Sin ellas nuestros platos serían insulsos y las plagas causarían estragos en parques, jardines, huertas y balcones. Por eso, cuidar de las plantas aromáticas es garantía de sabor en la comida y de protección para otras especies. En otoño, ellas requieren cuidados específicos; a su vez, esta temporada es el momento ideal para iniciar el cultivo de anuales y acondicionar las perennes. Vale recordar que las anuales son aquellas que cumplen su ciclo en el lapso de un año, son de crecimiento rápido y producen flores, frutos y semillas. ¿Qué sembrar? Coriandro, mostaza blanca, cilantro (hasta fines de mayo), eneldo (dill), ciboulette o perejil. Cada especie tiene su tiempo de germinación y crecimiento, por lo que entre 7 y 10 días empezarán a asomar las primeras hojas.
Siembra
- Preparar el suelo: limpiar bien de malezas, airear con pala de punta o azada y agregar fertilizantes naturales. El lombricompuesto es una buena alternativa: favorece la disponibilidad de nutrientes y el estado sanitario de las plantas. Si son suelos arenosos, pobres en nutrientes, mejora la fertilidad. Dosis: 1 kilo por m².
- Sembrar: puede ser en macetas, cajones, canteros. Después de eliminar las malezas y airear el suelo (remover sin "dar vuelta la tierra"), se rompen los terrones con rastrillo y se nivela. Dejar caer las semillas y cubrir con una capa muy fina de tierra. El riego es indispensable: hacerlo con lluvia fina de agua, para evitar salpicaduras que "destapen" las semillas.
Multiplicación
- Trasplantar: hasta fines de mayo, plantines de orégano, tomillo, menta, poleo, romero y salvia. Hacerlo muy temprano o a última hora de la tarde.
- Dividir matas: en perennes, es una manera fácil de multiplicar y recuperar plantas viejas. Primero se debe sacar la planta de la maceta o desenterrarla. Después, romper la mata separando plantines. Cortar la parte aérea dejando unos 5 cm de tallo y lo mismo con las raíces. Ya están listos para el trasplante.
- Cortar: hojas de orégano, tomillo, salvia en plenitud de floración y antes de que las flores estén totalmente abiertas.
Cómo conservarlas: una forma práctica de disponer de hierbas en cualquier momento es congelar las hojas. Primero hay que lavarlas y quitar los tallos. Se guardan en bolsas aptas para freezer o envueltas en papel de aluminio. Para usarlas, ir sacando lo necesario sin descongelar. Otra opción: se pican y se colocan en cubeteras, se cubren con agua o aceite. Cualquiera de las dos técnicas se puede aplicar a todas las especies.
El popular tomillo (Thymus vulgaris)
Es una especie con muchas propiedades medicinales y un notable potencial en las industrias cosmética y gastronómica. El timol es el aceite que le da su característico aroma. Requiere buena luz y suelos bien drenados. Las hojas son pequeñas y de color verde intenso, mientras que las flores pueden ser rosadas o blancas. La floración ocurre dos veces en el año, la primera en noviembre y la segunda en marzo. Es en esos momentos en los que se debe realizar la "cosecha": cortar las ramitas con hojas y flores a unos 10 cm de altura, con una tijera o cuchillo bien afilado. El corte se debe hacer en el momento de plenitud de floración, así nos aseguramos una alta concentración de aceite, y tendremos un producto mucho más aromático. Podemos consumirlo fresco o deshidratado (en este caso, hacer un atado y colgarlo en un lugar con corriente de aire, para lograr un secado parejo). Hay otro tomillo, conocido como "limón" (Thymus citriodorus), con hojas de un verde con algo de amarillo, más pequeñas, muy rústico y con la particularidad de no tener flores. Su aroma cítrico lo posiciona muy bien a la hora de utilizarlo en la cocina, especialmente en repostería. Podemos encontrar también el tomillo rojo (Thymus zygis), que se diferencia por la tonalidad de sus tallos. Tiene un uso orientado a la industria farmacéutica, por sus virtudes desinfectantes y asépticas.
Un freno contra invasores
Las aromáticas pueden utilizarse en jardines y huertas orgánicas como un excelente repelente de plagas porque crean ambientes con diversidad de olores que funcionan como barreras. Además, se preparan con ellas plaguicidas naturales que no contaminan el ambiente. Para combatir pulgones, funciona muy bien incorporar albahaca, menta, melisa, romero o salvia. Los caracoles se controlan bastante bien con mostaza blanca. Para la cochinilla es muy bueno rociar las plantas con infusión de orégano. El ajenjo es ideal para los trips, roya y oídio. Un clásico es el purín de ortigas, que se aplica para la prevención de hongos (por cada litro de agua utilizar 100 gramos de ortiga, dejar estacionar 10 días, filtrar y listo).
Por: Álvaro Lamas, ingeniero agrónomo, especialista en Agrometeorología y estudioso de aromáticas.
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