En una extensa charla con LA NACION, Adriana y Natalio Bonavena recordaron a su padre; la aprobación de la serie sobre su vida que estrenará Star+ y las recetas imperdibles de la madre del ídolo del box
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Sobre la calle Dean Funes, un local no ostentoso esconde una bella vinoteca y, más atrás, lo que fuera una vivienda, típica casa chorizo levantada en 1910, fue convertida en un precioso restó que esconde una historia, más o menos, secreta.
La cosa es así, uno de los socios y la maître de Patio Funes, tal el nombre del lugar, son los hijos de Oscar Natalio Bonavena, el ídolo del box, asesinado el 22 de mayo de 1976 en Estados Unidos, y cuya vida inspiró la realización de la serie Ringo, gloria y muerte, que este viernes se estrena por la plataforma de Star+.
“No queremos convertir este lugar en un museo, porque tengo dos socios que no son hijos de Bonavena. Tampoco queremos que, por estar en Parque Patricios, sea el lugar exclusivo de los hinchas de Huracán, ni de los de San Lorenzo, por la cercanía con Boedo. Este es un lugar abierto a todo el mundo”, explica Natalio Oscar Bonavena, que no sólo lleva el mismo nombre -aunque en orden invertido- de su padre, sino que también lo une un sorprendente parecido físico. Por momentos, pareciera estar hablando con el mismísimo Ringo, aquel ídolo querido e histriónico que también se dedicó a la música. Acaso un mediático llamativo, cuando tal cosa no estaba instaurada.
En sintonía con su hermano, Adriana Nancy Bonavena reconoce que “no queremos que esto sea un museo, el ídolo era él, nosotros somos solamente los hijos del ídolo”. Mujer de voz ronca, su enorme simpatía la llevó a ocupar ese lugar de la bienvenida, una tarea no menor para quienes se aprestan a almorzar o cenar. “Acá suelen venir artistas como Virginia Lago y Héctor Gióvine, o Marcelo Iripino, y jugadores de fútbol…”.
“La experiencia es un peine que te regalan cuando te quedás pelado”, se lee en una chapa que se remata con el nombre de la leyenda deportiva, una de las pocas referencias a su figura que se pueden apreciar en el lugar.
Dos espacios íntimos para diez o catorce personas, otro más amplio, y una galería semicubierta albergan las mesas de este lugar que tiene atmósfera de barrio y aromas de familia.
Coronando el espacio, en la mitad de la manzana, un amplio salón, con vip y cabina de luz y sonido incluida, puede convertirse en lugar para celebraciones y en el espacio ideal para realizar cenas acompañadas por funciones de teatro, como sucederá en pocos días con la presentación de Una, pieza protagonizada por la reconocida actriz Miriam Odorico y dirigida por el director y dramaturgo Giampaolo Samá, quienes son habitués del restaurante.
El lugar se inauguró el 4 de marzo del 2021, en plena pandemia. Sin embargo, a pesar de la hostilidad de aquellos tiempos, rápidamente el sitio se ganó un muy buen nombre. A los platos abundantes y sabrosos se les suma una ambientación sumamente cálida. Y, desde ya, el imaginario sobre la figura de Ringo.
“Cuando llegamos al lugar, estaba en ruinas”, sostiene Natalio Bonavena, quien fue invitado por sus dos socios a sumarse al proyecto. “Este lugar no sólo fue vivienda, sino también encuadernadora de libros, sociedad de fomento y club social. Con los años, se cerró y quedó convertido en un galpón. Hubo que trabajar mucho sobre el edificio, muy a pulmón. Se restauraron puertas y ventanas y se arreglaron techos que tienen una altura de cuatro metros”.
Cuesta imaginar aquellas ruinas, hoy convertidas en un sitio muy bello y amoroso, que mantiene la identidad de lo barrial, sin sofisticaciones innecesarias: “Amo este lugar, recibir a la gente y atenderla. Me gusta que todos se vayan contentos, esa es mi satisfacción”, reconoce la maître de apellido célebre.
Los sabores de la abuela
La carta de Patio Funes contempla opciones para todos los paladares e incluye platos aptos para celíacos o personas con diabetes. De todo como en botica, de pastas a carnes y pescados. Aunque, sin dudas, aquellos platos que preparaba la abuela Domingo, madre de Ringo Bonavena, son el fuerte del lugar.
Los ravioles de Doña Dominga parecen ser irresistibles: “Salen con estofado, pero no te puedo decir la receta, es un secreto familiar”, sostiene Natalio. Adriana, a su vez, redobla la apuesta: “También incorporamos las empanadas de Doña Dominga, que están hechas con masa casera, el relleno de los ravioles y se cocinan fritas”. Aquellos ravioles famosos, en realidad son unos raviolones contundentes.
Dos chefs, que forman parte de un staff de más de veinte personas, se encargan de comandar la cocina, donde también las carnes con hongos son una suerte de opípara perdición. “Con hambre nadie se queda”, se ufana la hija de Ringo, quien reconoce que “mi papá fue mi ídolo, por eso, hablo de él y lloro”.
A Patio Funes se puede ingresar por el palier de la otrora casa chorizo, donde un piano de época recibe coqueto. O bien a través de la puerta que da a la vinoteca. “Tratamos de no ofrecer vinos que se pueden conseguir en el supermercado, sino que buscamos tener marcas de autor, bebidas más originales”, sostiene el hijo que se dedicó a ser contador y administrar campos, aunque, alguna vez, como hobbie, hizo algo de boxeo como su padre. Con todo, Ringo le aclaró que no debía cumplir con ningún mandato al respecto.
Para formar parte del club de vino, hay que abonar una cuota mensual, hoy a un valor de $5500, y que permite que el socio pueda llevarse tres botellas de regalo.
Remembranzas
La vida de Ringo Bonavena fue atípica. A sus lauros como boxeador, se le suma su histrionismo y esa devoción por estar cerca de la gente, condimentos valiosos que inspiraron la serie que este viernes estrena Star+ y que contó con la aprobación familiar.
“Era un tipo muy intenso, cada vez que salía a la calle o iba a la cancha, lo rodeaba la gente para saludarlo, era una locura. Cuando íbamos al Luna Park a ver una pelea, no podía avanzar, pero no renegaba, sino todo lo contrario, por eso, le gustaba mucho ir al café Tabac y ver cómo los autos frenaban en la Avenida del Libertador para verlo. Sabía manejar muy bien su marketing”, sostiene Natalio.
Adriana Bonavena reconoce que “te acostumbrás a vivir rodeada de gente. Nací con ese apellido, es natural para mí, aunque mi papá no era común”. Sin renegar de aquella infancia, los hijos añoran un domingo almorzando con papá y mamá a solas o tomar una merienda sin periodistas, deportistas o hasta fanáticos dando vueltas por la casa.
La serie Ringo, gloria y muerte hará foco en la historia del boxeador, tomando como punto de partido los tres meses previos a su fallecimiento y apelando al flashback narrativo para regresar la historia al pasado. La ficción lo mostrará como una celebridad deportiva y como una figura pop que se animó a todo, de grabar un hit popular como “Pio, pio, pa”, a registrar algunos episodios del programa de Pepe Biondi o protagonizar un espectáculo teatral junto a Zulma Faiad.
Tristezas
Oscar Natalio Bonavena murió asesinado en 1976 en Reno Nevada, Estados Unidos, cuando sólo contaba con 33 años y anhelaba una revancha en el box con Muhammad Alí. “Papá dijo que se iba a morir a la edad de Cristo. Una vez, se disfrazó de viejo y me dijo: ´Adrianita, nunca vas a ver a papá así´. Eso está en la serie, cuando vi esa escena, pensé que me moría”, reconoce la hija.
La forma en la que Natalio y Adriana recibieron la noticia de la muerte de su padre fue, en ambos casos, muy llamativa. Ella tenía 12 años, estaba en la peluquería con su madre, y la radio encendida propagó la noticia que Adriana no llegó a escuchar, pero su madre sí, con el consecuente desmayo: “Cuando corrí a socorrer a mi mamá, me dijeron que se había desmayado al escuchar que papá había muerto. En ese momento, me lo estaban informando a mí”.
Natalio, algunos años menor que su hermana, tenía siete años cuando jugando a la pelota en la calle, como aún se acostumbraba en los barrios en la década del setenta, se enteró de la muerte de su padre ilustre. “Vino el padre de un amigo a buscarlo y dijo en voz alta ´lo mataron a Ringo´”. Crueldades de las formas, tan crueles como aquel crimen por el que el asesino no pagó demasiado: “Ross Brymer cayó preso, pero sólo le dieron dos años. Luego volvió a la cárcel por temas de drogas y robos. También por la droga fallecieron sus dos hijos. Mi abuelo Antonio me decía ´quédate en la puerta que verás pasar el cadáver de tu enemigo´, pero eso es simbólico, no se puede vivir con rencor, por suerte no viví una vida de resentimiento, a pesar de la mochila que uno carga. Costó mucho el luto, mi viejo se fue de Argentina y cuando lo volví a ver, estaba sin vida, por eso sostengo que, la verdad sobre su muerte se la llevó él”.
Natalio y Adriana recuerdan los funerales de su padre en el Luna Park, pero ambos coinciden que “no podíamos ver más allá, estábamos destrozados por la muerte de papá”. Aunque reconocen que el amor de la gente fue, de alguna manera, un consuelo.
Los hermanos conocieron a los protagonistas de la serie. Incluso Delfina Chaves pudo conversar con la mamá de los Bonavena, rol que le tocó interpretar en la serie. “El actor es un fenómeno”, reconocen al pensar el parecido físico y la profundidad de la interpretación de Jerónimo Giocondo Bosia.
Lejos de sacar rédito, Patio Funes, el coqueto refugio de Parque Patricios, homenajea al ídolo sin alardes. El foco está puesto en los manjares de la cocina, en la atención de los Bonavena y de su gente, y el clima familiar. Acaso Ringo bendice desde algún lugar. Seguramente, así sucede.
Patio Funes.
Dean Funes 2045, CABA. / Abierto de lunes a sábados, mediodía y noche / @patiofunes
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