Palacio abierto para un alquimista de la moda
"Indiscutible alquimista de la moda", fueron las palabras que la socióloga Susana Saulquin utilizó en el libro La moda en el espectáculo, para referirse a Horace Lannes. Admito que ese nombre no me era familiar hasta el jueves pasado, cuando lo conocí en persona. Y me sentí mal por ello. Porque me había estado perdiendo no sólo de un incansable diseñador de vestuario (y de su prolífica obra), sino también de una personalidad efervescente.
A sus 83 años, Horace (con acento tónico en la "a", como él se tomó el trabajo de destacar), carga con el vestuario de más de 80 producciones teatrales, 100 películas -muchas de la época dorada del cine argentino- y casi 40 premios nacionales e internacionales. Pero sobre todo, carga con una mirada tan vital como meticulosa y un contagioso sentido del humor.
El encuentro se dio en el Museo Nacional de Arte Decorativo, donde se llevará a cabo una retrospectiva de su obra, en pocas semanas. Pero primero, el jefe del Departamento de Museología, Hugo Pontoriero, me recibió en su oficina, ubicada en lo que era la antigua lavandería del palacio, que, como tal, estaba rodeada de altísimos placares donde seguramente guardarían la ropa blanca de la familia Errázuriz.
Allí, Pontoriero desplegó coloridos figurines -todos firmados a mano alzada por el Sr. Lannes- y algunas fotos en blanco y negro de sus musas de los años sesenta, que recordaban cuán perfectas eran las mujeres sin Photoshop. Luego me llevó por los recovecos de la mansión francesa, desnudando secretos, obras y otros salones cerrados al público. En uno de ellos, muy chiquitito, mientras espiábamos algunos de los vestidos que se expondrán el mes próximo, apareció el mismísimo Horace (de envidiable porte, tez y ojos claros y con una camisa a cuadros verdes que se asomaba debajo del cuello de un sweater), y nos pescó in fraganti. Por la expresión en su cara, y una frase inaugural que no recuerdo con exactitud, pareció como si le hubiera molestado encontrarnos ahí. Quizá, porque se supone que el almacenamiento de obras, previo al montaje, no le hace justicia a las mismas.
En primer lugar, no era el caso (los atuendos se veían espectaculares). Y en segundo, rápidamente entendí que estaba bromeando. Entonces, Horace repartió un juego cómodo, de tuteo, que completó con comentarios de lo más hilarantes. Nos sentamos en una larga mesa y repasamos anécdotas de su trayectoria, que incluyeron a Zully Moreno, Isabel "la Coca" Sarli, Susana Giménez, Mirtha Legrand, Leticia Brédice, Graciela Borges y Lolita Torres. Se mostró creativo, disciplinado, orgulloso y medido.
El interés por exhibiciones de moda en museos del mundo ha crecido con constancia en las últimas tres décadas. Pero sin duda ha explotado en los últimos 10 años. Qué alegría que ahora sea el turno de la obra de Horace Lannes. Porque lo que él define como su lema ("lo que merece ser hecho, debe ser bien hecho"), es un excelente augurio.
Cuando nos despedimos, aclaró: "Yo no uso e-mail, pero me podés llamar por teléfono cualquier día hasta las dos de la mañana".
Esa entrega y precisión también lo definen como un gran maestro.
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