Parirnos como buenos padres
¿Existe el instinto paterno? Es una pregunta que nos despierta rápidamente una sonrisa socarrona; sin embargo, el instinto materno también es uno de los temas tabú. No son pocas las mujeres que mencionan que no logran percibir ningún atisbo de él luego del parto. En realidad no nos debe llamar la atención, puesto que somos distintos de los animales y no bien ingresamos a este mundo lo primero que se aprende es a tener reglas que "destruirán" lo poco de instintivo que traemos desde la gestación.
Hoy se busca la democratización en el cuidado de los hijos. Pero no es ni la ternura ni el supuesto instinto paternal los que motivan estos cambios, sino algo mucho menos sentimental, como el ingreso de un número cada día mayor de mujeres a la fuerza laboral. En el nacimiento se ha comprobado que la presencia del padre logra una disminución de la duración del trabajo de parto y reduce la necesidad de analgesia. Y al igual que en los animales, en el hombre también se producen cambios hormonales. Durante el embarazo y luego del nacimiento, los varones registran un aumento de la prolactina, la hormona encargada de producir la leche.
Exista o no el instinto, lo cierto es que los hombres, por educación y biología, nos mantenemos lejanos al embarazo y al cuidado de los niños; sin embargo es probable que tengamos un mejor desempeño. si logramos involucrarnos desde el principio de la gestación. Participar de las visitas prenatales, presenciar el nacimiento y acompañar a la mujer en los primeros días van modelando una actitud de cuidado, de responsabilidad y de disfrute en la crianza.
No creo que tengamos que esforzarnos en alejar a los modelos tradicionales masculinos. Dedicarse paga dividendos en la pareja y estimula la satisfacción personal. No dedicarse significará una deuda con uno mismo y con los demás. Es bueno que los hombres busquemos parirnos como buenas parejas y como buenos padres. Si no hay instinto... habrá que construirlo.