Nuevos paradigmas: cómo vive la sexualidad la generación Z
Últimamente hemos escuchado declaraciones de jóvenes famosos que pertenecen a la Generación Z refiriéndose a su identidad sexual de un modo novedoso para los que nacimos hace varias décadas. Entre las estrellas internacionales, la figura de Disney Channel, Rowan Blanchard declaró que es queer; Ariana Grande no etiqueta su sexualidad, dice que le gustan las mujeres y los hombres por igual (con 26 años es millennial pero con características muy actuales); y Amandla Stenberg, actriz de Los juegos del hambre, se manifestó bisexual. Cande Tinelli , millennial del estilo de Ariana, hace pocos días respondió cuando le preguntaron si se enamoraría de una mujer: "Why not?", que significa "¿Por qué no?".
La sexualidad es una construcción psíquica y socio-cultural que va más allá de lo biológico. Es un fenómeno pluridimensional que varía según la cultura. A lo largo de la historia, ha ido cambiando de manera considerable el modo en que ha sido comprendida y experimentada. Observamos épocas con sexualidades muy diferentes, que han ido y vuelto entre estilos más libres o más represivos según el momento cultural en el que se encontraran. Hubo momentos de quiebre y cambios de paradigma que provocaron grandes modificaciones culturales sobre lo sexual. La institucionalización de la Iglesia, la creación del psicoanálisis, la aparición de las enfermedades de transmisión sexual y la llegada de la era digital han sido los más importantes.
Podemos observar cómo los movimientos culturales dirigen el modo de experimentar la sexualidad en cada época. En la actualidad, la Generación Z, los nacidos entre el 2000 y el 2012 aproximadamente, viven la sexualidad de una manera muy distinta a las generaciones anteriores. Los millennials, la generación sucesiva anterior, ya tienen una mirada más libre sobre lo sexual pero el verdadero cambio podemos observarlo en los más chicos en los últimos años.
La Generación Z, nativa digital, que no puede imaginar la vida sin un smartphone en la mano, que se socializa mediante redes sociales que globalizan su modo de pensar y de actuar, representan un nuevo paradigma sexual. En pleno movimiento femenino, en el que se busca la igualdad de género en todas las áreas en que hombres y mujeres puedan desarrollarse, como en la familia, el trabajo, el rol o función social, la crianza de los hijos y la vida sexual, entre otros; tienen una comprensión sobre la sexualidad muy distinta a las generaciones anteriores. Podríamos decir que es la primera vez en la historia que se entiende la sexualidad en estos términos.
El pensamiento libre, la búsqueda de igualdad de géneros, esta mirada globalizada e inclusiva, no construyen un modelo sexual rígido como el que venimos viendo. No se trata tanto de libertad a la hora de elegir con quien estar, hetero, bi u homsexual, sino de un modo más fluido de comprender la identidad sexual y por lo tanto su práctica.
En una era en la que "se sabe todo de todo" a través del teléfono, los Gen Z no tienen ningún pudor al mostrarse en redes. La imagen está sobrevalorada por sobre otros aspectos personales, y la sexualidad está totalmente influenciada por la vida en la web. Desde el uso de redes como Instagram mediante las cuales comparten todo en imágenes, incluso la intimidad y la desnudez, hasta el acceso ilimitado a la pornografía desde la edad en la que se quiera acceder a ver.
Identidades
En la era en la que hasta el vocabulario muestra novedades, se habla de "todxs" o "todes" como modo de no encasillar en femenino o masculino, la identidad sexual es más ambigua. Los más jóvenes entienden el amor "más allá del envase", es decir, sin categorías femeninas o masculinas tan definidas. Obviamente, como todo cambio es gradual, convive con el paradigma anterior. Se trata de una tendencia que podrá observarse en una porción de la sociedad mientras se mantengan modos más claros de categorización sexual en otro sector.
Una nueva tendencia, aunque todavía menor, muestra adolescentes que se identifican como de género fluido, es decir, neutro, que pueden sentirse hombres o mujeres indistintamente. Reciben también el nombre de queer, que significa que no responde a las categorías heteronormativas tradicionales. Se trata de un modelo sexual no binario, ni masculino ni femenino.
Llama la atención que en pleno movimiento femenino en contra de la cultura patriarcal, en un historia reciente de lucha por igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, la nueva generación en lugar de reforzar los roles masculino y femenino buscando la paridad, patee el tablero y proponga una mirada novedosa en la que cada uno pueda identificarse con lo femenino o lo masculino, no sólo más allá de su condición biológica sino de un modo fluido que puede variar en todo momento y frente a toda acción. Nuevo paradigma que se aleja del sistema binario que viene representando culturalmente la diferencia entre los sexos.
Lic. Constanza Bonelli es psicóloga
Instagram: @Lic.constanzabonelli
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