María Alejandra tenía una relación muy estrecha con su padre, pero no así con su madre. Un episodio puntual con su nieta hizo que tomara la decisión de no verla más. Luego, se hizo un estudio de ADN cuyos resultados arrojaron información tan inesperada, como muy valiosa.
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Una noche de junio de 2018 los hijos de María Alejandra habían ido a cenar a la casa de su abuela, que vivía a unas pocas cuadras de su casa. Sus padres se habían ido a un cumpleaños y era una linda oportunidad de pasar un rato con ella. De repente, Marta le dijo a su nieto más chico que si no se llevaba ninguna materia en el colegio le iba a regalar un iPhone 10.
-Abuela, no le compres un iPhone 10 porque es peligroso que ande por la calle con ese teléfono. Regalale un buen celular, pero no ese -sugirió Yamila, otra de sus nietas.
-Vos no te metes con mi plata -le respondió Marta.
-Te estoy dando una sugerencia, nada más.
Sin imaginarlo, en ese momento Marta le pegó una cachetada a su nieta, que sin decir palabra alguna se levantó de la mesa y se fue del departamento.
Esa misma noche Yamila habló con su mamá, le contó lo que había sucedido y le dijo que al día siguiente iban a conversar.
Para María Alejandra esa situación había rebalsado el vaso. Era el punto de quiebre entre ella y su madre. Tres años atrás la había traído desde Corrientes hacia CABA para que no estuviera sola ya que hacía varios años que su papá había fallecido. La única condición que le había puesto antes de tomar esa decisión era que no se metiera con sus nietos. Marta no había cumplido con esa regla, situación que enfureció a María Alejandra. Esa fue la última vez que vio a su mamá.
“Esa mujer no es tu madre, no te quiso ni te va a querer nunca”
En septiembre de 2022 María Alejandra comenzó a sentir una sensación extraña en su corazón. “Cuando llegue mi día, el de arriba me va a preguntar qué hice con mi mamá”. Estaba angustiada, preocupada, sentía culpa y muchas dudas de retomar o no el contacto con Marta.
-Mamá, ¿por qué no hacés registros akáshicos? -le sugirió Yamila al verla tan confundida.
-¿Qué es eso? -le preguntó su mamá.
-Alguna vez hiciste reiki, es algo parecido.
-¿Pero cómo se hace?
Entonces, Yamila le pasó el número de una mujer que se especializaba en ese tipo de terapia holística y el 30 de septiembre de 2022 María Alejandra tuvo una sesión virtual con Verónica a través de una video-llamada.
¿Alguna vez hiciste esto? -le preguntó Verónica.
-No hice nunca nada, ni sé de qué se trata -respondió María Alejandra mientras se mostraba interesada por que le contara más detalles.
-Yo soy un puente entre tus guías y maestros. ¿Sos creyente?
-Si.
-Te vamos a poner en manos de la Virgen y vamos a empezar.
-Bueno -respondió María Alejandra, algo incrédula.
-Estoy viendo que se presenta un hombre que dice que te ama y que tenés derecho a saber la verdad -le dice Verónica, en medio de la meditación.
¿Será mi papá? -le preguntó.
-Es una persona de sexo masculino. ¿Qué te trae hoy a abrir tu registro?
-La mala relación que tengo con mi mamá.
-Esa mujer no es tu madre, no te quiso, no te quiere ni te va a querer nunca.
-No, no puede ser.
-No estamos hablando solo de que no es tu madre biológica, nunca lo sintió.
-Es muy fuerte lo que estoy escuchando -le dijo María Alejandra, que no paraba de llorar.
-Así no podemos seguir, vamos a cerrar registros y nos comunicamos mañana nuevamente -le dijo Verónica mientras finalizaba la llamada.
María Alejandra salió en un mar de lágrimas de la habitación. Su marido y sus hijos le preguntaron lo que había pasado en la sesión. “Me dijo que no soy hija de Aldo y de Marta”.
Junto a su familia, María Alejandra revolvió papeles, buscó fotos de cuando era chica, encontró la partida de nacimiento. Había entrado en una profunda crisis.
Una infancia muy linda con viajes y festejos
En la partida de nacimiento figuraba que había nacido el 11 de abril de 1967 en la ciudad de Corrientes. Sin embargo, al poco tiempo descubrió que esa fecha no era cierta.
“Mi infancia fue muy linda, mi madre trabajaba mucho (era docente) y mi padre era médico. Como era hija única recibía toda su atención. Festejé todos mis cumpleaños, me fui varias veces de viaje y en el colegio era una alumna de regular a buena. Pero cuando tenía una mala nota mí mamá me daba con algún chancletazo”, recuerda.
María Alejandra, cuenta que nunca dudó de que Marta y Aldo fueran sus padres biológicos. “Más allá de que ellos medían 1.85 y 1.83 y yo apenas 1.55, la familia de mi padre era más bien menuda, la mayoría éramos rubias y de tez blanca. No había motivos para sospechar”.
Después de que le dijeron que no era hija de Marta y de Aldo -y luego de pasar un fin de semana sin parar de llorar- María Alejandra tomó coraje y llamó a varios primos que vivían en Corrientes (todos bastante mayores que ella) para ver si podían aportarle algún tipo de información.
Dolor, mentiras y engaños
-Quiero que me digan algo: ¿Soy hija de Aldo y de Marta? -les preguntó, mientras automáticamente todos bajaron la cabeza.
-Nosotros sabíamos algo: un día aparecieron con una beba en brazos y nos dijeron que era de ellos y que no se hablaba más del tema -contestó uno de los primos.
“Busqué teléfonos de allegados a la familia y también lo sabían, todo el mundo sabía, menos yo. Tenía el corazón partido porque yo con Aldo había tenido una relación hermosa, no podía parar de llorar. Los días posteriores fueron de dolor, descubrir mentiras y engaños.
“Yo necesitaba saber algo, pero no sabía qué”
Al día siguiente el esposo de María Alejandra la llamó por teléfono a Marta y luego de confirmarle la verdad, le dijo que ella tenía prohibido hablar del tema porque Aldo le había dicho que nunca debía saber que no era hija de ellos.
Como por su edad no podía ser hija de desaparecidos de la última Dictadura Militar, en octubre de 2022 María Alejandra pensó en la posibilidad de realizarse un ADN. Entonces, colocó en Google “test ADN” y se le desplegaron varias webs. Una de ellas fue la de Genera, el primer laboratorio de genómica personal en América Latina que ofrece una plataforma personalizada para test de ancestralidad, salud y bienestar.
“Este test trabaja a partir del análisis de SNP, sigla en inglés de Polimorfismo de Nucleótido Único, término que se usa para designar una variante genómica en la posición de una base única en el ADN. En la actualidad, el estudio de los SNP en un genoma tiene varios propósitos, entre ellos, la identificación de la ascendencia genética de un individuo; la nutrigenética, mediante la cual es posible identificar los efectos de las variaciones genéticas en la respuesta a distintos nutrientes; la farmacogenética, que evalúa cómo los genes afectan nuestra respuesta a los medicamentos; el análisis del riesgo genético, que consiste en identificación de alelos que confieren mayor o menor riesgo de desarrollar una determinada enfermedad; análisis de parentesco mediante identificación de tramos de ADN, lo que permite estimar el grado de parentesco entre dos individuos”, explica Larissa Siqueira, Responsable de Investigación y Soporte Científico de Genera.
María Alejandra entendió que este podía ser un camino para saber más, e interesada en lo que podía descubrir compró el kit Genera Premium que incluye Ancestralidad, Bienestar y Salud.
Encontró un primo tercero en EE.UU.
“Es muy práctico hacerlo, se trata de un hisopado bucal que yo misma me hice luego de leer las indicaciones y luego lo llevé a un laboratorio en CABA. Estaba muy nerviosa, estaba con Yamila, me saqué una foto con el kit y le dije: ´Aquí empieza mi historia´. Había que esperar los resultados unos 20 o 30 días. Yo necesitaba saber algo, pero no sabía qué”
Como María Alejandra es “sumamente inquieta”, no se iba a quedar sentada esperando los resultados del estudio. Entonces, se metió en Facebook para buscar datos en relación a personas apropiadas. Y para su sorpresa, se encontró con muchos grupos y empezó a unirse para conocer otras historias y compartir la suya.
Casi un mes después de que se había hecho el hisopado le llegó un mail de Genera informándole que ya estaban listos los datos para descargar.
“Cuando llegaron mis resultados era como agarrar mi célula, abrirla, explorarla y verme yo misma. Con respecto al ADN Ancestral pude descargar los datos brutos y subirlos a otras plataformas de ADN (My heritage, Family Tree y Gedmatch, entre otros) y pude ver más datos de personas que se realizaron ADN y son compatibles conmigo. Encontré un primo tercero en EE.UU. con quien compartí tatarabuelos. De él, voy armando mi árbol”.
A los pocos días, María Alejandra fue a visitar a su médico clínico que para bajar sus niveles de colesterol le venía indicando una pastilla que, sin embargo, le generaba dolores muy fuertes en los los músculos a tal punto que, varias veces, no se podía mover de la cama. Ese día le entregó impreso los datos que arrojó el estudio de su ADN. “Esto es oro señora, este mapeo es espectacular”, le dijo su médico. Y agregó: “No es que cada cosa que salga acá usted la va a tener y la va a desarrollar, no es un diagnóstico”. El doctor le cambió la medicación y desde ese día se le fueron los dolores, asegura María Alejandra.
“Canalizo mi corazón herido a través de ayudar a otros”
En relación a la parte de bienestar, a María Alejandra le salió que debía consumir pocos cereales y comer más frutas. También, que tiene intolerancia a la lactosa y ella, cuenta, no puede tomar leche, a pesar de que come huevos y queso.
“Predisposición de tener bajos niveles de vitamina D y en mi caso es así: cada tres meses me chequean porque me bajan los niveles. También arrojó que puedo desarrollar hambre emocional, sensibilidad a la cafeína y que tengo riesgo de contraer obesidad”.
A partir de ese momento, María Alejandra creó Identidad Biológica, que comenzó siendo un programa de radio para poder exponer la problemática de buscadores de identidad. Allí entrevistaba y entrevista a personas que pasaban por su misma situación. De esa forma, conoció a Gabriela con quien empezó a entablar una gran amistad. Así fue como ella se sumó al proyecto, cuya misión es escuchar y ayudar a otros buscadores.
Desde este mes logramos hacer de Identidad Biológica una Asociación Civil y a partir de esto se abren muchas puertas. En lo personal, haciendo esto me siento menos triste, canalizo mi corazón herido a través de ayudar a otros. Quizás, yo no encuentre a mi familia, pero si puedo ayudar a otros ya cumplí mi misión”.
¿Hay chances de que puedas conocer a familiares biológicos?
Claro que tengo esperanzas, eso va conmigo desde el día que me enteré. La búsqueda te sigue y persigue lo que nos queda de vida. No podemos los buscadores romantizar el encuentro porque quizás no se dé, porque ambas partes deben estar en la misma sintonía y, muchas veces, eso no sucede. Pero me encantaría poder encontrar a mi mamá, a mi papá y a mis hermanos.
¿En qué radica la importancia de compartir espacios con pares que están pasando por una situación similar a la tuya?
Cuando uno comparte el dolor se siente menos. Cuando compartís con otro buscador, hablas de lo mismo, sabés lo que siente, entendés y te entiende. Nadie puede comprenderte mejor que otro par.
¿Cómo acompañó tu familia todo este proceso?
Desde el primer momento me sostuvo y me acompaña en esta búsqueda. No es fácil porque uno tiene sus días y sus bajones, pero ellos siempre están al pie del cañón.
¿Hay un antes y un después en tu vida?
Si, claro. Antes mi vida había sido un cuento de Disney porque tuve una familia, viajes, cumpleaños hermosos, auto, todo lo que una persona quiere tener, pero también tuve la gran mentira. Ahora eso quedó así, como una mentira que tapa todo lo lindo que pudo haber pasado. Pero hoy me siento una mujer fuerte, firme, con convicción y sabiendo lo que quiero y hasta donde quiero llegar.
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