En todo el país, el INTI promueve el uso de técnicas de la bioarquitectura para aplicar en construcciones de bajo impacto ambiental.
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Tierra, piedra, madera o fibras son algunos de los materiales naturales que se usan desde hace miles de años en construcciones respetuosas del clima y de las características de su entorno. Muchos de esos saberes que fueron relegados o cayeron en el olvido son retomados hoy por el área de Tecnologías Sustentables del INTI con un objetivo tan necesario como ambicioso: demostrar que a través de la bioarquitectura es posible proyectar viviendas, emprendimientos comerciales o edificios públicos con buen diseño y bajo impacto ambiental que minimicen la contaminación, reduzcan costos de obra y favorezcan el ahorro de energía.
Regiones con técnicas propias
Algunas de las formas de construcción que se buscan rescatar y divulgar son tradicionales en muchas zonas de nuestro país, como el adobe en el Noroeste y Cuyo, o los entramados de madera en el Litoral y el Noreste en general. En distintas provincias también se utiliza la quincha y técnicas como el tapial, los encofrados y los bloques de tierra comprimida (BTC).
En el país ya existen dos proyectos de edificios públicos completamente sustentables, en Córdoba y Mendoza que surgieron como resultado de los encuentros que realiza esta área del Inti entre profesionales, técnicos y constructores. Además, quienes estén interesados, sea o no especialistas, pueden participar de foros abiertos a la comunidad, acceder a videos y revistas con material de divulgación como para empezar a sumergirse en un tema al que deberíamos prestar atención a la hora construir o realizar una reforma.
En bioarquitectura se emplean materiales naturales y también aprovecha el calor y la luz del sol, la energía del viento, la sombra de los árboles y el agua de las lluvias.
Contemplar antes de diseñar
“Para desarrollar bioarquitectura es necesario observar el comportamiento del recorrido solar, las lluvias o los vientos predominantes durante las cuatro estaciones. Así se puede plantear la orientación de puertas, ventanas y aleros para propiciar la luz y el calor natural, plantar o valerse de la vegetación existente para refrigerar o asolear ciertos muros”, explica Alejandro Domínguez, del área de Tecnologías Sustentables de Inti.
Con esta información y con los materiales disponibles, se calcula la envolvente, formada por pisos, paredes y techo, y se define la técnica. Así, por ejemplo, en las paredes que reciben sol durante el día se pueden usar materiales como la tierra, con capacidad de acumular calor que se irá liberando lentamente hacia el interior al llegar la noche, cuando baja la temperatura. En cambio, en los muros castigados por vientos fríos, se usan fibras naturales (el rastrojo de trigo, por ejemplo) para lograr mayor aislación térmica.
A partir de la observación del terreno surge la orientación de puertas, ventanas, aleros y la elección de materiales que calienten o refresquen los ambientes naturalmente. Así se reduce la huella ambiental de la construcción
Otro elemento fundamental de estas construcciones son los aleros que protegen a los muros de la lluvia, dejan entrar el sol en invierno y dan sombra en verano. En síntesis, integrar la vivienda a los ciclos de la Tierra y dejar surgir ese impulso atávico que se despierta cuando estamos en medio de la naturaleza.
Materiales ecológicos y conocidos
Los materiales sustentables que hoy se usan en construcciones modernas, confortables y en equilibrio con el paisaje que las rodea no solo evitan la emisión de sustancias contaminantes, sino que además pueden absorberla y de ese modo reducir doblemente la huella ambiental. Estas son algunas de sus ventajas y características:
Tapial: es un elemento estructural moldeado in situ. La mezcla que lo compone es tierra tamizada humedecida colocada entre moldes de madera o metálicos y compactada hasta obtener la densidad máxima mediante el uso de pisones manuales o mecánicos. Mirá el video para ver cómo se hace y se usa.
Adobe: es la mezcla de tierra tamizada, agua y fibras en proporciones que surgen de los requerimientos climáticos. Se coloca en moldes, se desmolda y se deja secar sin utilizar cocción. Se debe proteger del agua con aleros y zócalos.
Tierra: el uso del suelo que pisamos como material constructivo tiene muchos beneficios. Es reutilizable ilimitadamente, solo debe triturarse y humedecerse con agua. Economiza costos de transporte, si se utiliza la tierra del lugar, es agradable al tacto y su manipulación es inocua. Además, genera ambientes saludables porque una vez aplicado regula la humedad del espacio.
Madera: el entramado de madera o platform frame es el método más popular de la construcción en seco en todo el mundo. Se basa en una estructura de listones que pueden clavarse entre sí. En la Argentina desde hace dos años se lo considera un sistema tradicional igual que el hormigón, hierro o mampostería. Además, la madera que tanto nos gusta por su nobleza y calidez se emplea en cerramientos, cubiertas, carpinterías, muros y entrepisos. Algunas de sus tantas ventajas es que se trata de un recurso natural reno vable, reutilizable y reciclable que funciona como aislante térmico y acústico.
Techos verdes: son cubiertas que, preparadas con diversas capas de impermeabilización, drenaje y sustrato, permiten el crecimiento de vegetación. Algunas de las razones por las que cada vez las vemos más:
- Mejoran el aislamiento térmico y acústico, amortiguan la temperatura y la humedad, lo que permite el ahorro energético en la climatización de edificios.
- Protegen a la membrana hidrófuga de los rayos UV y filtran el escurrimiento de las lluvias.
Quincha: es una técnica compuesta por estructura y relleno que se puede realizar con materiales de origen vegetal o industrial, como bastidores de madera, cañas o estructura metálica. Se elabora en la obra o de manera prefabricada lo que agiliza los tiempos de trabajo.
BTC: los bloques de tierra comprimida están hechos con una mezcla de tierra tamizada y una mínima proporción de cemento, compactados en una prensa y desmoldados de inmediato. Se utiliza como cerramiento o mampostería portante.
También en reformas
¿Qué elementos de la bioarquitectura se pueden sumar a una casa que ya está construida?
Los techos vivos se abren camino en las ciudades como Buenos Aires y Córdoba, donde ya hay miles de metros cuadrados construidos. Para la aclimatación, si la orientación lo permite, se puede calefaccionar aprovechando el sol con un simple dispositivo llamado muro Trombe; mientras que para la refrigeración se pueden abrir ventanas que generen ventilaciones cruzadas. Para mejorar la aislación térmica y acústica, se incorporan celulosa de papel, fibras y tierra. En el caso de las ampliaciones de espacios, entramados de madera, que son livianos y de construcción rápida.
Si la bioarquitectura tiene tantas ventajas sociales y económicas, ¿por qué no se emplea masivamente?
La mayoría de las personas que se dedican a la construcción y recibieron educación formal o no formal no aprendieron estos recursos y tal vez eso se deba a una cultura que desconoce la presencia de tecnología en lo ancestral. También es cierto que materiales como tierra, fibra y madera se asocian con la falta de higiene o la poca durabilidad. Superar esos prejuicios en la teoría puede llevar años, pero en la práctica sucede en un rato, al experimentar las sensaciones de confort físico y espiritual que transmite una casa construida con tierra.
¿Cuál es su pronóstico?
Estamos ante una época que buscará vincularse con lo cercano ya sea por cuestiones ecológicas o económicas y este tipo de arquitectura ofrece respuestas a estas nuevas formas de vida. En la Argentina, tenemos todos los recursos disponibles para desarrollar estas disciplinas. Las asignaturas pendientes son acelerar el avance del marco normativo, tener mayor oferta de formación y sumar la tecnología necesaria para que el trabajo resulte más sencillo y rápido.
Más información en redprotierra.com.ar.
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