Ni amigas ni aliadas: la intrigante relación entre la reina Isabel y Margaret Thatcher
No se hicieron amigas. A pesar de ser las únicas dos mujeres poderosas en un universo dominado por los hombres y dentro de un mismo país, Margaret Thatcher, la primera ministra del Reino Unido, y la reina Isabel mantuvieron solo una relación formal, no se aliaron, no se convirtieron en íntimas, ni tampoco continuaron la relación más allá de los 11 años del gobierno de la derecha británica.
A medida que se acerca el estreno de la cuarta temporada de The Crown, la serie de Netflix que recrea el reinado de Isabel II y de su familia, surgen cada vez más incógnitas acerca de cómo se abordarán los hechos históricos que marcaron a la sociedad británica y al mundo durante los años ochenta. Junto con la intriga acerca de Diana, la llegada de Margaret Thatcher al poder es otra de las tramas que abordará la ficción documentada de Peter Morgan.
Thatcher le llevaba seis meses de edad a la reina. Podrían haber ido juntas al colegio salvando la diferencia de clases. La primera nació en octubre de 1925 y la segunda en abril de 1926. Dos mujeres de una misma generación atravesadas por la Segunda Guerra Mundial:de espíritu rígido y con una gran fortaleza para superar realidades difíciles.
Deslumbrada por la nobleza
Dominik Sandbrook, productor de una serie de documentales de la BBC sobre la monarquía británica y su relación con la política, le aseguró a The Independent que Thatcher se consideraba a sí misma como una modernizadora, una líder que "se sentía dispuesta a transformar al paternalismo y al establishment que había gobernado al país durante las últimas cuatro décadas". A sus ojos, cuenta el productor, la reina era la imagen viviente de lo que rechazaba: el gobierno antiguo y elitista de clase alta, el enemigo a derrotar. Esposa y madre, la primera ministra estaba orgullosa de definirse como "una provinciana sencilla y directa".
Sin embargo, frente a la reina, ese espíritu de Thatcher se desvanecía y se transformaba en un insólito fanatismo por la monarquía. La primera ministra se convertía en una anciana británica condescendiente que exageraba con sus reverencias a la monarca de modo tal que sus movimientos eran motivo de broma habitual en Buckingham.
Charles Moore, autor de la autobiografía autorizada de la primera ministra que se publicó en dos grandes volúmenes, cuenta que las reuniones semanales con su majestad solían ser bastante incómodas. "La gente imagina que esos martes Margaret enloquecía a la reina hablando de economía, pero en realidad sus palabras eran una descripción sin gracia de los asuntos más importantes del gobierno. Eran encuentros aburridos", afirmó el escritor en el reportaje publicado en The Independent.
El aburrimiento y la incomodidad marcaron aquellas reuniones que se extendieron desde mayo de 1979 hasta diciembre de 1990. Anthony Sampson, un periodista de The Guardian especializado en la política británica y autor de más de una docena de libros sobre el tema, escribió en el diario en 1982: "La relación entre la reina y la primera ministra es difícil porque sus roles parecen confusos. El estilo de la monarca es más práctico y doméstico, mientras que Thatcher se comporta como una reina".
Las audiencias semanales
En el documental La reina y sus primeros ministros, producido por Amazon en 2014 y dirigido por Peter Morgan -el creador de la serie The Crown-, los funcionarios de Buckingham de esa época cuentan sobre el sentido del humor seco de la reina y lo comparan con el de Thatcher, a quien recuerdan como una persona literal, demasiado seria como para percibir las ironías de su majestad.
La condescendencia de la primera ministra, su falta de sentido del humor y su preocupación excesiva por "quedar bien" junto con las diferencias ideológicas determinaron una relación fría y distante. En el documental de Morgan, Judy Wade, una periodista especializada en realeza que murió hace unos años, relata la ocasión en la que Thatcher estaba ansiosa por saber qué iba a ponerse la reina para ir a un evento al que las dos asistían. El objetivo: evitar posibles rivalidades: "Desde Buckingham le mandaron a decir que no se preocupara, que la reina nunca prestaba atención a la ropa de otras mujeres", subrayó.
El cumplimiento excesivo de la primera ministra solía incomodar a su majestad. El documental de Morgan señala que "cuando iba a las reuniones semanales, la señora Thatcher llegaba quince minutos antes del horario pactado y la reina siempre la hacía esperar ese cuarto de hora". Bernard Ingham, exsecretaria de prensa de Thatcher, asegura en el programa que "ella era extremadamente respetuosa con la monarquía y quizás demasiado puntual".
La distancia ideológica
Tampoco compartían la ideología. Cuentan que a la reina le disgustaba la política de extrema derecha que ejercía Thatcher. Ben Pimlott, un reconocido historiador británico, dijo que Isabel se consideraba a sí misma como una persona "inclinada hacia la izquierda". De ahí, que Pimlott haya asegurado, en las páginas de la biografía que escribió sobre ella en 1996, que la monarca estaba preocupada por la división que generó la llamada "dama de hierro" en la población del país.
En un conflicto con los mineros en 1984, Isabel expresó simpatía por las esposas que apoyaban sus reclamos hacia un gobierno que cuestionaba las huelgas y que pretendía reducir el poder de los sindicatos. Incluso, en cuestiones como las sanciones contra el apartheid en Sudáfrica, la primera ministra se mostró en contra mientras que la soberana manifestó su apoyo.
Sin embargo, el especialista en realeza Hugo Vickers, autor de varios libros sobre la monarquía británica, asegura que la reina lamentó la salida de Thatcher en 1990. Los 11 años de encuentros semanales profundizaron el conocimiento entre las dos mujeres que, si bien no se hicieron amigas, se respetaban la una a la otra. Una de las muestras de esta admiración sucedió dos semanas después de la renuncia de Thatcher, cuando la reina la condecoró con la Orden del Mérito. Isabel también aceptó la invitación al cumpleaños ochenta de la exprimera ministra y su funeral en 2013 fue el primero al que acudió desde el de Churchill.
Dominic Sandbrook señala que, al margen de lo que pueda pensar Isabel sobre Thatcher, "la reina no es obtusa en el sentido de que reconoce el trabajo de más de una década de la primera ministra mujer del Reino Unido. A su vez, como mujer, también es capaz de admirar el logro de haber sido la primera mujer trabajadora elegida para ejercer el cargo más poderoso del país, casi al mismo nivel que el suyo".
Otras noticias de Realeza
Más leídas de Lifestyle
Escalofriante. El sitio argentino que encabeza el ranking de los lugares más embrujados del mundo
No fallan. Los siete trucos de un neurólogo para fortalecer y cuidar la memoria
La última entrevista. Cuando Roberto Giordano habló sobre sus problemas de salud: “Ya tengo tres bypass”
Para implementar. La especia que ayuda a combatir el mal aliento y es medicinal