Se trata de un pichón de lechuzón de dos meses de vida. Los expertos intentan recuperarlo.
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“El animal es un pichón de lechuzón orejudo que está en su etapa de nido, cuando empiezan a hacer sus primeras exploraciones por los márgenes del nido. Lamentablemente fue rescatado equívocamente. Por desconocimiento, muchas veces la gente ve animales en el suelo y cree que están perdidos o se cayeron del nido. La realidad es que esto forma parte de su proceso de aprendizaje. Cuando se caen del nido, suelen volver saltando a su ubicación segura. En este caso en particular, el lechuzón orejudo es un ave que anida en los pastos, lo que contribuye a que la gente crea erróneamente que está rescatando a un animal cuando lo que hacen es un daño enorme ya que los sacan de su hábitat natural”, explica Manuel Encabo, coordinador del Centro de Rescate de Fauna Silvestre.
Una historia repetida
Fue en la ciudad de Brandsen, en la provincia de Buenos Aires. Esa tarde, mientras hacía las tareas habituales de limpieza y cuidado de sus animales, el rescatista Fer Pieroni recibió un mensaje: habían encontrado un pichón de lechuzón orejudo en el campo. “La persona que dio con el ave ya había tenido una experiencia con aquella especie. Lo había criado en su casa pero el ave no logró sobrevivir. Y la verdad es que la crianza artificial no suele ser exitosa. Se trata de animales salvajes que necesitan su hábitat natural. Se suelen caer de los nidos pero los padres se las arreglan para que vuelvan a su lugar. Por eso no hay que interferir con ese proceso, salvo que el animal esté herido”, explica el rescatista.
Pero ese no era el caso. El pichón le había parecido lindo a la persona que lo vio y quiso llevarlo a su casa. “Con una amiga logramos convencerla de que cambiara de idea y explicarle que lo mejor era devolverlo a la naturaleza. Después de una larga charla, la persona accedió a nuestro pedido. Sin embargo, ya lejos de donde había aparecido, lo mejor fue llevarlo con manos expertas”.
Cuando estuvo fuera de peligro, Pieroni se ocupó de observarlo para detectar heridas o problemas en sus alas. El ave estaba en perfectas condiciones. Lo instaló a oscuras en una transportadora y habitación separada de su casa para que no se estresara. A la mañana siguiente se dirigió al Centro de Rescate de Fauna Silvestre, que funciona en la Reserva Ecológica Costanera Sur y que rehabilita y, de ser posible, reinserta en su hábitat natural, fauna silvestre afectada por causas naturales y/o humanas. Desde sus comienzos, el Centro cuenta con la activa colaboración de los voluntarios de la Fundación Caburei, que aporta recursos e insumos.
Un error común
Luego del control por parte del veterinario, se confirmó que el ave está en perfectas condiciones. Pero todavía le queda un largo camino por recorrer. Lo que resta, en adelante, es intentar que el animal tenga el menor contacto posible con los humanos ya que en su primera etapa de desarrollo atraviesa la impronta, con lo que se reconocen luego en la adultez. “Cuando no lo crían los padres, como va a ser en este caso, lo importante es que crezca lo más aislado posible de las personas. Creemos que por su tiempo de vida -le calculamos unos dos meses de vida- tiene la ventaja de contar con una fuerte impronta de los de su especie y eso es beneficioso a futuro”, agrega Encabo, que es Técnico Universitario en Gestión, Manejo y Conservación de la Biodiversidad.
A salvo y a la espera
El pichón fue instalado en un recinto con un adulto de su misma especie que llegó al centro en condiciones similares y que está atravesando favorablemente su etapa de crecimiento previa a la posible liberación. Los lechuzones orejudos son aves rapaces de hábitos nocturnos que cazan y se alimentan de roedores, otras aves, anfibios, reptiles e insectos. Actúan como controladores naturales de los animales de los que se alimentan. Son aves longevas, pueden vivir entre 20 y 25 años y habita zonas boscosas. De todos modos, en los últimos años se ha visto que han extendido su territorio a zonas urbanas de arboledas del sur y oeste. Por eso su presencia y observación es cada vez más frecuente en la ciudad de Buenos Aires y alrededores.
Son animales generalmente solitarios pero en época de reproducción forma pareja. Cuando salen del nido, los primeros tiempos se manejan en soledad hasta que encuentran un territorio fijo y estable propio. Posteriormente llega el momento de formar pareja. “Todavía no sabemos si se trata de un macho o una hembra ya que los lechuzones no tienen dimorfismo sexual. Las hembras suelen ser un poco más grandes que los machos. Pero como este pichón está en plena etapa de crecimiento, todavía no podemos saber su sexo”.
Encabo asegura que es difícil dar una recomendación general para los casos en los que se encuentra un animal silvestre ya que depende de la experiencia y la capacidad de juzgar en el momento qué le pasa al animal. “Muchas veces la gente agarra animales cuando en realidad lo que hay que hacer es no molestarlos. Si el animal está lastimado, tiene sangre o se detecta un ala rota, por ejemplo, hay que actuar. Los veterinarios no suelen tener formación y conocimiento ni experiencia con animales silvestres, que requieren diferentes cuidados. Por eso lo mejor es acudir lo más rápidamente a un centro especializado. No son animales de compañía, no necesitan mimos ni caricias para estar bien. Su lugar es en la naturaleza”, cierra Encabo.
Los expertos estiman que el pichón estará dos meses más en el Centro. Durante ese tiempo terminará de completar su plumaje y hacer las prácticas de caza, de modo que incorpore las herramientas para capturar sus propias presas. “Una vez que esté bien musculado, fuerte y con hábitos de caza establecidos, podremos liberarlo a su hábitat natural, que es donde este ave y todos los silvestres pertenecen”.
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