Organizarse, la obsesión cotidiana
La última actualización del sistema operativo de iPhone incorporó una función que mide cuánto tiempo estamos mirando el celular y cuán activo está nuestro dispositivo, responsable de muchas de nuestras distracciones. "Tiempo de pantalla" evidencia con estadísticas la cantidad de horas que pasamos en redes sociales y notificaciones que nos llegan por hora. Tanto Android, que también tiene esta función, como iOs llegaron un poco tarde a este tema que nos viene aquejando: ¿cómo administramos nuestro tiempo y cómo podemos optimizarlo?
El orden y la organización son tendencia por estos días: desde las Marie Kondo con sus contenedores para ordenar placares y alacenas hasta las aplicaciones para limitar distracciones en redes sociales y los talleres para aprender a organizarse en el ámbito laboral. El tema que se repite es crear hábitos. Es que el vínculo con la tecnología es todavía nuevo y requerimos de más información para poder manejarlo. Hoy la productividad no es sinónimo de sistemas de producción como en la Revolución Industrial, sino que la meta es lograr ese equilibrio entre las horas trabajadas, el salario ganado, el bienestar y la realización personal.
Martina Rua y Pablo Martín Fernández se definen como sommeliers de la productividad personal: ellos comparten sus estrategias para ser productivos desde las trincheras. No se sienten gurúes, pero llenan auditorios y sus consejos quedan escritos en las paredes de muchas oficinas. A partir sus experiencias escribieron el libro La fábrica del tiempo y lanzaron el podcast Cómo fabricar tiempo. "El tiempo es un bien escaso desde siempre; esta época de conexión permanente da una sensación más limitada del tiempo. Hay un sinfín de estímulos para ver, hacer, conocer y no nos alcanza el tiempo para abarcarlos", dice Martina y agrega que este desafío se da en paralelo a una búsqueda de disfrute y de espacios de ocio, de desarrollo espiritual y profesional que requieren una mayor organización, en especial para los millennials y centennials. En palabras de Martina y Pablo, se trata de una "productividad equilibrada".
Orden en el hogar
En el plano hogareño, los servicios para ser más ordenado y organizado se vienen multiplicando. Algunas de las influencers que suman más seguidores son @tuespacioorganizado y @theorganizationwiz. También la premisa es que si estamos más organizados ganamos tiempo y calidad de vida. Las organizadoras dan fórmulas para lavar, doblar, guardar la ropa, ordenar las alacenas. Porque si todo está en su lugar, no se pierde tiempo buscando. El auge del orden está entonces asociado a la búsqueda de previsibilidad y racionalidad de la vida cotidiana, cercana a la teoría de la McDonalización del sociólogo George Ritzer: procesos prediseñados con un final específico utilizando ciertos medios productivos. En esta renovación de la racionalidad, las reglas hacen posible la eficiencia. Si el salero de las papas fritas no está en el lugar indicado, se atrasan todos los pedidos, si el desodorante quedó en el baño en vez de en el armario, es una pérdida de tiempo evitable.
Un cierto orden es indispensable para funcionar en sociedad, en un país, un grupo de trabajo o una familia. Para el doctor Juan Eduardo Tesone, médico psiquiatra por la Universidad París XII y miembro de la Asociación Psicoanalítica de Argentina, es conveniente diferenciarlo "de la búsqueda obsesiva del orden. Es llamativo que cada vez más se confíe el propio orden a otras personas. Como si los tiempos y espacios no nos pertenecieran totalmente".
En la búsqueda del bienestar aparece también la comida. Andrea Max fue cocinera amateur mucho tiempo, mientras trabajaba en diseño y marketing, hasta que decidió estudiar y recibirse para llevar adelante su emprendimiento de catering. En muchas charlas de amigas, se daba cuenta de que casi todas llegaban muy estresadas a la hora de la cena. Fue a partir de ahí que empezó a ofrecer el servicio de DT culinaria y a postear en su Instagram @quieromax, ideas para cocinar fácil y variado. Su servicio consiste en charlas con las familias, clases de cocinas con sus recursos, armarles un plan semanal o mensual donde se detalla qué comerán cada día y la lista de compras de la semana. "En las charlas, lo que más escucho es la falta de creatividad, la necesidad de organización y poder llegar a cierta hora con la comida lista para que los chicos puedan dormir a horario y tengan un buen descanso", dice Andrea. El servicio varía, pueden ser solamente charlas con ideas de recetas y ordenar los hábitos, o cocinarles platos como pollo al curry, tartas, pastas, salmón con papas, verduras al wok para toda la semana.
La idea de generar hábitos se repite mucho en las distintas propuestas de organización. Martina Rua explica que varía según el autor. Algunos estudios dicen 20 días y otros 3 meses para adquirir un nuevo hábito. Muchas aplicaciones están pensadas para ayudarnos a construir nuevos hábitos: para dormir mejor, caminar más, no mirar tanto la pantalla, meditar, dejar de fumar. "No se puede delegar en la tecnología, se necesita perseverancia. Estamos en un periodo muy fundacional de repensar nuestra relación con la tecnología", dice Martina.
El doctor Tesone reflexiona acerca del deseo de cambio más allá del temor que pueda desencadenar, ese temor que muchas veces genera que compremos recetas sobre cómo vivir mejor. "Cabría preguntarse si un cierto grado de caos no es inherente a todo proceso de cambio psíquico. Para que efectivamente el cambio pueda tener lugar, es necesario tener la capacidad de aceptar un cierto grado de caos movilizador".
Esta idea de lograr nuevos hábitos es común en las rehabilitaciones. Desde el Departamento de Terapia Ocupacional de Ineco (Instituto de Neurología Cognitiva) trabajan con muchas aplicaciones, entre ellas para recordar y contabilizar hábitos saludables, como caminar o hidratarse. "Para los pacientes, estas herramientas facilitan la posibilidad de ser efectivos en el día a día; las personas que no tienen una lesión cerebral las usan para tener más tiempo para aquello que les suscita mayor interés", dice Adriana Fiorino, directora del Departamento.
Martina y Pablo plantean al inicio de su libro las preguntas: ¿Para qué queremos más tiempo? ¿A qué queremos dedicarlo? En esta época del FOMO (fear of missing out), ese miedo a estar perdiéndote de algo que está pasando en internet, es difícil contestar esa pregunta. Hasta hace 20 años este miedo no existía pero ahora se requieren nuevas estrategias para poder dominarlo. Las propuestas empiezan a multiplicarse en redes sociales, en servicios, en talleres, en libros publicados y empezamos a aplicar muchos de esos consejos para lograr el ansiado bienestar.
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