Para festejar, alcanza con un buen living y anfitriones generosos
Este verano, en Punta del Este la mayoría de las marcas optó por organizar sus más selectos eventos en casas particulares, propiedades de celebridades como Valeria Mazza
PUNTA DEL ESTE.- "El auténtico anfitrión es el que invita la cena", sostiene uno de los versos finales de una obra atípica -y no por eso menos célebre- en la antología de Molière, Amphitryon , una reinterpretación del texto homónimo del poeta Plauto. La obra cuenta la historia de aquel rey de Tirinto, antigua Grecia, que, según la leyenda, fue famoso por ofrecer grandes banquetes y porque Zeus (luego Júpiter), el dios de los dioses, engañó su inteligencia para tomar a su mujer como propia, y concebir un semidiós, Hércules. Irónica, crítica y genial, la obra sigue recibiendo aplausos y sentó el origen de la palabra anfitrión para referirse a quien recibe invitados en su casa, concepto que hoy se ha convertido en todo un arte y un ítem fundamental en los manuales de protocolo, al que los organizadores de eventos comenzaron a prestarle especial atención.
Así, por lo menos, se pudo observar en Punta del Este esta temporada, en la que las marcas apostaron a eventos más íntimos y exclusivos en detrimento de las tradicionales fiestas multitudinarias que eclipsaban la movida esteña años anteriores. La apuesta no sólo implicó reducir la lista de invitados y restringir el acceso de fotógrafos indiscretos, sino que buscó recuperar el concepto de anfitrión: recibir a los invitados en una casa.
"Es algo que se está dando durante todo el año en Buenos Aires, y no sólo en la temporada: juntarse en casas, cocinar, recibir amigos. En la casa, la gente tiene la posibilidad de ser anfitrión. Y la tendencia es que ese anfitrión pueda darse el gusto de agasajar al invitado; ahí uno es dueño de cada detalle de la experiencia que ofrece, mientras que afuera siempre hay variables que uno no controla", dice Jean Del Pino, gerente de marketing de Pernod Ricard.
Este verano ya fueron 20 eventos privados en los que estuvo presente esta tendencia: fiestas de entre 50 a 200 personas, en las que por el momento se ha ofrecido el servicio de barras sin cargo. Eso sí: no para cualquiera. Para esta primera etapa, la condición es que esa reunión sea organizada por una figura reconocida o un habitué de la temporada esteña, o por lo menos que figuren entre los invitados. Aunque la idea es que en un segundo paso -aún no implementado- este servicio se abra al público en general, esta vez con cargo incluido.
La convocatoria de Chivas, por ejemplo, fue a una de las casas más famosas de José Ignacio, la del arquitecto Carlos Libedinsky, ubicada entre las rocas, a pocos metros del faro sobre la costa mansa. Allí, confundida entre la naturaleza, la casa de madera se llenó de luces y música durante los primeros días del año para convertirse en la sede de una seguidilla de eventos bajo el auspicio del lujoso scotch y el lema de sus acciones de marketing, "The art of hosting", que comenzó con una invitación a ver "el primer atardecer del año".
La experiencia valía la pena: la casa Libedinsky, entre varias particularidades arquitectónicas que la ubican en los libros especializados en la materia, cuenta con una salida directa al mar y una vista del atardecer en un escenario cinematográfico. Allí tocó Mox, la banda de Mike Amigorena y Ale Lacroix, y asistieron, entre otros, Esmeralda Mitre, Darío Lopérfido, Paloma Cepeda, Guillermo Pfening y Paula Reca.
En la misma arena, el 3 de enero hubo una muestra fotográfica de obras de las modelos Florencia Fabbiano, Jimena Buttigliengo y Naomi Preizler, y el 4 fue el gran cierre con una fiesta para 700 personas. Con una ambientación impactante, que resaltaba cada detalle de la casa con una iluminación especial, una combinación de cócteles y chocolates que hicieron las delicias de los más golosos y un espectáculo de fuegos artificiales sobre el mar sin parangón, se convirtió en uno de los convites más comentados de la temporada y, sin duda, marcó tendencia para lo que se viene en organización de eventos: sobriedad, lujo y novedad.
Entre esas fiestas estuvieron también la de Teté Coustarot, la realizada por Aito de la Rúa en La Colorada, la inauguración de la Casa Mercedes-Benz, el cumpleaños de Nacho Viale y la fiesta de Marco Noyer, entre otras.
¿Los tragos que pudieron probar? Se impusieron los frutados. Con Absolut las opciones fueron el Sour Maracuya (vodka, limas y maracuyá); el Acid (vodka, pomelo, limas y limón); el Lime (vodka y limas) y el Apple Soda (vodka, jugo de manzana y un toque de soda). Con Chivas, el Apple Club (whisky, jugo de manzana, soda, hojas de lima y hojas de menta); el Fresh Dive (whisky, limas y pomelo); la caipi a base de whisky, y el Bitter Pears (whisky, jugo de peras y Bitter Angostura).
El 8 de enero, una larga fila de autos se apostó en la entrada de Villa Sophia, la mansión de JP Bailey en La Boyita, en el camino a José Ignacio. Cientos de jóvenes no dudaron en asistir a la multitudinaria fiesta de la cerveza Miller, otra marca que buscó una casa famosa para recibir a sus invitados. La música electrónica de la mano del DJ de moda de la temporada, Steve Angello, retumbó hasta bien entrada la mañana y se vio bailar muy entretenido a Marcelo Tinelli y su comitiva de amigos.
Otra gran innovación la aportó la fiesta de Chandon el fin de semana pasado. Si cada año se convertía en el evento más popular y esperado, esta temporada el cambio fue radical: no más peleas por los precintos, no más convocatoria multitudinaria, no más espacios rimbombantes (The Setai y Laguna Escondida fueron sus últimas sedes). Los anfitriones fueron Valeria Mazza y Alejandro Gravier, que aceptaron abrir las puertas de Finca Valeria, su casa de veraneo ubicada en el terruño de Finca Narbona, para recibir a 250 personas.
El dress code tradicional de la marca, "tout en blanc", se mantuvo, y fue cumplido a rajatabla. Hubo quienes quisieron pasar vestidos de negro, y no hubo nombre y apellido capaz de burlar la orden que tenían los agentes de seguridad. El artista plástico Pablo Reinoso y el galerista que aloja su obra en Punta del Este, Renos Xippas, fueron algunos de los distraídos que no leyeron la letra chica de la tarjeta de invitación. Justo antes de que se retiraran indignados ("Nadie me dijo que tenía que venir de blanco", subrayó visiblemente molesto Reinoso) fue el anfitrión, Gravier, el que resolvió su ingreso.
"Con Ale nos encanta organizar fiestas en casa, recibir amigos, siempre lo hacemos, y tratamos de ser buenos anfitriones", dijo Valeria Mazza, la gran estrella de la noche, enfundada en un vestido blanco con tachas doradas by Versace.
Montar la fiesta de Chandon en su finca no fue tarea fácil. Valeria y Alejandro pidieron especialmente que se redujera lo más posible la lista de invitados y supervisaron con minucia cada detalle de la ambientación, a cargo de Javier Iturrioz, para que no interfiriera en la decoración original de su hogar.
El evento tuvo lugar en el living de la casa y en la galería con salida a la piscina. Desde allí, una vista al campo que se extiende enorme y plagado de viñedos. En el centro, una laguna artificial hizo las veces de espejo para el show de fuegos artificiales que dio la señal de largada de una noche de baile que se extendió hasta el amanecer.
Si en ocasiones anteriores la fiesta de Chandon trasladaba a los invitados a Marruecos, Hawai y cuanto destino exótico existe en el mundo, ahora se buscó potenciar los atributos de la casa anfitriona. En el living se dejaron los sillones, los almohadones y las alfombras, los portarretratos con fotos familiares, se vistió la larguísima mesa central para doce personas y se encendió la estufa hogar. Por doquier, flores naranjas y luces azuladas, ambos colores de la nueva apuesta de la firma, el espumante dulce Délice.
Valeria y Alejandro dieron la nota bailando divertidísimos con sendas copas en la mano a lo largo de toda la velada junto a otras celebridades amigas: Luciana Aymar, Anita Álvarez de Toledo, Paola Marzoto, Iván de Pineda, Lorena Ceriscioli, Justo Saavedra y Julieta Kemble, Cecilia Zuberbühler, Cristiano Ratazzi, Daniela Urzi, Rosella y Patricia Della Giovampaola, Julieta Spina y Augusto Rodríguez Larreta fueron algunos de los convocados.
Dicen que los últimos se fueron con el sol, y al día siguiente, Valeria fue la gran ausente en otra clásica fiesta de fin de temporada. Adujo cansancio. Es que ser anfitrión no es una tarea fácil. Pregúntenle si no a Molière, a Plauto, al rey de Tirinto o al mismísimo Zeus.
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