Entre la actuación y la dramaturgia, una escritora indaga en los peligros cotidianos sin perder la elegancia en la sintaxis.
Por Walter Lezcano / Foto de Flor Cosin
El mundo de la escritora, dramaturga y actriz Camila Fabbri mutó el día que su mamá y su papá se separaron. Era una niña aún. Antes de eso vivía con sus padres, su abuela y Cyrano, su perro. Por esa época, los libros cumplieron un rol de compañía. “Tenía hermanas que ya eran grandes y estaban todo el tiempo afuera, viendo algún recital de los Redondos en Obras o de Divididos en Cemento”, evoca Fabbri. “Las esperaba para que me relataran esos shows. Para mí, lo escénico también aparecía en esos relatos”.
Si bien hace muchas cosas, la escritura apareció primero en su vida. “Cuando tenía siete años empecé a escribir como un juego”, recuerda. “En vez de abrir el Sega escribía cuentos y los ilustraba con diapositivas del Power Point. Después intentaba venderlos. Entonces iba a la habitación de mi abuela y le ofrecía una variedad de cuentos escritos e ilustrados por mí, y ella elegía alguno. Se iba armando su colección, su biblioteca de hojas A4 anilladas”.
Cuando terminaba el secundario le dieron ganas de tomar clases de teatro, entonces se anotó en el taller que Luz Palazón dictaba en el Centro Cultural Rojas. “Hice actuación primero porque la dramaturgia aparece como el momento justo en que el recorrido entre actuación y escritura necesitan encontrarse”. Al poco tiempo escribió y estrenó su primera obra. “Cuando dirigí Brick tenía 21 años, y lo que pasó a nivel trabajo con los actores –Mario Sala, Julián Infantino y Bruno Campos– fue una especie de certeza de que me podía dedicar a esto”. En ese discurrir de la escena con los actores, en hacer que el texto que había escrito tomara una forma verídica en términos de lo escénico, se sintió cómoda. Después de Brick, escribió relatos y algunos monólogos pensados para la escena que se transformaron en relato narrativo. “Para mí, la escritura y el teatro viven en esa misma casa”, explica.
Los relatos de Los accidentes (Notanpuan) muestran a una autora dispuesta a indagar en los peligros de lo cotidiano sin perder la elegancia en la sintaxis y la elección de las palabras. Hay, también, algo notable en el encuadre y la zona sobre la que elige posar la mirada y contar.
Además de actuar en Dos disparos, la última película de Martín Rejtman, Fabbri acaba de estrenar su nueva obra de teatro: Condición de buenos nadadores. Narra una noche entre Manuel, un argentino de unos 50 años, y Agostinho, su hijo portugués. La obra muestra a padre e hijo una noche, en un natatorio de Lisboa. Cuenta la autora: “La obra es una historia pequeña, sencilla, sobre la metáfora (o el mito) de la pelea que se da, una vez al año, entre el cocodrilo de agua salada y el tiburón blanco en las costas del océano Pacífico. De esa batalla, siempre uno termina en el estómago del otro. Un padre revela algo a su hijo, pero su hijo revela algo aún más grande. Entonces, ¿quién se come a quién?”.
CARGOCOLLECTIVE.COM/CAMILAFABBRI
MINIBÍO
NACIÓ EN BUENOS AIRES EN 1989. ES EGRESADA DE LA CARRERA DE DRAMATURGIA DE LA EMAD. ESCRIBIÓ Y DIRIGIÓ LAS OBRAS BRICK, MI PRIMER HIROSHIMA Y CONDICIÓN DE BUENOS NADADORES (EN CARTEL EN EL NATATORIO DEL CLUB VASCO ARGENTINO GURE ECHEA). ESTUDIÓ DIRECCIÓN ESCÉNICA EN EL IUNA Y ACTUACIÓN CON JULIO CHÁVEZ. CONCURRIÓ A TALLERES DE NARRATIVA CON ROMINA PAULA, OLIVERIO COELHO Y JUAN FORN. FUE NOMINADA A LOS PREMIOS CÓNDOR DE PLATA (2014) POR SU ACTUACIÓN EN DOS DISPAROS, DE MARTÍN REJTMAN. PUBLICÓ SU PRIMER LIBRO DE CUENTOS, LOS ACCIDENTES.
ACTORES
JESSE EISENBERG
FRANCES CONROY
LOUIS C. K.
PHILIP SEYMOUR HOFFMAN
DRAMATURGOS
JAVIER DAULTE
ROMINA PAULA
HAROLD PINTER
GRISELDA GAMBARO
NARRADORES
LUCIANO LAMBERTI
DAVID JAMES POISSANT
SERGIO BIZZIO
DAVID FOSTER WALLACE
LA NACION