Para comerte...¿mejor?
Para quienes buscan sumar una experiencia que trascienda la comida, un paseo por restaurantes insólitos de todo el mundo
En 1765, cuando un vendedor de sopa de apellido Boulanger abrió en París un local de venta de comida, adornado por un cartel que rezaba Venid a mí todos los de estómago cansado y yo os lo restauraré, ni siquiera sospechó la revolución que desataría. Sin ir más lejos, la última palabra de aquel cartel se transformó en el nombre actual de los negocios que, mediante las artes culinarias, procuran restaurar las fuerzas de los clientes, pero también cautivar sus sentidos y especialmente, su paladar.
¡Viva la restauración!
El de Boulanger se considera el primer restaurante moderno, pero luego vinieron muchos más, de todos los estilos y para todos los bolsillos. Hoy, los comensales tienen acceso a una variedad de opciones culinarias cada vez más amplia, en lugares que se tornan sus favoritos y a los que vuelven una y otra vez. Nada hay de malo en tal costumbre, aunque una vez recorridos tantos pero tantos espacios de cocina étnica, vanguardista, experimental, ciudadana, clásica, etcétera, puede darse el caso de que cueste encontrar nuevos estímulos en la experiencia de cenar afuera. Esta necesidad de traspasar la frontera de lo básico es la que justifica la actual tendencia de lo que podría denominarse restaurantes inusuales, es decir, todos aquellos que además de la comida (lo básico) suman detalles que le dan un nuevo sabor a la aventura de la restauración.
Cambiar para seguir igual
Desde lo cómico y lo divertido, pasando por lo original hasta lo francamente perturbado, los restaurantes temáticos hoy se diseminan por todo el globo, respaldando su menú con los más increíbles telones de fondo y el concepto general de que cenar no tiene que ser un hecho olvidable o intrascendente. ¿Por qué continuar comiendo los mismos platos de siempre en los mismos lugares de siempre donde va todo el mundo, si es posible hacerlo en un lugar que ofrece un modo o un ambiente distinto para disfrutar de la comida, y una vivencia divertida, para la anécdota? Más allá de las posibles motivaciones, hoy esta tendencia avanza viento en popa y la comida no pierde su importancia en este esquema, sino que la comparte con el entorno.
Mientras en nuestro país asoman de a poco algunos espacios que se atreven a romper reglas y uniformidades del modo que fuere, los invitamos a recorrer algunos de los más asombrosos ejemplos de lugares de todo el planeta que demuestran que comer bien ya no es suficiente, si la comida no se sazona con una experiencia para el recuerdo.
El mejor plantado: Okinawa Tree House
Tiene sólidas raíces en la comunidad, aunque sus empleados suelen irse por las ramas. Hablamos de este estrambótico restaurante del parque Onoyama en la isla de Okinawa, al sur de Japón. Su singularidad reside en estar montado sobre un gigantesco árbol cuya vista quita el aliento. En realidad, el árbol es una estructura de cemento moldeado, y en su tronco funciona el ascensor que lleva al restaurante.
El mas alto: At.Mosphere
Dubai y sus extravagantes excesos siempre sorprenden, aunque son coherentes. Hace poco inauguraron el rascacielos más alto del mundo, el Burj Khalifa, y consecuentemente allí se abrió el restaurante más alto del mundo, At.mosphere. A 422 metros, alberga a unos 210 comensales y sirve casi exclusivamente platos europeos.
El mas vertiginoso: Fangweng
Este más que inusual restaurante chino está cerca de la vistosa caverna de Sanyou (Los Tres Viajeros), en el distrito de Yiling, y tiene fama de ser el único restaurante en una caverna, de todo el mundo. Efectivamente, el local está en una caverna que a su vez se ubica en la pared vertical de una montaña: se baja desde un puente hasta este coqueto y estrecho (y un tanto precario) balcón sobre el célebre río Yangtze, que fluye majestuosamente varias decenas de metros más abajo. Mientras se paladea exquisita comida regional (y se aprende a dominar mareos y vértigos), es posible amenizar el almuerzo observando a los bungee-jumpers que se tiran atados con sogas desde una plataforma en la orilla de enfrente. No conocemos los precios, pero seguramente no miran hacia abajo...
El mas computarizado: Inamo
Este restaurante japonés se ubica en el SoHo, pero no en Palermo, sino en el barrio londinense original. Pero su mérito es otro: encontró la solución a las largas esperas para recibir el ansiado plato mediante el uso de la computación. Las mesas están dotadas de pantallas táctiles, donde es posible ver fotos de los platos para luego ordenarlos, matizando la breve espera con algún juego electrónico u observando imágenes de cómo preparan nuestro plato en la cocina. Antes de salir, además de la cuenta, la pantalla incluye teléfonos de taxis y el mapa del subte.
El mas acuático: Ithaa Undersea
Unico en su género, tiene una privilegiada vista al mar... desde el fondo del mismo. Así es en este restaurante del hotel Hilton de Maldivas, donde se come 5 metros bajo la superficie del océano Indico. El túnel de acrílico transparente que lo cubre (de 12 cm de espesor) ofrece una vista total –y pasmosa– del panorama submarino. Sólo tiene 14 sillas disponibles en sus 45 metros cuadrados. El dato: sirven platos de fusión maldivo-europea y comer allí cuesta 300 dólares por comensal. Y no..., los buzos no tienen descuento.
El mas grande: Bawabat Dimasq
También conocido como La puerta de Damasco. Este restaurante sirio posee uno de los récords Guinness más apreciados: es el más grande del mundo, con 6014 asientos, una superficie de 54 km2 y lo atiende un equipo de 1800 empleados. Se divide en varios sectores en los que es posible comer platos procedentes de todas partes del mundo; en cada uno hay réplicas de monumentos famosos, lagos y cascadas artificiales e incluso un meteorito de cien kilos, caído en Siberia en 1947.
El mas escatologico: Modern Toilet
Las modas rebuscadas se volvieron lo que se dice un hit en Gaoxiong, la segunda ciudad grande de Taiwán, desde la apertura de este restaurante temático, inspirado en instalaciones sanitarias e… inodoros. Hablamos de una cadena (ejem) de trece restaurantes (también en China y Hong Kong), donde los comensales se sientan en inodoros vistosamente decorados, las mesas son lavatorios o bañeras cubiertas con un cristal y la comida, con nombres escatológicos, se sirve en vajilla con forma de inodoro, bañerita u orinal. El plato más famoso es el helado de chocolate..., por obvias y desagradables razones.
El mas aereo: Dinner in the sky
Un restaurante fantástico desde todo punto de vista, en particular desde los 60 metros que alcanza la grúa que lo iza. Se trata de una plataforma rectangular rodeada por una mesa, en cuyo centro los chefs preparan la comida y la sirven a 22 invitados sin vértigo, sentados en torno con sólidos cinturones de seguridad. Es de origen belga, funciona en 15 países y se puede alquilar en todo el mundo (el año último pasó por Buenos Aires, en Puerto Madero). ¿El precio? Depende del menú, pero oscila entre 800 y 1500 euros por persona: está por las nubes, como el restaurante.
El más robótico: ´S Baggers
Una mezcla de cultura geek con el film 2001 en versión design. Ideal para amantes de la tecnología o gente que detesta el trato con camareros, ’s Baggers, en Nuremberg, Alemania, es un restaurante cuyo servicio está totalmente automatizado, desde el pedido hasta la adición. Hay pantallas touch-screen para consultar el menú, contar las calorías y ordenar los platos; rieles que recorren el local para entregar platos usando un sistema que aprovecha la fuerza de gravedad; pagos sólo vía celular o tarjetas de crédito o débito...
¿La comida? Platos locales –cocinados por chefs de carne y hueso– con ingredientes orgánicos y a precios razonables, 7 euros promedio.
El más profundo: Guacara Taina Club
De entrada, nada fuera de lo normal: sirven deliciosos cócteles, sándwiches de cerdo asado, hay buena música, 3 pistas de baile, caben 3000 personas..., pero queda en una caverna natural del Parque Mirador Sur, de Santo Domingo, en la República Dominicana, a 20 metros de profundidad. Batman estaría feliz.
El más fetichista: Hospitalis
Quienes gusten de jugar al doctor tienen su paraíso en la lejana Letonia. Allí reside un restaurante realmente hospitalario, atendido por camareras vestidas con atuendos de enfermeras sexy que harán las delicias de los pacientes. Hospitalis, en la ciudad de Riga, recrea todos los aspectos de un hospital en lo que fue una auténtica clínica de la Unión Soviética.
Se cena rodeado de un equipo médico, bajo luces de quirófano y en mesas de cirugía. Se bebe de tubos de ensayo o jeringas, el menú está en latín y se usan sillones de dentista. El dato: es posible beber la sopa manicomio de manos de las enfermeras, pero antes hay que ponerse un chaleco de fuerza (¡!).
El más pequeño: Solo Per Due
Como lo indica su nombre, se trata de un restaurante reservado sólo para dos personas, también uno de los más pequeños del mundo. Está en Vacone, a 70 km de Roma, y es una locación única para una cena romántica e inolvidable en una hermosa casa de campo, con el bucólico panorama de la provincia de Rieti. Para llegar alquilan autos de lujo como Ferraris o Lamborghinis. El dato: cuesta 250 euros por persona y no incluye el champagne. Solitarios, abstenerse.
El más oscuro: Dans Le Noir?
París, Londres y Moscú conocen esta minicadena de restós para cenar en la más completa e inquietante oscuridad. Sus fundadores consideran que el acto de comer es más placentero si otros sentidos dominan la experiencia, además de la vista. Al inicio se bebe una copa en el cóctel lounge; aún con luz, se eligen los platos y luego se pasa al sector oscuro, con la guía de un camarero no vidente. Allí no se ve nada, sólo se escucha, se olfatea y se come al tacto. Existe la opción de pedir el menú sorpresa y luego descubrir qué diablos fue lo que se comió. El dato: el salón está protegido por rayos infrarrojos, que permiten ver en la oscuridad al personal y evitar posibles robos.
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