Para los que todavía apuestan al "sí, quiero"
Tengo un fetiche cada vez que agarro un libro nuevo, ya sea recostada en mi cómodo sillón o de paso por una librería: voy antes que nada a la última página (sin contar el epílogo) y reparo en la última palabra. Es muy divertido el ejercicio: le permite a uno fantasear sobre el tono de tal o cual pluma antes de ser develado en la lectura. Con la palabra "futuro" concluye El Misterio del capital, de Hernando de Soto. "Marketing" utilizaron Gilles Lipovetsky y Elyette Roux para El lujo eterno y "belleza", Milan Kundera para La inmortalidad, mientras que Gabriel García Márquez, a su turno, eligió "tierra" como punto final de su querido Cien años de soledad. Seguiría enumerando ejemplos por horas. Pero elegí detenerme en Sí, quiero, el último libro de Florencia Canale y Dany Mañas, que optaron por un sencillo vocablo: "celebrar".
A esta altura se podrán imaginar de qué trata el argumento: es una recopilación de los matrimonios más emblemáticos que se consumaron en el Registro Civil de la ciudad de Buenos Aires. A lo largo de veinte capítulos, los autores reconstruyen deliciosas historias de amor como la de Carlos Pellegrini y Carolina Lagos, Natalio Botana y Salvadora Medina Onrubia o Susana Giménez y Huberto Roviralta, entre otras, con picardía y gran nivel de investigación.
¿Sabía usted, por ejemplo, que el bailarín ruso Vaslav Nijinsky se casó en Buenos Aires con Rómola de Pulszky? ¿Que Palito Ortega y Evangelina Salazar llevan 47 años juntos? ¿Y que el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry conoció a Consuelo Suncín en nuestra capital, la llevó al Registro Civil a las pocas semanas y una vez ahí se puso a llorar tanto que ella misma decidió abandonar la operación in situ?
"Son todos personajes de los cuales conocemos mucho de su vida pública. Pero hacerlos permeables al amor es extraordinario", explicó Mañas, durante la presentación del libro. Allí estaba él, impecable con su corbata a corazones rojos, sentado al lado de Canale, en el Registro Civil de la calle Uruguay. ¿En dónde si no? "Porque escribir esto juntos también fue un matrimonio" bromeó ella. El encuentro transcurrió entre risas y emociones. Mañas, de hecho, lagrimeó cuando se refirió a Amalia Lacroze de Fortabat ("Yo trabajaba en un hotel en Mar del Plata y ella me dejaba propinas de 100 pesos. Después terminé escribiendo sobre su historia de amor"). Augusto Rodríguez Larreta - quien fue uno de los grandes impulsores de este proyecto- advirtió que "la línea de vida transcurre en esta institución: uno nace, se casa y también se muere en el Registro Civil".
Otro momento conmovedor fue cuando Berta Szpindler de Borensztein tomó la palabra: "Me fugué de mi casa para casarme con Tato. Mis padres no lo aprobaban para nada. Decían que un artista tenía que casarse con otro artista. Ni siquiera vinieron al Registro Civil. Pero yo volvería a hacerlo". También estaban en primera fila Ernesto Larresse y Alejandro Vannelli, protagonistas de un "sí, quiero" que hizo historia. "Quisimos escribir sobre el primer matrimonio igualitario porque fueron militantes en esta lucha. Y no lo hicieron como una cosa frívola y romántica, sino que trabajaron dos años en este proyecto para ayudar a otra gente", explicó la dupla escritora.
En fin, que éstas y muchas otras historias más suceden día a día, en el Registro Civil. Y ahora, en un libro. Entonces, nunca mejor la elección de esa última palabra: ¡celebremos