Patrimonio desconocido: así es el palacio en el que pasó sus años de soltero el rey emérito Juan Carlos I

Ubicada en la localidad española de El Escorial, sobre las sierras de Madrid, la casita del Infante es testigo de la vida de soltero del rey emérito de Juan Carlos I durante fines de los años cincuenta y principios de los sesenta. Fue construida casi 200 años antes: entre 1771 y 1773 por el arquitecto favorito de la corte entonces, Juan de Villanueva.

En principio, fue creada como una casa de recreo en el campo para Gabriel de Borbón, el más chico de los hijos de Carlos III. De ahí, claro, su nombre “del Infante”. Su arquitectura tiene un estilo neoclásico y un diseño que se inspira en el orden jónico de la arquitectura griega clásica. En el interior se destaca un salón de doble altura pensado para escuchar conciertos. De hecho, se sabe que el infante Gabriel sentía pasión por la música.

Durante su juventud, Juan Carlos I disfrutó de este enclave luego de su paso por la Academia Militar de Murcia. Siguió allí mientras planeaba su boda con la reina Sofía hasta que, un año antes del casamiento, se instaló en el palacio de la Zarzuela en 1962. Allí, todavía se cuidan las habitaciones que fueron su cuarto de dormir y su despacho. El lugar también es donde Juan Carlos y Sofía recibieron a la reina Isabel II y a su fallecido esposo el príncipe Felipe de Edimburgo.

Además de ser testigo histórico de la corte española, el palacio, considerado Patrimonio Nacional, alberga colecciones pictóricas de gran valor como las encargadas por Carlos III de temática marítima. En sus jardines, por otro lado, se puede apreciar un árbol que tiene más de 130 años de vida: el gran cedro del Líbano.

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