No la invitaron a un after office y la tendrán que indemnizar con una fortuna en dólares
En un singular caso en Reino Unido, denunció que fue discriminada por sus compañeros y jefes por ser afrodescendiente
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Uno de los planes más comunes en los trabajos es cortar la semana e ir a tomarse unos tragos a un bar, en lo que se denomina comúnmente como el after office. Este método suele fortalecer los vínculos con los compañeros e intenta liberar las tensiones después de una ajetreada semana de compromisos. En un caso particular que le escapa a esta regla de compañerismo, una cajera de un casino de Reino Unido no fue incluida en el agasajo y decidió tomar una decisión tajante sobre ello.
La persona en cuestión se llama Rita Leher, tiene 51 años y es una de las empleadas con más antigüedad en el lugar. Al parecer, su relación con sus pares no es de la mejor y fue la única persona del staff que no fue invitada al cocktail post-trabajo. Lejos de quedarse con los brazos cruzados, decidió tomar cartas en el asunto y expresó su indignación en un tribunal laboral.
Al darle entidad a su reclamo, el juzgado se expidió sobre su particular caso y lo caratuló como “perjuicio en el trabajo” ya que la persona apartada “perdería la oportunidad de vincularse con los demás colegas”. Al ser considerada como la principal damnificada en este hecho, recibió un suculento monto de dinero de 131 mil dólares.
Este no fue el único suceso que la tuvo en la mira a Rita. A medida que el proceso judicial tomaba forma, ella alegó que su ascendencia africana no le permitió tener acceso a cursos de capacitación del casino Aspers, ni tampoco tener la posibilidad de escalar jerárquicamente en la empresa, con el argumento que numerosos colegas suyos, los cuales eran más jóvenes y no negros ni mestizos, sí tuvieron esa oportunidad. Además, como si el martirio fuera poco, sufrió un hecho de discriminación de un compañero suyo.
“Todos llegamos a la conclusión de que esta exclusión se debió a que ella se había quejado de discriminación. Si bien las relaciones de trabajo eran relativamente amistosas, el equipo no deseaba sociabilizar con alguien que había manifestado su enojo por racismo”, manifestó la jueza laboral Sarah Moor, luego de conocerse el veredicto del tribunal.
La estadía de Rita en el establecimiento duró diez largos años, hasta que finalmente decidió cortar el sufrimiento y renunció a su cargo. En el medio atravesó muchísimas situaciones que la expusieron y degradaron. Al no tener una contención laboral, su estado de ánimo fue empeorando y el feedback con sus compañeros comenzó a ser cada vez menor. Tras una serie de hechos desafortunados que atentaron contra su psiquis, decidió tomarse una licencia en su trabajo con el motivo de tener estrés emocional y a su regreso, el panorama lejos estuvo de cambiar.
En una reunión informal del equipo de trabajo, donde todos estuvieron cara a cara, sus compañeros debatieron los caminos a seguir una vez que finalice el horario laboral. Una vez definido el sitio a concurrir, a Rita la excluyeron de la salida y motivó a tomar medidas que sentaron un precedente en Reino Unido.
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