Oskar Metsavaht. “Creo que la moda se cansó de la moda”
Ya hace algunos años la revista Forbes lo consideró protagonista por haber creado Osklen, la primera marca de lujo brasilera. Hoy el mundo habla de él por sus múltiples miradas. Es escalador, fotógrafo, ambientalista. Pero le molestan las etiquetas. Oskar Metsavaht, pionero en el movimiento de llevar sustentabilidad a la moda, prefiere hablar de curiosidad, de saltar parámetros y fronteras imaginarias. Pone el acento en el espíritu, confirma que es un personaje absolutamente original, con un discurso profundo que lo aleja de lo pretencioso y lo instala en un espacio único, donde la moda se fusiona con la poesía de la naturaleza.
–¿Se puede ser muchas cosas en la vida?
–Creo que a lo largo de la historia como sociedad fuimos categorizando a las personas y a nosotros mismos dentro del perfil de lo que hacemos por trabajo o lo que estudiamos. O por alguna característica fuerte de nuestra personalidad. Como individuos debemos saltear esos parámetros para explorar nuestra curiosidad, cruzar fronteras imaginarias, realizar lo que el espíritu elige y disfrutar de todos nuestros talentos. No somos una sola cosa definida. Desde joven percibí que tener una profesión era casi como una prisión. Eso me angustiaba.
–¿Cómo se resuelve? Ser libre, incluso elegir no es fácil.
–Volviendo a la pregunta anterior, reflexionando sobre esto... La realidad es que yo no soy muchas cosas. Simplemente soy así. Y no existe en mí una pretensión, sólo experimentar nuevas situaciones y expresarlas a mi manera en diferentes plataformas. Ser libre tiene que ver con el placer de aprender, hacer y probar. Lograr plasmar mis códigos conceptuales estéticos, éticos y de estilo. Quizás todavía estoy diseñando mi alfabeto, mi lenguaje estilístico, tanto en el arte como en el diseño y en el contenido. Creo que donde mejor me expreso espiritualmente es con el arte.
–¿Algún sueño imposible (o casi) con el que fantasees?
–Tal vez poder vivir más que los probables 90-100 años que nuestra generación puede alcanzar. Creo en la esencia humana, la capacidad que tenemos como seres vivos de conocernos y comprender la espiritualidad. Considero que hay una capacidad innata de poder pensar sobre nuestra propia conciencia, percibir la poesía del arte, la razón de la ciencia y de nuestra propia existencia. Pienso que la búsqueda de la vida eterna nos mueve como civilización. Creo en el hombre, no en Dios. Considero que, si existe algo que podemos llamarlo así, está entre nosotros tal como cada uno elija percibirlo.
–¿Qué cosas no aceptás como artista?
–Los dogmas. Mi trabajo como artista es explorar el arquetipo de nuestra espiritualidad, que para mí surge de observar los elementos de la naturaleza en armonía con nuestra percepción y sentidos. Este verano en Punta del Este tendré dos obras de mi serie "Divina Geometría", expuestas en la feria Este Arte.
–Pregunta trillada seguramente. ¿Pero cómo definís Osklen?
–Es una forma de expresión en diseño y comunicación de mi estilo de vida y el de los que me rodean. Soy un voyeur. De ellos absorbo los elementos visuales y conceptuales para la marca. En estas tres décadas logré un buen blend de lo urbano en equilibrio con la naturaleza. Osklen no fue creada estratégicamente. Jamás pensé que iba a diseñar moda o tener este negocio. La magia de la historia es que mi marca fue una coincidencia, algo que nació de la necesidad de crear para mí y mis amigos una vestimenta técnica para la montaña.
–Tu primer diseño fue una campera para escalar el Aconcagua, ¿no?
–Sí. Las piezas empezaron a ser apreciadas, a tener demanda, al menos dentro de mi tribu. Pero lo que nació en 1989 a raíz de una expedición al Aconcagua era simplemente una idea. No había más intención que eso. Luego mis amigos me empujaron a seguir creando y me fui moviendo al surf, al snowboard. En el 2000 me volqué a la moda. Me da placer haber logrado que la marca siga teniendo esa originalidad que la caracterizó desde un principio. Y pionera en sustentabilidad. Siempre quise que fuera percibida en Brasil y el mundo por esas características, y por su vanguardia en diseño. Además de ser siempre coherentes.
–¿Qué te sucede con Punta del Este? Acabás de inaugurar tu segundo espacio en José Ignacio.
–Es un lugar con el que me identifico bastante y creí que los habitués tienen mucho que ver con lo que yo propongo. Este nuevo local, bien pequeño, es un espacio de auténtica expresión de nuestro estilo. Tiene la misma onda de la primera tiendita que abrimos en Buzios, en 1989.
–¿Existe la posibilidad o el deseo de regresar a Argentina?
–Mis socios de Alpargatas prefirieron cerrar la tienda de Buenos Aires. La economía de ustedes no ofrecía perspectivas. Ahora nuestra estrategia es fortalecer Europa. Mi relación con Argentina es personal. Amo su cultura, su gente, soy muy amigo de Julio le Parc y familia. Lo admiro como persona y artista. Es un style icon para mí. Es más, la idea de hacer algo juntos surgió en un almuerzo en José Ignacio. Yo lo admiro a él y él se viste mucho con Osklen. Por lo tanto vamos a lanzar una colección en colaboración. En febrero durante Friezze en Los Angeles; y en agosto en nuestras tiendas.
–¿Te eligieron como embajador de Buena Voluntad de Unesco?
–Es de los desafíos que más me agradan. Soy embajador para la sustentabilidad y cultura de la paz. Con ellos comencé mi relación en Brasil hace 17 años, realizando proyectos para diferentes áreas. En el 2010 fui convocado para formar parte de un selecto grupo de personalidades de la cultura mundial. Es un honor.
–¿La Semana de la Moda de San Pablo sigue promoviendo el surgimiento de grandes creadores originales?
–Hace 2 años que no participamos de la semana de la moda. Estamos experimentando otras formas de expresar nuestras colecciones. Creo que la moda se cansó de la moda.
–¡Qué buen título!
–Hay muchas marcas, hay muchos nuevos diseñadores, estilistas, editores de moda, influencers. Parece que todo el mundo ha querido convertirse en un profesional de la moda en la última década. No existe este espacio en mi opinión, y creo que la sociedad debería pensar en otras cosas que hacer hoy, y que no sea moda! Sospecho que el Fashion Week de San Pablo desaparecerá. Es un formato hipercomercial, que ya no respeta las críticas de la moda verdadera y no superficial como la que existe hoy en día.
–¿Qué pensás de los influencers?
–Desafortunadamente, los principales editores de moda y críticos han perdido terreno ante los informantes que tienen muy poca o ninguna cultura de moda. Para mí se perdió el placer de preparar un desfile. ¿Para qué? ¿Para mostrarle a un público que sólo quiere hacer una buena foto por el impulso y salir corriendo a ver otra propuesta?
–¿Cómo debería ser un desfile?
–Para mí es como presentar una tesis de maestría cada seis meses. Recibir comentarios de aquellos que entienden del tema es lo que más nos vigoriza y hace mejorar. Pero esto se acabó. La semana de la moda hoy (no París y Milán que aún tienen coherencia) sirven para vender las principales marcas de moda rápida y lanzar "nuevos diseñadores". Nada más.
–¿La alegría brasileña corre peligro o ese adn siempre podrá con todo?
–Yo no expreso sólo la cultura brasileña sino lo que me rodea. Mi mirada tiene mucho de Río de Janeiro porque es donde vivo. Además, en las últimas décadas la ciudad ha sido una de las expresiones universales de la cultura del estilo. Brasil se encuentra en una crisis política y económica. Pero Río y su cultura es para siempre, sigue significando lo que siempre significó. Nunca podrán con su esplendor.
–¿La alegría brasileña corre peligro o ese ADN siempre podrá con todo?
–Yo no expreso solo la cultura brasileña sino lo que me rodea. Mi mirada tiene mucho de Río de Janeiro porque es donde vivo. Además, en las últimas décadas la ciudad ha sido una de las expresiones universales de la cultura del estilo. Brasil se encuentra en una crisis política y económica. Pero Río y su cultura es para siempre, sigue significando lo que siempre significó. Nunca podrán con su esplendor.
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