El 15 de septiembre de 1980, un helicóptero de la Aviación Naval argentina “tropezó” con dos helicópteros de la Fuerza Aérea Chilena sobre el Canal de Beagle y comenzaron una frenética persecución
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El conflicto del Canal del Beagle había entrado en una larga e incómoda pausa. En diciembre de 1978, Argentina y Chile aceptaron la “mediación papal” ofrecida desde Santa Sede por Juan Pablo II. Los dos gobiernos se comprometieron, a través del Acta de Montevideo, a no hacer uso de la fuerza, retornar al statu quo militar de comienzos de 1977 y a abstenerse de tomar medidas que turbasen la armonía entre las dos naciones hasta que no hubiese una resolución definitiva del caso.
Sin embargo, mientras el cardenal Antonio Samoré negociaba con las partes, los dos Armadas pretendieron mantener el control de la zona en conflicto. Tanto la Argentina como Chile patrullaban cada día las islas Picton, Lennox y Nueva, las más importantes “joyas” en disputa, además de otros islotes en los canales fueguinos.
El 15 de septiembre de 1980, finalmente, sucedió lo inevitable: marinos argentinos y marinos chilenos se encontraron dentro de la zona de conflicto, frente a frente, y se produjo un incidente que pudo desatar la guerra. Todo solo duró quince minutos. Solo quedó el testimonio de sus protagonistas... y una foto histórica.
Los “ojos” del Crucero ARA General Belgrano
Miguel Fajre, joven aviador naval argentino con el grado de teniente de corbeta, pilotea un pequeño helicóptero Alouette SA 316B de combate construido en Francia. Patrulla en solitario los canales fueguinos. Despegó desde la cubierta del Crucero ARA General Belgrano en un vuelo de rutina. Va maravillado por el paisaje austral.
Fajre, que hizo el curso de piloto táctico, conoce muy bien su nave. Es capaz de aprovechar al máximo las capacidades del versátil helicóptero francés que puede portar torpedos, misiles filoguiados y cohetes. Incluso, puede llevar una ametralladora en uno de sus laterales para ser operada por otro tripulante.
Sin embargo, en la mañana del 15 de septiembre de 1980, vuela desprovisto de cualquier tipo de armamento. Su misión es actuar de “spotter”, ser los ojos del mítico Crucero General Belgrano, un veterano de guerra de la Segunda Guerra Mundial que ha escapado con suerte del 7 de diciembre de 1941 en el ataque concretado por la aviación imperial japonesa sobre la base americana de Pearl Harbour, en Hawaii.
En 1944, durante la invasión a las Filipinas, cuando todavía se llamaba USS Phoenix y formaba parte de la flota de los Estados Unidos, fue blanco de kamikazes japoneses que intentaron estrellar sus aviones contra su estructura. Ninguno lo logró.
Ahora, en los canales fueguinos, Fajre vuela a baja altura. Se dirige hacia la isla Reparo, luego a Gardiner y cruza el islote Dos Hermanos. Más allá, en el islote Snipe, descubre a la lancha rápida Indómita de la Armada Argentina, que está oculta tras una generosa red de camuflaje que la mantiene fuera de la vista de ojos intrusos. Incluso a él, que conoce su posición, le cuesta visualizar la lancha torpedera.
El cabo principal Rubén Cirillo, otro de los actores de esta increíble historia, que vuela en el Alouette en calidad de mecánico cumpliendo las órdenes del joven aviador naval argentino, tampoco logra verla con claridad. El engaño es perfecto.
Fajre se comunica por radio con el Crucero Belgrano y recibe una nueva orden: dirigirse a la isla Gable, territorio argentino, separada de la isla chilena Navarino por el Paso McKinlay. Fija nuevo rumbo y, cuando dirige su mirada hacia el este, se sorprende: observa cuatro lanchas torpederas chilenas que van rodeando la costa, en fila india, en dirección hacia el Crucero General Belgrano que aún desconoce la aproximación de las mismas. Fajre informa por radio al crucero y una voz le ordena qué hacer con una sola palabra: “Intercéptelas”.
El Alouette inicia su vuelo táctico de combate y alcanza a las lanchas torpederas chilenas. Primero las sobrevuela a baja altura y luego se sitúa detrás de ellas. Los navíos chilenos mantienen su curso navegando en columna directo al islote Snipe, que se encuentra a doce kilómetros de distancia.
El islote Snipe ya había sido protagonista de un incidente de gravedad entre Argentina y Chile, en 1958, que pudo haber terminado en un choque entre las flotas de los dos países, que fueron movilizadas. Pero esa es otra historia...
Las cuatro lanchas torpederas chilenas, al cruzar el islote Snipe, frente a la isla Navarino, cambian su rumbo a la izquierda y se dirigen hacia el Crucero Belgrano. Se produce un momento de tensión entre las Armadas de ambos países.
La lancha rápida Indómita, al amparo del camuflaje, recibe la alerta de combate desde el crucero General Belgrano. Su tripulación pone en marcha el rápido navío, que también pertenece a la Armada Argentina y tiene como apostadero natural al puerto de Ushuaia.
Para sumar más tensión, Fajre recibe otra llamada desde el Crucero Belgrano que lo alerta sobre otro posible peligro inminente: un helicóptero Bell Jet Ranger perteneciente a la Aviación Naval de la República de Chile se aproxima al crucero con clara intención de simular un ataque. Este tipo de helicóptero norteamericano, reconocido en el ámbito civil, fue entregado a la Aviación Naval de Chile y se lo adaptó para operar en combate provisto de torpedos.
Fajre, que el 2 de abril de 1982 volverá al combate como piloto en la recuperación de las Islas Malvinas a bordo de un Westland Sea Lynx y más tarde se convertirá en piloto presidencial detrás de los comandos de un helicóptero Sea King, no duda en romper su vuelo e iniciar la persecución sobre el helicóptero naval chileno.
Su juventud, su meticuloso entrenamiento y la adrenalina que sacude su cuerpo lo hacen actuar de inmediato como un autómata. El exigente adiestramiento va a dar sus frutos.
El helicóptero Bell Jet Ranger de color gris vuela a 20 metros de altura y se dirige hacia la popa del Crucero Belgrano. Fajre se propone interceptarlo. Pilotea a máxima velocidad, apenas sobre los árboles. Pretende ocultar al Alouette, pintado en verde y marrón, entre la vegetación.
Se aproxima al helicóptero chileno y lo sorprende con una pasada por delante con riesgo de colisión que obliga al piloto naval trasandino a evadir al Alouette. El argentino aprovecha esos segundos de conmoción y vuelve sobre el Bell Jet Ranger que realiza maniobras evasivas. Esta vez, ensaya una arriesgada maniobra: vuela de frente hacia su contrincante, a la misma altura y con rumbo de colisión. El helicóptero trasandino lo imita, los dos pilotos sostienen sus comandos, pero a último momento, ante la inminente tragedia, el chileno rompe su trayectoria.
Fajre cruza sobre el espacio ausente que ha dejado su contrincante y, de inmediato, realiza un violento giro para continuar la persecución. El cabo Cirillo, a bordo, se encuentra atónito por las acciones. Fajre acorta distancia con el helicóptero chileno y lo observa mientras se aleja del crucero. Luego informa al crucero que no porta armamento y que se aleja hacia su territorio.
Sin embargo este incidente, un hecho histórico desconocido, consumado en un mundo solitario, toma otros ribetes que sorprenden a Fajre y Cirillo cuando ambos se reparten dos tareas al mismo tiempo. El cabo principal Cirillo mantiene su mirada sobre el helicóptero chileno se retira mientras a Fajre le ordenan investigar un nuevo contacto que se aproxima al Crucero que al parecer, es otro helicóptero.
Los tripulantes del Alouette se sorprenden, es otro Bell Jet Ranger chileno que vuela a 180 metros de altura con rumbo al crucero. Esta vez Fajre no espera para sorprenderlo y, como hace instantes, se muestra de frente y vuela hacia el Bell Jet Ranger con rumbo de colisión, a su misma altura. Si ninguno de los dos helicópteros rompe su línea de vuelo, chocarán en el aire, se destruirán las dos naves y morirán todos sus tripulantes.
Fajre recordará ese momento con la tranquilidad y parsimonia de un experimentado piloto: “El cabo principal Rubén Cirillo, conmocionado por lo que nos tocaba vivir, observaba la escena atento a mis indicaciones. Me aproximé desde 900 metros de frente al otro helicóptero achicando distancias, 800, 700, 600, 500, 400, 300 metros... y no le iba a aflojar nunca. Cien metros antes de una colisión segura, el Bell Jet Ranger rompió su línea de vuelo y viró hacia la derecha con rumbo sur. Yo realicé un viraje cerrado y comencé a perseguirlo”.
Una vez más Fajre le tira su helicóptero al piloto chileno que maniobra para evadirlo. Desde la lancha rápida Indómita observan lo que ocurre en el aire. Su 2° comandante toma su cámara fotográfica personal, enfoca la acción y retrata el momento en que el Alouette vuela a cuarenta metros de distancia al helicóptero chileno, obligándolo a retirarse hacia sus aguas. Quizás es el único o de los pocos entre los incidentes aéreos vividos entre ambos países.
A continuación, el Alouette toma rumbo hacia el Crucero Belgrano. Fajre observa a los dos helicópteros Bell Jet Ranger agruparse, uno detrás del otro, manteniendo una distancia de cien metros entre sí, en la lejanía. Las siluetas aumentan y se da cuenta que regresan con rumbo al crucero, todo parece que va a comenzar de nuevo...
Ambos helicópteros inician una nueva aproximación, pero a casi dos kilómetros de distancia toman rumbo sur sobre la isla Navarino. Han pasado quince minutos interminables, una eternidad.
Fajre vuelve sobre la orden primera emitida desde el Crucero Belgrano y continua con su trabajo de perseguir a las lanchas torpederas chilenas. Se les acerca por detrás, las sobrevuela durante cinco minutos, luego se retira y regresa al crucero. Es el final de un episodio que en su momento no tuvo mayor trascendencia pero que bien podría haber desatado la guerra entre la Argentina y Chile. Dejó una fotografía única, un documento histórico.
Miguel Fajre, apasionado de la historia aeronáutica argentina y mundial, ingresará en ella. Vuela el 2 de abril en uno de los helicópteros Sea Lynx de la 1° Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros. Como piloto veterano de las Islas Malvinas se convierte en comandante de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros que opera el helicóptero pesado Sea King tan necesario para las campañas anuales en la Antártida y más tarde se convertirá en piloto presidencial.
El Alouette SA-316 que pilotea Fajre, matrícula 3-H-105, se irá a pique el 2 de mayo de 1982 junto con en Crucero ARA General Belgrano luego de ser torpedeado por el submarino nuclear del Reino Unido HMS Conqueror.
Miguel Fajre sigue siendo un apasionado de la aviación y su historia de la que forma parte. Dedica su tiempo a promover de conferencias y disertaciones sobre la Aviación Naval Argentina y temas marítimos en el Centro Naval ubicado en Córdoba y Florida, pleno corazón de la city porteña.
Trabaja como un argentino anónimo esmerado en su ámbito, con el mismo corazón y empeño que lo llevó un 15 de septiembre de 1980 y luego un 2 de abril de 1982 a defender los intereses de la República Argentina, siendo uno más, siendo uno parte del esfuerzo nacional.
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