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Esa mañana abrió sus ojos, se vistió y se dirigió a su trabajo como un día más. En su rol de azafata, Neerja Bahnot, estaba atenta a cuidar todos los detalles para que los pasajeros de su vuelo tuviesen el mejor viaje. Y no solo se trataba de garantizar la seguridad de todos los pasajeros, ya estaba acostumbrada al trato con ellos y a las situaciones poco comunes también, pero nunca imaginó que aquel trágico día se convertiría en una heroína.
Un matrimonio fallido y una nueva carrera
Nacida en la ciudad de Chandigarh en la India, pero radicada en Bombay, provenía de una familia de clase media, sus padres siguieron la tradición y concretaron su matrimonio en 1985 pero, los maltratos de su esposo y las quejas de aquel, entre las cuales no solo le molestaban las faltas de habilidades domésticas sino el constante reclamo de que la dote pagada por su familia no era suficiente, hicieron que Neerja encontrara la excusa ideal para poder separarse, le devolvieran, o no, el dinero. Al volver a casa de sus padres se prueba como modelo y luego de ser aceptada comienza una nueva, aunque breve, carrera.
¿Por qué? En el año 1985, la compañía Pan Am decidió tener una tripulación de cabina originaria de la India para sus rutas con Frankfurt. Neerja Bahnot vio una oportunidad, se presentó y al quedar seleccionada viajó a Miami para formarse como azafata y sumar su nueva actividad a la carrera como modelo.
Durante algunas semanas, su estancia en el centro de entrenamiento que la aerolínea tenía en Miami se convirtió en hogar, y tras un gran esfuerzo de horas y horas los resultados se hicieron notar: comenzaba a volar como azafata para Pan Am.
Una mañana de septiembre
Aquella fatídica mañana del 5 de septiembre de 1986 Neerja debía volar desde Bombay a Nueva York a bordo del Boeing 747, el vuelo 73 de Pan Am debía realizar dos escalas, la primera en Karachi (Pakistán) y la segunda en Frankfurt (Alemania).
En la primera de las escalas todo parecía transcurrir con normalidad, hasta ese momento en que todo cambiaría: cuatro terroristas de Abu Nidal (grupo terrorista Palestino), disfrazados de agentes de seguridad que escoltaban a un diplomático libio, secuestran el avión. Sin dudarlo y de manera astuta, Neerja comprende la situación y sin que los terroristas lo adviertan alerta a la cabina y les pide a los tres pilotos estadounidenses que se escapen por la escotilla superior, una estrategia para que el avión no pudiera despegar.
Al principio el conjunto de pilotos veía su huida como un acto de cobardía, pero Neerja les explicó que la mejor forma de ayudar era no despegar. Mientras huían a la terminal los terroristas advierten lo que sucede y les disparan.
Ahora era ella, Neerja Bahnot la persona a cargo del avión. Como máxima autoridad y sin otra opción -dejando a un lado sus miedos- se presenta ante los terroristas para intentar cumplir sus exigencias.
Entre los objetivos al secuestrar el avión se encontraba identificar a los pasajeros estadounidenses, por lo que le pidieron a Neerja recoger los pasaportes para saber los nombres de todos. La azafata entendió cuál era el objetivo de los terroristas y escondió estos documentos bajo sus asientos o entre la basura. Sabía que esto podía costarle la vida pero ella no podía permitir que “sus” pasajeros murieran.
Anochecía en Karachi y el paso de las horas generaba que la situación fuera cada vez más tensa, más difícil. Los secuestradores, para demostrar que lo que hacían era en serio habían comenzado a causar pequeñas detonaciones aunque su intención era la de causar una gran explosión.
16 horas secuestrados y un hecho heroico
Neerja Bahnot no dudó y decidió que era el momento de poner fin a las más de 16 horas de secuestro e intentar salvar a todos, Procurando que los terroristas no se dieran cuenta abrió una de las puertas. Desafortunadamente, el tobogán no se desplegó y su cerebro ideó y puso en marcha otro plan.
La azafata Neerja había escondido las instrucciones para abrir la puerta del avión en una revista que entregó a uno de sus pasajeros. Éste al ver que no se había desplegado el tobogán siguió las instrucciones y abrió otra de las puertas con éxito.
Durante la evacuación los terroristas se dieron cuenta del plan de la azafata y comenzaron a disparar hacia los pasajeros. Al ver que tres niños iban a ser víctimas de las balas, Neerja decidió arriesgar su vida y protegerlos con su cuerpo. Recibió todos los disparos.
De las 379 almas que viajaban en aquel avión murieron únicamente 20 gracias a la valentía y profesionalidad de la azafata Bhanot.
“Ella estaba guiando a los pasajeros a la salida de emergencia mientras los terroristas disparaban constantemente”, aclara uno de los sobrevivientes y agrega: “Disparos que terminaron por derribarla”. Neerja fue llevada con vida al hospital Jinnah, de Karachi, que quedaba a varios kilómetros pero no sobrevivió. Su muerte se produjo pocas horas antes de celebrar su cumpleaños.
¿Qué pasó con los secuestradores?
En cuanto a los secuestradores, tres de ellos intentaron escapar del aeropuerto pero todos fueron detenidos. En 2001, uno de ellos fue apresado por el FBI -al día siguiente de haber sido liberado por Pakistán- luego de firmar un acuerdo. En 2009, los cuatro terroristas fueron liberados tras completar la pena de prisión y deportados a Palestina pero, un año después, la inteligencia paquistani confirmó que un dron los había matado, aunque la muerte de uno de ellos nunca fue confirmada y hasta hoy es uno de los criminales más buscados.
Respecto a Neerja, luego de su muerte tuvo centenares de premios y reconocimientos al valor como el Ashoka Chakra, uno de los más importantes en La India.
El dinero que sus padres recibieron después de su muerte también se destinó a un premio: los Neerja Bhanot Pan Am Trust, con el que se reconoce a aquellos tripulantes que actúan más allá de su deber.
Con el tiempo obtendría la gratitud general y el reconocimiento mundial, entre ellos recibió el premio de Coraje Especial por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos (2006); diez años más tarde le fue conferido en una ceremonia realizada en la Cámara de los Comunes del Parlamento de Reino Unido, en Londres, Inglaterra “el Premio Bharat Gaurav”; y medallas de honor a su memoria de parte de Estados Unidos, India y Pakistán. Todos dejaron en evidencia sus méritos, no solo por salvar la vida de muchos rehenes sino también por pensar astutamente al impedir que el avión despegara.
En esta época donde vemos una marcada presencia de superhéroes en el cine, las artes y la cultura en general, la realidad nos dio una más valiente que cualquier superhéroe de ficción: Neerja Bhanot.
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