"Para toda la vida" es una frase que suele asociarse a los tatuajes y reprime las ideas más locas en los diseños. Los tiempos cambiaron y hoy es mucho más sencillo remover un error o incluso taparlo, pero eso todavía no alcanza para quitarles solemnidad a los diseños. Noelia Custodio, compañera de ruta de Señorita Bimbo en un espectáculo explosivo de stand up y una de las creadoras del programa de radio Segurola y Habana en Futuröck, es una excepción absoluta. No solo porque la comedianta se permite hacer casi cualquier tipo de chiste sobre su piel, al punto de intentar un juego con amigos en el que nadie sabe muy bien qué va a terminar tatuándose ni en qué parte del cuerpo, sino porque el desenfado absoluto a la hora de encarar los diseños no le provocó, al menos por ahora, arrepentimiento alguno.
¿Cuál fue el primero?
Antes de hacerme el primer tatuaje, ya sabía que quería muchos más. Siempre te dicen que una vez que empezás a tatuarte, te enviciás. Pero yo ya estaba enviciada desde antes. Siempre quise muchos sin saber muy bien qué, pero quería decorar el cuerpo. Recién a los 23 me hice el primero, pero menos mal que no fue a los 15, o me hubiera tatuado Metallica. Me hice un Ganesha porque flasheé mística en ese momento y después ya pasé a cosas como una casa con piernas, por ejemplo. Tengo más de 25 tatuajes, cerca de 30.
Te hiciste muchos en pocos años, ¿sos impulsiva con los tatuajes?
Cuando se me ocurre algún tatuaje, me lo quiero hacer enseguida. Siempre tengo varios en mente, pero me gusta cerrarlos recién en el momento de hacerlos. Comparto los mismos códigos de humor con Maxi Espino, mi tatuador, y vamos improvisando cuando nos juntamos. Nunca pienso las cosas con mucha anticipación. Apenas tengo las primeras ideas de un tatuaje, ya me pido un turno para dentro de un tiempo y, recién los últimos días, voy pensando mejor todo.
¿Tenés uno favorito?
Me gusta mucho uno que tengo en el pecho que es un cocodrilo con tacos que dice "no me sirve". Lo diseñó una amiga, Charo López. Me regaló Hermostra, el libro que sacó con Malena Pichot, y el dibujo está ahí. Me tiene que hacer algunos más también porque sus diseños son muy graciosos. También tengo varios tatuajes de un libro en hebreo que encontró Ileana, mi tatuadora de Uruguay, en una feria, a $10. Tiene unos dibujos raros como Anubis tomando el té o una nena meando en un embudo. Me gusta la freakeada y también me gustan las cosas con animales. También tengo un pulpo tomando un té en un jacuzzi con forma de calavera.
¿Necesitás que tengan algún significado?
Todos tienen significados, el tema es que hay gente a la que no le alcanza que eso sea un chiste y nada más. Para mí, un chiste ya es un montón como significado. Me hice uno con dos conejitos cogiendo que están siendo abducidos por un ovni. Además, tengo un angelito con una ametralladora... En la mano, una lagarta tomando soda; en el brazo, a Anubis tomando té... Malena me jode mucho porque me tatúo chistes, aunque a ella le está agarrando el gusto también. Recomiendo mucho tatuarse chistes. Me encantaría tatuarme chistes con amigos. Un amigo de mi tatuador se hizo su cara con una peluca. Y me gustan mucho los tatuajes sorpresa. Una vez casi hago un juego en el que tirabas un dardo y en el blanco decía dónde debía estar el tatuaje y qué debía ser. Es un juego fuerte. Si un amigo lo juega conmigo, yo lo hago. Necesito a alguien que se anime.
¿Cuál fue el más polémico que te hiciste?
En el cuello tengo uno que dice "es un chiste". Mucha gente estaba muy en contra de este tatuaje, pero es una frase que me representa mucho. Todo el tiempo digo: "Es un chiste, no te calentés". Es simbólico. En la calle, la gente mira mucho uno que tengo en la pantorrilla de un Jesús con ruleros que está fumando.
¿Te arrepentís de alguno?
Por ahora no. No tuve que tapar ninguno. Antes, me preocupaba la idea de tatuarme algo que no me gustara, pero ahora pienso que me lo taparía y listo. Después de tener 25 tatuajes, ya no respetás tanto el espacio que te queda en el cuerpo.
¿Le das mucha importancia al cuidado?
Una vez se me infectó un tatuaje, pero no pasó nada porque tengo una cicatrización buena y me puse una crema con corticoides. Me había hecho a mis gatos, uno en cada pierna. Me los hice el mismo día, pero estaban muy distintos y uno me dolía mucho más y le habían salido unas burbujas feas.
¿Sufrís mucho cuando te tatuás?
Siempre me duele un montonazo. Sufro mucho. Tengo hechos en lugares muy dolorosos como la rodilla. Me gusta mucho el resultado, pero no disfruto nada del dolor ni del ritual. Disfruto cuando llego a mi casa, me baño, me fumo un porro y digo: "Ya está". Pero padezco la aguja un montón.
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