Hace más de 100 años, Charles Darwin asombraba al mundo con su teoría de la evolución, la que fue producto de un largo viaje de observación y de reflexión realizado alrededor del mundo, en el que observó la gran riqueza de organismos que habitan nuestro planeta. Su teoría, entre otras cosas, dilucida y pone en evidencia que cada especie es producto de miles de años de interacción entre el ambiente y ésta, resultando en una serie de adaptaciones, a veces tan específicas que un par de kilómetros de distancia pueden generar especies totalmente diferentes.
Esta riqueza de especies, de la que Darwin quedó asombrado, está en peligro. Cien años de actividad humana sin conciencia ambiental han bastado para generar una de las mayores pérdidas de hábitat, ecosistemas y especies que se haya registrado. Uno siempre puede ignorar las señales, pero para los amantes de la naturaleza, el paisajismo y la jardinería, ofrecen una gran oportunidad para contribuir significativamente a la conservación de los distintos ecosistemas.
El paisajismo ecosistémico nació como una forma de hacer paisajismo y conservación a la vez. Esto, pensado para todos aquellos lugares en los que el ser humano está presente, ya sea en nuestras casas, espacios públicos, piscinas, en nuestros lugares de trabajo, autopistas, centros comerciales o zonas productivas.
Los amantes de la naturaleza, el paisajismo y la jardinería ofrecen una oportunidad para contribuir a la conservación de los ecosistemas.
El pensamiento que hay detrás es simple y consiste en crear un jardín donde la asociación de especies no sólo brinde placer visual y esté perfectamente adaptado a las condiciones del lugar, sino que además genere condiciones favorables para que la flora y la fauna locales puedan ser conservadas. No se trata sólo de poner una planta simplemente porque nos gusta. Elegimos cada especie y diseñamos los distintos espacios de nuestro jardín pensando en maximizar el beneficio ambiental que éstos puedan generar, entendiendo el paisajismo como una forma de comunión con los ecosistemas que, generosamente, nos ceden parte de ellos para que podamos existir y habitar.
El pensamiento que hay detrás es simple y consiste en crear un jardín donde la asociación de especies no sólo brinde placer visual y esté perfectamente adaptado a las condiciones del lugar, sino que además genere condiciones favorables para que la flora y la fauna locales puedan ser conservadas.
La utilización de plantas nativas, esto es, plantas propias de la zona de donde estamos armando nuestro jardín, no garantiza el éxito de un área verde ecosistémica. En parte sí, pero el diseño deberá ser cuidadoso, de tal manera de asegurar uno de los tópicos más importantes, y que tiene que ver con la continuidad de alimento, principalmente de néctar, polen, semillas y frutos. Será necesaria, entonces, una cuidadosa combinación de especies. El uso de exóticas está permitido, siempre y cuando no sean un peligro para los ecosistemas naturales cercanos a nuestro jardín y serán, por lo pronto, muchas veces necesarias, en especial para lugares expuestos a contaminación o con suelos en malas condiciones.
Es importante recordar que un jardín deberá proveer de agua limpia para los insectos y animales que la necesitan, por lo que piletas y estanques son muy bienvenidos, siempre y cuando cuidemos de elegir plantas que purifiquen el agua. Si el espacio existe, pensar en construir una piscina natural. Ésta, como su nombre lo indica, es una piscina de baño, donde el uso de químicos no es necesario, ya que la transparencia y calidad del agua se consiguen mediante la construcción de un "biofiltro" compuesto de sustancias inertes, plantas acuáticas y de toda la vida biológica que quiera habitarla.
Por último, no olvidar algunas zonas con montones de piedras o de ramas secas para que pequeños reptiles y anfibios encuentren refugio. Con esto, nuestro jardín ecosistémico está construido, funcionando y listo para deleitarnos con naturaleza por muchos años. Eso sí, siempre y cuando recordemos que nada se mantiene sólo y que hay algunas prácticas propias del manejo que hay que llevar a cabo.
En la naturaleza no existe recolección de la basura, por lo que ramas, podas y corte del césped deben incorporarse en el jardín. Eso ayudará a preservar nuestro suelo. Pesticidas no orgánicos están absolutamente prohibidos, por lo que se aconseja el diseño del jardín observando y seleccionando plantas resistentes a plagas y enfermedades.
Fertilizar está autorizado, siempre y cuando el producto, si es químico, sea de liberación lenta, en especial en suelos arenosos y zonas lluviosas. Debe hacerse los primeros dos años, cuando la fertilidad natural inicial no sea lo suficiente, esto corre especialmente para suelos degradados. Un jardín ecosistémico es una gran oportunidad de contribuir en forma real a la conservación ambiental.
No por nada ciudades como Londres están considerando seriamente en trabajar para transformarse en un parque nacional. No se trata de sacrificar belleza o resultados, sólo de pensar de forma más generosa lo que hasta ahora sólo veíamos como un jardín.
Por: Macarena Calvo Tagle y Cristóbal Elgueta Marinovic.
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