistad, la devoción de uno por el otro".
Valentía y poca vergüenza
Con una fama de genial y arrogante similar a la de Lou Reed, Patti Smith ha dicho que siempre fantaseó con la idea de ser escritora, especialmente luego de leer a Louisa May Alcott. La autora de Mujercitas, cuya protagonista, Jo, escribe historias para ayudar a mantener a su familia, le dio una "perspectiva positiva sobre su destino como mujer". En los escenarios, su arrojo fue una manera de tender puentes entre una generación que había muerto —Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison— a comienzos de los 70, y una que surgía a patadas, a mediados de esa década, con bandas como The Clash, The Ramones y Sex Pistols. "Le atraía la idea de componer canciones, de parecerse a Keith Richards, de moverse como Mick Jagger, de ser enigmática como Bob Dylan, de mezclar poesía y música como Jim Morrison", apunta Müshell en su libro. "Admiro de ella que haya tenido la valentía de coger un autobús sola, de decirle a su madre: 'Me voy, rompo con todo, si no, yo aquí me muero; me voy a Nueva York'. Hay un libro que se llama Please, Kill Me, en el que hablan personajes que tocaban en el CBGB, la sala mítica de conciertos neoyorquina: los Ramones, los Clash. Ellos hablan de Patti Smith, de la picardía y la poca vergüenza que tenía de estar siempre en todas partes, en todos los conciertos. Ella tenía que estar buscando referencias, topándose con gente. Esa manera de enfrentarse a las cosas, de aprender de todo lo que la rodeaba y de crear su propia obra, creo que también es admirable".
Smith, un espíritu salvaje, libre, desprejuiciado, también ha debido sortear las pérdidas en su vida. A fines de los 80 y a lo largo de los 90, sufrió las muertes de Mapplethorpe; de la pareja de este, el curador y coleccionista Sam Wagstaff; del músico Fred Sonic Smith, con el que estuvo casada 14 años y tuvo dos hijos, Jackson y Jessie, y de su hermano Todd, entre otras. Quizá por eso siempre está homenajeando a otros. "Como no es capaz de despedirse de la gente, volvió a los escenarios, de los que se había alejado. Ella filtró esos dolores y los puso en las canciones, en sus libros.Eso es notable. Y también cómo todo lo que toca lo convierte en arte", afirma Müshell, que, más adelante, quisiera dedicar un libro ilustrado a Janis Joplin. "Con ella me pasa igual que con Patti Smith, que cada vez que la veo en la TV, en un video o suena de fondo, es como si viera a un novio. La siento mía y me emociona... Su historia también tiene que ser contada mediante el dibujo, aunque creo que, hace poco, ha salido en España una versión ilustrada para niños, algo que me parece súper guay".
El editor de Müshell trató de enviarle She Has The Power a Smith, a través de su manager, pero no tuvo éxito. "Desde mi humilde hueco, la he etiquetado en algunas ilustraciones y en la portada del libro, obviamente, sin repuesta", cuenta la dibujante, que teme la reacción de Patti Smith, quien rechaza las biografías, ya que "no está muerta". De todos modos, le gustaría que el libro llegara a ella: "Es que está hecho con mucho cariño, y no deja de ser un homenaje".
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