Allá, por el 2017, Fernanda descargó la famosa app sin hacerse demasiadas ilusiones. Descreía que alguien pudiera encontrar el amor verdadero de manera virtual y, por otro lado, no tenía ni idea de cómo manejarse en aquel mundo. Pero necesitaba creer que había otro camino, que existía una llave que le permitiera escapar de un círculo vicioso del que parecía imposible salir. Había tomado el coraje de darle fin a una relación tóxica, llena de sufrimientos, pero seguía muy apegado a él y, como tantas otras veces, sentía que las cosas podían cambiar y que, tal vez, lo mejor sería volver con su ex.
"Fueron tiempos muy difíciles", asegura hoy al recordar aquellos días. "Salir de una relación que te hace muy mal, pero donde estás muy apegado, cuesta muchísimo, o al menos en mi caso fue así".
Una corriente de electricidad extraña
A veces, Fernanda pasaba los perfiles y las fotos, y encontraba una supuesta coincidencia, y en otras ocasiones simplemente miraba porque sí, sin buscar, lo que le provocaba una angustiante sensación de sinsentido y pérdida de tiempo: "Llegó el día en que me cansé y decidí borrar la app", cuenta divertida. "Recuerdo que eran las 11 de la noche y después de eliminarla me quedé dormida".
Fue poco tiempo después que el sonido de un mensaje la despertó de un sueño profundo. Se trataba de una notificación desde su cuenta de Instagram. "Hola", descifró semiconsciente. "Soy Germán, vi tu perfil…", y, a continuación, leyó las tantas cosas que él había llegado a ver que tenían en común, pero tan dormida estaba que sus ojos cedieron y cuando volvió a abrirlos eran las 8 de la mañana.
"Algo increíble me pasó. Al despertarme sentí una corriente extraña que salía de mi cuerpo, salté de la cama, agarré el teléfono y le respondí sin pensarlo, a diferencia de otras veces, en las cuales no siempre contestaba. En este caso tenía que hacerlo, lo sabía, como si estuviera escrito en mi destino".
¿Huyo o me quedo?
Hablaron durante tres días seguidos sin parar. Las actividades cambiaban, las horas pasaban, pero allí estaban, acompañándose. Se reían de todo, él le contó de los golpes duros en su vida y ella abrió su corazón tantas veces dolido; y con el transcurso de las conversaciones confirmaron que habían estudiado lo mismo, tenían los mismos gustos musicales y se inclinaban por películas similares.
"Él es personal trainer y estudia para guía de montaña, yo estoy por recibirme de profesora de educación física, y nos descubrimos eternos soñadores. Teníamos tanto en común que al principio me asusté y llegué a pensar que era un acosador", dice riendo.
Al tercer día se vieron por primera vez. Germán no conocía bien el barrio y llegó por una calle de contramano, hasta que dobló correctamente en su casa, con cara de desorientado. Fer lo esperaba en la vereda muerta de risa. Entonces él bajó del auto y la besó con intensidad en la boca: "Un desubicado total, pero me encantó".
Fueron a cenar y después caminaron por la costanera. "Te amo", lanzó él. "Y ahí sí, me dije, está loco, me voy. Toda mi racionalidad me decía que debía huir y, sin embargo, lo abracé tan fuerte, con la misma energía de hoy, cuando lo abrazo cada vez que llega a casa".
Un mensaje y un pensamiento en la oscuridad
Tres años pasaron desde que aquella corriente de electricidad inexplicable le indicó a Fer que tenía que seguir un camino. Por aquellos tiempos descreía del amor y buscarlo por las redes le aburría de sobremanera. Pero algo mágico sucedió. ¿Fue obra del destino? Ella quiere creer que sí, y que le envió una señal para cumplirlo. Y así, luego de esa intensidad alocada que vivieron durante los primeros días, encontraron una deliciosa calma, siempre en un marco de respeto.
"Él es mi todo", se emociona Fer. "Es mi compañero y somos un equipo. Amamos pensar que algún día vamos a vivir con nuestros hijos en el medio de una montaña rodeados de verde y cada dos por tres ideamos planes similares en nuestras tardes de mate. Queremos muchos hijos, adoptar, dar oportunidades. Queremos un mundo mejor, cuidamos el medioambiente y amamos los animales. Cuando lo conocí yo ya tenía muchos perros y nunca pensé que alguien iba a amarlos de la manera que los ama a él", continúa.
"En la tristeza y dificultad que el mundo lleva hoy a cuestas, nosotros estamos muy agradecidos y felices por habernos encontrado y tenernos. Creemos que el amor existe y queremos que aquel que no lo encuentra confíe en ello, que lo sepa".
Algunas noches, Fer se duerme conmovida y se pregunta cómo fue que tuvo la fortuna de que un ser tan maravilloso haya ingresado en su vida. Entonces, en la oscuridad, sonríe: después de los golpes de la vida, ambos lo merecen.
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