No son sólo trenzas: ¿qué es la apropiación cultural?
La semana pasada aprendimos qué significa "apropiación cultural". Mentira. La semana pasada aprendimos que existe algo que se llama "apropiación cultural". Bueno, más o menos. Ángela Torres subió a Instagram dos fotos con trenzas africanas, hubo algunos comentarios acusándola de apropiación cultural y muchos más ridiculizando el término, confundiéndolo con globalización y con colonización, y burlándose de quiénes se sintieron ofendidos por las trenzas. Mientras que para muchos argentinos este es un concepto que se le ocurrió anteayer a adolescentes feministas interseccionales, en cierto sector de la academia se habla de esto desde los años 70, para quienes se autoperciben como parte de una minoría no hay mucho que explicar y los que consumimos cultura pop yanqui escuchamos mil veces este término cuando Kim Kardashian se calzó las mismas trenzas y las revistas las llamaron "trenzas de boxeadora", cada vez que Ariana Grande trata de pasar por negra o latina, o cuando alguna famosa clase B va disfrazada de indígena a un festival. ¿Será que las famosas trenzas afro acaban de llegar a Buenos Aires o que fingimos que los negros no existen en la Argentina, que son una "minoría imaginaria", como los llamó otra periodista? Primero, ¿qué es esto de la apropiación cultural?
"Apropiación cultural es usar nuestros rituales y simbología, sin ninguna conciencia de saber de dónde venimos, la resistencia y lucha que vivieron e hicieron nuestros ancestros y ancestras para sobrevivir, en un mundo creado e ideado hegemónicamente blanco y patriarcal", explica Sandra Chagas, activista afro y feminista que forma parte de la columna Negras, indígenas, racializadas y disidencias. "Personas no negras toman de nuestras tradiciones y costumbres y, por ser lo hegemónicamente agradable y visible, se vuelve comercializable. Pero eso mismo hecho por una negra, afro o indígena es banalizado y ridiculizado".
En el caso puntual de las trenzas, Chagas señala que las mujeres negras utilizaban su trenzado muchas veces para pasar información y hasta semillas para la subsistencia, por ejemplo. Además de ser parte de la historia afro por sus utilidades y significados que variaron a través de los años, es uno de los peinados a los que bell hooks se refiere en su ensayo "Alisando nuestro pelo" como naturales, que no implican alisarse el afro. "La realidad es que el cabello alisado está vinculado históricamente y actualmente a un sistema de dominación racial que les inculca a las personas negras, y especialmente a las mujeres negras, que no somos aceptables como somos, que no somos hermosos", escribía hooks. La escritora y activista explica que llevar el afro, o inclusive las trenzas, es decir, no tratar de plegarse a los estándares de belleza blanca, no solo podía significar no ser considerada atractiva, sino también ser rechazada en una entrevista de trabajo.
Un ejemplo local muy claro de apropiación cultural es el de la cumbia villera. Mientras que al surgir en los 90 fue un género ninguneado y "marginal" por su origen en las clases populares, el boom fue tal que el consumo de bandas como Damas Gratis o Pibes Chorros se extendió a clases medias y altas. A principios de esta década, YouTube fue nido de artistas de covers, que en nada se parecen a Pablo Lescano, que volvieron melódicas las letras de "Mabel", o "El humo de este fasito" llevándolas muy lejos de la güira. ¿Cuál hay con esto? Las canciones que originalmente narraban experiencias, por ejemplo, propias de ser o haber sido un villero, se vacían de significado, no sólo por ser interpretadas por alguien ajeno a la experiencia, sino porque el cambio estilístico (adiós keytar, hola guitarra criolla) justamente señala eso, la apropiación de otra clase social, hasta con cierta ironía, de una manifestación identitaria y, por eso, política.
Más allá de qué hace o deja de hacer Ángela Torres con su pelo, lo llamativo del trenzas gate son las repercusiones: los titulares que consideran "insólito" el reclamo, como si la idea de una minoría racial en la Argentina fuera una ridiculez, una fantasía de progresistas blancos que exageramos, como si no existieran comunidades negras, ni indígenas y que, si las hay, viven en el universo de integración del "crisol de razas" de nuestro propio american dream. Es probable que las comunidades negras e indígenas que sobrevivieron más que "imaginadas" hayan sido invisibilizadas, pero que existir, existen. Sandra Chagas lo dice así: "Acá estamos lxs descendientes traídos en calidad de esclavizadxs, vivxs, dando la batalla cultural y revalorizando, nuestra ancestralidad".
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