En una jornada deportiva organizada por una localidad bonaerense, 13 estudiantes del secundario cumplieron el sueño de ver de cerca a sus ídolos
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Más de una vez escucharon a sus padres hablar del ‘78 y ‘86, pero no habían experimentado en carne propia la satisfacción de ganar la Copa. El domingo pasado eso cambió y muchos jóvenes pudieron ser protagonistas de la fiesta mundialista. “Fue algo único, muchas generaciones nunca habíamos visto a Argentina salir campeón del mundo”, dice casi sin voz Santino Filipini (18).
Santino egresó este año del colegio secundario y planea estudiar periodismo deportivo en 2023. Él, junto con 12 compañeros del Nuevo Colegio Inglés de la ciudad de Capitán Sarmiento, provincia de Buenos Aires ganaron una competencia intercolegial organizada por el área de Deportes y Turismo del municipio. ¿El premio? Nada más y nada menos que viajar 150 kilómetros a Ezeiza a recibir a los jugadores de la Selección.
“Desde las dos de la tarde del lunes estaba cambiado para salir. Estuve media hora antes en el lugar de salida de la ansiedad que tenía. Llegamos a Ezeiza cerca de la medianoche y tuvimos que caminar 10 kilómetros desde donde se estacionó la combi hasta el predio de la AFA. Pero el cansancio no importaba. Estuve a dos metros de Messi, Julián Álvarez y Di María. También pude verlo al Dibu que es mi ídolo máximo porque yo juego de arquero. La policia no nos podía mover, porque creo que no se esperaba que hubiera tanta gente”, añade Santino.
Algo similar sintió su compañera Martina Nieto: “Fue una locura, desde el momento que ganamos el torneo no lo podíamos creer. No caíamos en la cuenta de que íbamos a ver a los jugadores. Los esperamos tres horas y cuando llegaron, nos agarraron palpitaciones... nos temblaba todo el cuerpo. Yo les gritaba que los amaba. No tengo palabras para describir lo que sentí. Es una felicidad enorme, después de tantos años pudieron cumplir el sueño... Era algo que como pueblo necesitábamos. ¿Mis amigos? Estaban todos re locos”, dice.
Otro de los adolescentes del grupo también comparte la euforia de haber estado cerca de los jugadores. Álvaro Fernández Grecca (16) describe el viaje como “muy emocionante”.
“Caminábamos con toda la gente cantando las canciones del mundial. Estábamos todos muy ansiosos. Cuando apareció la selección nos agarró la desesperación de estar cerca. Nos abrazábamos con gente que no conocíamos, veíamos como muchos lloraban o te hablaban como si uno fuese su amigo de toda la vida”, dice Álvaro.
“Todos estaban super motivados”
Valeria Sambujak trabaja en el área de Deportes y Turismo de Capitán Sarmiento y fue una de las encargadas en organizar la jornada en que participaron seis colegios secundarios del municipio. “Fue para chicos de 4°, 5° y 6° año y duró todo un día. Los estudiantes realizaron distintas actividades deportivas como fútbol tenis, penales, destreza con pelota, armado de frases de Diego Maradona y terminó con un ping pong de preguntas y respuestas sobre la historia de los mundiales. Hubo alrededor de 200 chicos participando y todos estaban super motivados”, explica.
El primer premio fue donado por un servicio de transporte de pasajeros de la ciudad y consistía en viajar a Buenos Aires a recibir a los jugadores de la Selección argentina, independientemente del resultado. “El ganador fue el Nuevo Colegio Inglés y los demás colegios se llevaron bolsas con material deportivo para sus instituciones”, añade.
Natalia Maruelli fue una de las docentes que acompañó al grupo. “Salimos el lunes a la noche y todos íbamos contentos cantando las canciones del mundial y tomando mate. En Ezeiza había muchísima gente, pero un clima muy familiar. Los chicos estaban enloquecidos. Creo que es algo que nunca van a olvidar en sus vidas. Regresamos a Capitán Sarmiento a las 8 de la mañana, en el viaje de vuelta los chicos venían más tranquilos”, dice con la alegría de haber vivido una jornada histórica.
Los que nunca vieron a la Selección ganar un mundial, hasta hoy
En el Obelisco, a la familia Larrea, oriunda de la ciudad de Santa Fe no le importó que el gobierno provincial no haya adherido al feriado nacional decretado por el presidente Alberto Fernández. Larrea lo pensó un poco y al final le dijo a su esposa Marcela: “Bueno, vamos”. la decisión surgió a la noche mientras veían por televisión la vigilia por la llegada de los jugadores del equipo de Lionel Scaloni a Ezeiza.
“Los chicos estaban como locos de alegría. Avisamos como pudimos en nuestros trabajos, somos empleados públicos y nos vinimos igual. Lo importante era estar acá, que ellos no se lo perdieran, y lo logramos. No dudamos en venir”, dice Juan y sus hijos Atahualpa, Nehuen y Huerquen asienten emocionados.
“No dormimos nada en toda la noche. Fue la experiencia más increíble de crecimiento, armonía y felicidad que haya vivido. Una historia increíble....como una película”, dice Atahualpa (25) el hijo mayor, sin poder ocultar su entusiasmo.
Atahualpa lo emocionó “la unión” que representó el Mundial de futbol de todos los argentinos tirando para el mismo lado y en lo personal agradece la enseñanza que le dejó. “Era algo que nos la merecíamos. ¡Éramos un pueblo muerto, y nos pusimos de pie! Hay que construir con paciencia. ¿No me va bien en la facultad? Bueno, tranquilidad, hay que seguir estudiando y saber que todo llega si tiene que ser”, agrega.
“Yo vi los tres mundiales. De todos tengo bellísimos recuerdos, pero como en la vida siempre el último es el que más me emocionó. Fue épico por el nivel de sufrimiento”, interviene su padre Juan.
Para su señora, ver a un campeón del mundo es una cuenta pendiente. “Siempre quisimos verlo al Diego (Maradona) y se nos fue... no pudimos hacerlo. Por eso con Messi no queríamos que nos pasara lo mismo”, dice Marcela.
Desde las ocho de la mañana, debajo de la sombra de un árbol está sentado Omar Covello (71) acompañado de su señora Olga (67) que decidieron traer a sus nietas Valentina y Pilar a vivir los festejos del mundial. Trajeron un termo con mate y pan dulce. Son de Campana (Buenos Aires).
“Vivimos el mundial tranquilos, pero sufriendo. Yo viví tres finales, pero tanta cantidad de gente festejando en la calle como veo en esta, nunca vi. Mi hijo vendió el auto para viajar a Qatar, llegamos a ir a Ezeiza, estábamos séptimos en la lista de espera pero el precio aumentó tanto que no lo pudimos pagar. Ya les dije que el próximo mundial viajamos todos”, dice y una de sus nietas sonríe de solo imaginarse el viaje. Y repetir la sensación de felicidad que vivió en este mundial, rodeada de gente festejando y nuevas experiencias.
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