El escritor de Sarandí hace gala de su amor por Arsenal y reivindica a Julio Grondona.
Por Diego Zwengler
En tu último libro, Hasta que puedas quedarte solo, abordás el tema de las adicciones. ¿El fútbol también puede ser una adicción?
La diferencia entre una droga o una costumbre es la cantidad, la frecuencia y el control que tengas sobre eso. Uno puede ver fútbol sin parar y eso no te hace adicto, pero los que insultan todo el tiempo, se pelean o matan están locos.
¿De chico vos eras de Independiente y tu hermano de Racing?
Sí, yo era del Rojo como mi papá y él de Racing por mi tío, pero a los dos nos unía Arsenal, que es un club puro amor, es el barrio. Los domingos nos llevaban a la cancha por separado, pero los sábados íbamos juntos.
Debió ser difícil la convivencia
En el 83 Independiente salió campeón y le ganamos a Racing, que recién había descendido. Yo ni lo cargué, pero abrí la puerta y sin decirme nada me pegó una trompada y me dejó un diente partido. Arsenal unió a muchas familias, sus colores son el celeste y el rojo por los dos equipos de Avellaneda. En realidad, no deberían estar tan lejos; el fútbol es un juego y no puede quedar tapado por la locura.
¿A vos esa locura no te atrapó?
Yo no soy tan fanático pero he llorado por Arsenal, eh. Con el gol de Andrizzi en cancha de Racing contra el América de México, por la Copa Sudamericana. Ese gol fue un vía crucis. Parecía Cristo, se levantaba y se caía, se levantaba y se caía, hasta que la empujó con la puntita agónicamente. En la semana previa me abrieron el vestuario y le puse agua bendita a los botines.
¿Sos un hombre de fe? ¿Cómo convivís con las cábalas?
Son cosas distintas; nunca pedí por un gol, aunque beso siempre una medalla del espíritu santo. Me gusta eso de los jugadores que miran al cielo. Cuando Central vino a Sarandí con Mostaza Merlo, con los pibes compramos 100 rosas amarillas y se las tiramos porque él odia ese color. ¡Pero perdimos 5 a 0! Ese gol de Andrizzi puso a Arsenal en la gloria y por mérito propio. Muchos creen que Grondona influía, pero lo que hizo fue ordenar el club.
¿Tuviste relación con Grondona desde siempre?
A Don Julio lo quise mucho, era un tipazo, se preocupaba mucho por los pibes y por el barrio. Todos los chicos que pintaban la cancha o ayudaban terminaron trabajando en el club. Todos fuimos un poco criados por él. Es que ahí donde no llega el Estado llega el Padrino, pero a Don Julio no se le temía, se lo quería. Hace poco, siendo él vicepresidente de la FIFA, yo estaba haciendo la película El origen de la tristeza. Grabamos el tráiler para presentar en el INCAA y pedí plata a cientos de personas, pero con él hablé dos minutos y me la dio. Le quise mostrar el presupuesto y ni lo miró, sin preguntar nada me dijo: “Yo sé de qué familia venís, haceme una linda película”. Por eso, entre otras cosas, va a ir dedicada a él.
COMPLETÁ LA FRASE
Pecho frío es el que arruga frente a lo importante, el que no asume con entereza y dignidad lo que significa una camiseta
Otra alegría que me dio Arsenal verlo a Ronaldinho en nuestra cancha fue increíble, no lo podían parar ni con un misil
Si no veo a Arsenal voy a ver el clásico rosarino. Me gusta Rosario Central, pero no veo el partido. Cuando iban los visitantes, me quedaba mirando el color de las tribunas
La diferencia entre Messi y Maradona Messi es el jugador perfecto, Maradona es un misterio
LA NACIONTemas
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