Su construcción inició durante la presidencia de Juárez Celman y demoró 40 años; se inauguró durante el mandato de Nicolás Avellaneda
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El ex “Centro Cultural Kirchner”, rebautizado “Palacio Libertad Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento”, tiene 96 años de historia. Desde su construcción hasta el día de hoy, tuvo cuatro nombres y cumplió distintas funciones. Fue concebido como Casa Central de Correos y Telégrafos. Pero mucho antes de ser convertido en Centro Cultural también albergó el despacho del presidente Juan Domingo Perón y también del de su segunda esposa, Eva Duarte de Perón.
En la segunda mitad del siglo XIX, el presidente Domingo Faustino Sarmiento comprendió la necesidad de fortalecer las comunicaciones. Y puso especial foco en el correo, que vivía un gran auge a nivel mundial. Sarmiento sostenía que el correo debía tener un carácter “inviolable, permanente y regular, tanto en tiempos de paz o de guerra”. Por ello ordenó la construcción de distintos edificios de correos en todo el país, con una dirección nacional en la Casa Central de Correos y Telégrafos. El lugar elegido para su edificación fue el cruce entre las actuales calle Yrigoyen y Balcarce; es decir, donde hoy está el despacho del presidente, la Casa Rosada.
El 29 de enero de 1873, por decreto, se determinó que el ingeniero Carlos Kihlberg estaría a cargo del proyecto. Tras la presentación de los planos, se llamó a licitación y la obra, lentamente, fue tomando forma. Cinco años más tarde, en 1878, se inauguró la Casa Central de Correos y Telégrafos. La figura estelar de aquel día fue el sucesor de Sarmiento: Nicolás Avellaneda.
Durante su primera presidencia, entre 1880 y 1886, Julio Argentino Roca continuó la obra. Fascinado por la obra de Kihlberg, contactó al arquitecto Enrique Aberg y le pidió que construyera un edificio contiguo e idéntico para instalar allí al Poder Ejecutivo. Sólo pidió un cambio: reemplazar las ventanas del segundo piso por una “galería balcón”. Y así se hizo. No lo sabían entonces, pero ese balcón sería luego protagonista de varias escenas fundamentales en la historia argentina...
Poco tiempo después, se proyectó la unión de los edificios gemelos mediante un gran arco monumental. Roca delegó semejante responsabilidad en el arquitecto italiano Francesco Tamburini, a quien había designado como “Director general de Arquitectura de la Nación”.Tamburini fue quien unió los dos edificios viejos mediante un gran arco de triunfo, transformando así la calle que los separaba en la entrada principal del único edificio, y dio forma definitiva a la nueva Casa de Gobierno de la República Argentina.
El Correo entonces trasladó sus oficinas a la antigua casa de Juan Manuel de Rosas, en Bolívar y Moreno. Pero esa nueva sede no era lo suficientemente grande… De allí se mudó a la Casa Anchorena, en Corrientes y Reconquista, última escala antes de desembarcar en el actual Palacio Libertad.
En 1888, durante la presidencia de Miguel Juárez Celman, y con motivo del fuerte crecimiento de los servicios de comunicación, el director de Correos del país, el Doctor Ramón Cárcano, planteó la necesidad de construir un edificio que fuera sede central del organismo. Y allí empezó a idearse lo que hoy se conoce como el ex CCK, ahora rebautizado Palacio Libertad.
El proyecto fue encargado al arquitecto francés Norbert Auguste Maillart, quien años más tarde también diseñaría el Palacio de Justicia y el edificio del Colegio Nacional Buenos Aires. De hecho, hay evidentes similitudes entre las tres obras. En primer lugar, las tres son edificios de Estado. Por otro lado, a todas las caracteriza un estilo Beaux-Arts, que tácitamente transmite ideas del republicanismo francés.
Maillart y su equipo empezaron a trabajar rápidamente en un terreno ganado al río y cedido por la sociedad Las Catalinas. Pero, a pesar del auspicioso arranque, debieron pausar la construcción en 1890, debido a la caída de Juárez Celman y a la crisis económica.
Los trabajos fueron retomados recién quince años más tarde, en 1905, bajo la presidencia de Manuel Quintana, quien autorizó una nueva partida de dinero para finalizar la obra. Pero la demora también impactó en el proyecto: el edificio concebido originalmente por Maillart de pronto se había vuelto “viejo”, incapaz de albergar últimos adelantos tecnológicos en el servicio postal.
El Director General de Correos y Telégrafos, Ernesto Bosch, planteó una nueva distribución para el edificio y contrató nuevamente a Maillart, que presentó un nuevo proyecto que fue aprobado en abril de 1909.
Las obras comenzaron en 1911 pero sin Maillart, que tuvo un desacuerdo con las autoridades y se marchó del proyecto dejando a cargo de su principal colaborador, el arquitecto ruso Jacques Spolsky.
La nueva propuesta era más grande que la inicial. Y tenía una particularidad: para facilitar el acceso a los clientes y evitarles tener que bajar la pendiente de la calle Sarmiento y de la avenida Corrientes, que desembocaban en la avenida Leandro N. Alem, se planeó la construcción de calles peatonales y de puentes soportados por arcos y columnas que unirían el borde superior de la barranca de la calle 25 de Mayo (paralela a Leandro N. Alem) con las entradas elevadas del edificio.
La obra avanzaba. Y entusiasmaba. Pero en 1916 sufrió otro revés: esas peatonales, que derivarían en entradas elevadas, fueron dadas de baja. El Poder Ejecutivo decidió suspender su construcción debido a la mala situación económica y a la falta de materiales -plena Primera Guerra Mundial-. Esas decisiones provocaron otros cambios, como la disposición de los locales, oficinas y vestíbulos. En el lugar donde habrían estado esas entradas elevadas al edificio, hoy vemos ventanales.
El Correo Central no se inauguró sino hasta el año 1928, dos semanas antes de que el presidente Alvear terminara su mandato
Las oficinas de Perón y Evita
Juan Domingo Perón tuvo sus oficinas en el cuarto piso del Palacio de Correos. También la primera dama, Eva Perón, tenía un despacho en ese piso, donde funcionaba su fundación. Hoy esa sala lleva su nombre y recrea la oficina con retratos y réplicas de los juguetes que le enviaban a niños.
El edificio también albergaba una escuela para los hijos de los empleados del correo, una peluquería, una farmacia y un laboratorio clínico. El tiempo le dio un merecido crédito al trabajo de Maillart y Skolsky, cuando el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional, en 1997.
Pero en 2002 dejó de recibir y distribuir cartas. La administración, con unos 400 empleados, se mudó a la sede de avenida Paseo Colón e Independencia, donde funcionaba Molinos Río de la Plata, y las áreas operativas fueron trasladadas a la planta que la empresa tiene en Monte Grande.
Hasta el 2009, la entrada principal de la calle Sarmiento siguió siendo utilizada como Oficina de Correos y venta de filatelia, pero el resto del edificio quedó inactivo.
Palacio de Correos, CCK y… Palacio Libertad
En 2006, cuando se empezaban a preparar las conmemoraciones por el Bicentenario de la Revolución de Mayo, el gobierno de Néstor Kirchner resolvió remodelar el antiguo Palacio de Correos y transformarlo en el Centro Cultural del Bicentenario. Las viejas oficinas fueron convertidas en espacios para proyección de videos, conferencias y exposiciones. La gran apuesta fue la construcción de la “Ballena Azul”, una sala de música sinfónica para 1.950 espectadores.
Luego de casi un siglo de historia, en el cual fue llamado por la gente como Casa Central de Correos y Telégrafos, Palacio de Correos y Telecomunicaciones y Correo Central, en 2010 fue renombrado como Centro Cultural del Bicentenario. Este último nombre le duraría poco tiempo. En 2015, en mayo, se lo rebautizó como “Centro Cultural Kirchner”.
En la inauguración del CCK, la expresidente contó algunos de los elementos que vinculaban el edificio con la vida del expresidente, quien fuera su marido por 35 años: “Para él, para Néstor, el Correo no era solamente una obra cultural, formaba parte de su infancia. Su padre, trabajador del Correo, empezó como cartero y terminó siendo el Tesorero del Correo de Santa Cruz, allá en Río Gallegos y lo traía de muy chico”, argumentó.
Hoy, nueve años después, el edificio cuya construcción se extendió por cuatro décadas, que vivió en “carne propia” los avatares de la política argentina, es bautizado por quinta vez. Desde ahora y ¿para siempre? su nuevo nombre será “Palacio Libertad Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento”
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