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Dicen por ahí que quien adopta un gato ya nunca más dejará de vivir para sí, ni de tener uno…
Si Sam tuvo en un principio un humano no se tienen noticias, o no se sabe con certeza, pero la increíble historia de este particular gato de color blanco y negro lo llevó no solo a andar en terrenos en los que es difícil ver a un felino, sino a recibir el poderoso apodo de “El insumergible Sam”
Un gato en la Segunda Guerra Mundial
De origen Alemán, este increíble animalito tiene una de las historias más particulares. Sirvió en la segunda guerra mundial nada más ni nada menos que para ambos bandos.
Pese a no ser el agua un ámbito común para los gatos, si lo eran los barcos, ya que ellos mantenían alejadas a las ratas y ratones, y su compañía, además, era clave para reducir el estrés de los marinos. Fue justamente en estas embarcaciones que su nombre pasó a la historia.
Un acorazado y un destino de grandezas que no fue
El imponente acorazado “Bismarck” tenía previsto un destino de grandezas para el lado de los Nazis, y con esa consigna partió hacia su primera misión en 1941: sería partícipe en la Operación Rheinübung. Fue entonces que Oskar (como originalmente se lo conoció a Sam) se embarcó junto a 2.200 marineros.
Pero la grandeza predestinada no pudo ser, el “Bismarck” y sus 42.000 toneladas fueron hundidas por la flota aliada. De su tripulación se sabe que se salvaron 114 marineros, pero lo que dejó asombrados a los marinos británicos del HMS Cossack -que no podían creer la imagen que tenían frente a sus ojos-, fue ver al pequeño felino, aferrado a una madera, flotando en altamar. Ante la prisión de sus antiguos compañeros, y teniendo poca idea de bandos, Oskar, el felino audaz, fue adoptado por los tripulantes ingleses, o como suelen decir los que saben de gatos, él los adoptó a ellos.
Perseguido por la tragedia
Como la misión del HMS Cossack era custodiar las naves, Sam sirvió durante varios meses, pero aquellos buques y naves marinas eran objetivos fáciles dentro del agua y por eso la tragedia volvió a perseguirlo: al escoltar un convoy de Gibraltar al Reino Unido fueron severamente dañados por un torpedo disparado por un submarino Alemán.
Los sobrevivientes, entre ellos nuestro protagonista, fueron rescatados por el destructor HMS Legion. 159 bajas produjo aquella catástrofe que, luego de intentos fallidos por salvar la nave, terminó con el lento hundimiento de la misma el 27 de octubre de 1941.
Bautismo de suerte y la tercera...
El intrépido e “insumergible” Sam junto a la tripulación fueron transferidos al portaaviones HMS Ark Royal, aquel gigante casualmente había participado en la destrucción del navío Bismarck, el primer hogar del felino.
Cuando los tripulantes lo reconocieron la noticia no tardó en expandirse y fue cuando se enteraron de lo sucedido y de su historia de guerra que los oficiales británicos cambiaron su nombre a “Sam el insumergible’', un mote apropiado para un gato que sobrevivió al hundimiento de dos buques de guerra y que, en una notable intención supersticiosa por cambiar su suerte, lo bautizaron con una nueva identidad.
Pero el destino no tenía otro propósito mejor que hacer más famosa su leyenda, pese a haber sobrevivido a varios accidentes y haber ganado la reputación de ser un “gato de la suerte” no lo sería tanto el del nuevo barco en el que viajaba. La existencia no se prolongaría mucho más: al retornar de Malta, el 14 de noviembre de 1941, el HMS Ark Royal también fue torpedeado, esta vez por un submarino U-81. Como el hundimiento fue bastante lento solo tuvieron una pérdida, pero no sería el, Sam fue nuevamente encontrado aferrado a una tabla, flotando, con el resto de la tripulación y, quizás, fastidiado por vivir nuevamente una situación similar describieron al gato como “enojado pero bastante ileso”.
Luego de aquello fue nuevamente transferido al HMS Lightning y más tarde al mismo HMS Legion qué había rescatado la tripulación de Cossack, pero estuvo en ellos solo por un tiempo muy breve, ya que por esas particularidades del destino, aunque ya sin la figura de Sam, El Legion sería a su vez hundido en 1942 y el Lightning en 1943.
El fin de la carrera en la armada de Sam “el Insumergible” fue más que justificada y quien lo adoptó primero y lo llevó a las oficinas fue el Gobernador Lord John V. Gort, en Gibraltar.
Una vez terminada la guerra fue licenciado y llevado al Reino Unido, donde pasó el resto de sus días disfrutando sin las “responsabilidades” de la marina y descansando pacíficamente en un “hogar para marineros” seguramente divirtiéndose cazando ratones, en Belfast.
Sam falleció en 1955, quizás fue la clara e ilustre demostración de las famosas 9 o 7 vidas que se le atribuyen a los gatos, de las cuales sabemos gastó por lo menos tres en el esquivo destino de querer hundirlo. Hoy su retrato está inmortalizado en el Museo Marítimo Nacional de Greenwich.
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