Nadie perdona los pecados de Portal
Detesta que le recuerden todo el tiempo que fue funcionario de prensa en épocas militares. Entre sus amistades y predilecciones figuran nombres y temas tan contradictorios como Seineldín y Altamira, la Cuba de Fidel y los monos. Hace tiempo que se acostumbró a ser así: sencillamente desconcertante
El hecho de ser un anticomunista declarado, pero al mismo tiempo entusiasta defensor del pueblo cubano o de compartir amistad con personajes tan contrapuestos como el ex militar Seineldín y el dirigente del Partido Obrero Jorge Altamira hace pensar que Raúl Portal tiene un matete en la sesera.
Este personaje de los medios no oculta esa posibilidad: más bien, la reivindica y exalta. A pesar de mostrarse conmovido por el caso Cabezas y de respetar la lucha de la agrupación HIJOS, todavía lo persigue un tramo de su pasado: entre 1968 y 1978 fue funcionario de la Secretaría de Prensa del Ministerio del Interior, con gobiernos civiles y militares. De ese momento recoge aún todo tipo de historias negras.
Sobre eso, y sobre su presunto asesoramiento a una fundación que hizo lobby para levantar programas de televisión, Portal no elude aclaraciones en esta entrevista, en la que también exhibe otro aspecto: en el campo de la solidaridad colabora con los padres Grassi y Luis Farinello, con los que, afirma, fundó el Partido Socialista Práctico, cuyo slogan es Decir haciendo.
Desde hace seis años encontró en la fórmula televisiva de Perdona nuestros pecados (PNP) un rumbo muy exitoso (con ratings de entre 16 y 22 puntos). En los 50.000 videocassettes que ha reunido lleva almacenadas 150.000 horas de televisión abierta y de cable, cine y toda clase de imágenes animadas.
-¿Cuándo iniciaste el tema de la defensa de los animales y de los discapacitados?
-Qué sé yo... Se fue dando. Toda la vida tuve pasión por los monos. Sin explicación: las pasiones no se explican. Mis viejos, franceses, me enseñaron a leer desde muy chico, en francés y en castellano. Mi primer libro fue El principito, en francés, y el segundo fue Tarzán de los monos. Cuando iba al zoológico me podía pasar horas frente a la jaula de los monos. Sabiendo eso, en 1987, un amigo me regaló un mono y yo, con absoluta inocencia e ignorancia, sin saber que era ilegal y estaba mal, lo acepté. Entonces, durante dos años seguidos salí en muchos programas (incluso en uno propio, de 22 puntos de rating) con un mono en los brazos o en la cabeza. Hasta que vino alguien y me avisó que yo estaba haciendo algo muy inconveniente. Dejé de hacerlo, pero, por mi culpa, ya había activado un mercado. Eso lo viví con una gran culpa y entonces, para reivindicarme, instalé en Brandsen una reserva de monos, una fundación que terminó siendo, económicamente hablando, una fundición. Desde allí, durante seis años devolví a la selva, a reservas, a zoológicos, más de 300 monos. Y de los monos pasé a los perros. Con respecto a la actividad solidaria, siempre la tuve, pero en los últimos años empecé a meterme más y más. En televisión la inicié en el programa Notidormi, pero duró poco porque enseguida me pasaron el decálogo de lo que no había que mostrar en pantalla: pobres, viejos, gordos, morochos, discapacitados, enfermos, distintos, débiles. Por eso tuve necesidad de hacer después El portal de la vida.
-¿Quién es el paraguayo que hace de Quintín en PNP?
-Es un amigo mío. Un fenómeno. Paraguayo en serio, pintor de oficio, habitante de la villa 21.
-Daniel Grinbank se vuelve un poco loco y te contrata como nuevo animal del zoológico. ¿Qué animal te gustaría ser?
-El mono, por supuesto. Es el animal superior. Mi teoría es que el hombre no desciende del mono, sino que ha descendido. Nos hemos convertido en el primer escalón descendente en la evolución. No somos inteligentes, ni humanos, ni civilizados, somos un animal que destruye su propio hábitat.
-¿Qué es lo que más te asombra de todo lo que se dice a propósito de tu figura?
-Cuando me preguntan: "Che, Raúl, ¿desde cuándo te hiciste de izquierda?" Entonces, yo aclaro que no es que me hice de izquierda, sino que quedé a la izquierda. ¡Se pasaron todos para el otro lado! Un día me planté y, en gran soledad, dije: "¿Cómo hace mi generación, caracterizada, entre otras cosas terribles, por el odio, la intolerancia, el autoritarismo, la belicosidad, el golpismo, para salir de todo eso?" Entonces se me ocurrió que sería bueno decir lo que todo concurrente a Alcohólicos Anónimos debe admitir: Soy alcohólico. Yo podía decir: señores, vengo de un gorilismo inimaginable. El almirante Rojas era un moderado al lado mío. Creo que es útil para las nuevas generaciones que uno pueda recordarles algo de lo que vivió. Chicos: por hechos infinitamente menores a la hiperinflación de Alfonsín o a la recesión de Menem, antes había golpes de Estado". O decirles: "Chicos, con coraje afirmo que el 90 por ciento de la población, entre la que me incluyo, apoyó el golpe militar de 1976". Empiezo a cambiar en serio cuando comprendo que mi adversario no es necesariamente mi enemigo. En la Argentina, durante años, todo se arregló a los tiros. Igual, se vive un momento difícil, porque del enano facho o de izquierda pasamos al enano fashion, que es el que tienen los chicos de hoy, a los que no les importa nada de lo que ocurre. Ahora, lo que me estoy planteando es a propósito de un sistema económico que considera descartables a 800 millones de personas en el mundo y que opina que no puede hacer nada por ellos. Este modelo es peor que el peor de los autoritarismos, sutilmente condena a muerte a millones.
-¿Cómo es la relación con Seineldín?
-Lo voy a visitar seguido a la cárcel. Me hice amigo porque soy malvinero. Como siempre estuve, los veteranos me nombraron veterano honoris causa.
-¿Le hiciste ver su equivocación?
-El es un amigo con el que tengo disensos, considero que el levantamiento fue un error gravísimo, pero digo públicamente que no es antisemita, que no es golpista, que estuvo contra el golpe del Proceso.
-¿No es golpista quien hizo un golpe cruento?
-Yo lo veo a él como a un amigo que se equivocó. ¿Quién soy yo para juzgarlo? ¿Soy un juez?
-Y con Jorge Altamira, del PO, ¿cómo es la amistad?
-Lo conocí cuando iba a los programas y gritaba. Ahora me empezó a hacer caso y no grita más. El es un político discriminado de este país. ¿Viste que en las encuestas el partido de Altamira y otros como el Humanista, la Izquierda Unida, el Frente de la Resistencia figuraron como Otros Partidos? Eso es antidemocrático. Yo los llevo a la radio y los presento como el Partido de los Otros.
-¿Cómo es tu vínculo con Cuba?
-El único gran conflicto que tuve con Cuba es que no estuve de acuerdo cuando intentó exportar la revolución. Por lo demás es un país y una gente que me gustan con locura. Cuando voy allá no piso aquellos lugares que mis amigos tienen impedido ir en el circuito turístico y comercial. Cuando volví, dejé estupefactos a varios cuando en el programa de Gelblung declaré que Cuba tenía un buen gobierno. Me pidieron explicaciones y dije que la gente lo quiere mucho a Fidel. Entonces, ¿qué es un buen gobierno? ¿El que me gusta a mí o el que les gusta a ellos?
-¿A qué fuiste?
-Me invitaron a apadrinar un hospital y una escuela. Soy padrino del centro en donde se está recuperando ahora Carlos Calvo. Trato de organizar un saniducto, pero acá se ponen tan legalistas y burocráticos que prefiero enviar las curitas, las aspirinas, las gasas y vendas con los viajeros particulares. De algún modo hay que romper el bloqueo. Las medicinas y otras cosas que no pueden llegar las necesitan los bebes. ¿Alguien conoce a un bebe de dos o tres meses que sea comunista? Considero que el tipo que propicia y hace posible un bloqueo no es un anticomunista convencido, sino un gran sinvergüenza.
-Durante la dictadura, ¿sabías lo que estaba pasando?
-No, fui tomando conciencia después... Aunque en 1977, de no haber sido porque me quedé dormido, hubiera desaparecido con el embajador Hidalgo Solá. Era amigo de él y me quería ir del país porque tenía problemas. Le pedí que me colocara como empleado raso de la embajada y teníamos que encontrarnos para concretar los detalles. Lo arreglamos un viernes y la cita era el lunes. Cuando me desperté, tarde, el hombre ya había desaparecido con su chofer. Ahí empieza a mencionarse el tema de las desapariciones. Después de eso me empiezan a amenazar y en 1978 aparezco en todos los diarios en una lista de desaparecidos con el nombre completo y mi número de cédula. Después traté de irme a Costa Rica, donde estaba de embajador Pocho Romero Feris. Tam-poco pude. Me mudé nueve veces en seis años.
-¿Hay un viejo Portal y un nuevo Portal?
-Yo tengo un cambio y lo muestro sin vergüenzas.
-Pero, ¿qué pasa con los que no creen en esos cambios o los que piensan que se trata de un cambio oportunista?
-¿Qué querés que le haga? La teoría de los tercios dice que siempre le gustás a un tercio y que el otro te rechaza. El otro tercio es fluctuante. Pero esto, te aclaro, no te lo explico a vos, sino a él. (N. del R.: Se refiere a Pablo Galfré, productor y joven periodista de 22 años.) A mí no me interesa explicarte nada a vos ni a los lectores de La Nacion, sino a los hijos de los lectores de La Nacion (Otra N. del R.: Los hijos de los lectores de La Nacion también pueden, eventualmente, ser lectores de La Nacion.) -Sí, efectivamente, sos otra persona. ¿cuánto tuvo que ver tu hijo Gastón con ese renacimiento?
-Gastón sabe, me conoce bien, y él tiene que ver con todo, con todos mis cambios. Yo le expliqué que estuve diez años en Casa de Gobierno en la oficina de prensa de Interior. Me acusan de haberle hecho prensa a Videla. ¿Por qué no me acusan de haberle hecho prensa a Cámpora? El daño irreparable que hacen esas infamias no es a mí, sino a jóvenes, como un chico de la agrupación HIJOS (que en este momento son los únicos a los que hay que bancarles todo) que me paró por la calle para preguntarme si yo había hecho esto o lo otro.
-Luego de tantos años de hacer PNP, ¿ya te enteraste de qué hace reír a los argentinos?
-Una cosa es lo que hace reír a los porteños y otras, las que divierten a los del interior. Nosotros tenemos muchos límites, no hacemos cargadas. Permanentemente nos reímos de nosotros mismos: Mariana es la rubia tonta, yo soy el viejo ridículo, gagá.
-En su momento, ¿cómo se te había ocurrido la palabra caracúlico, que a mí no me gustaba nada?
-Sí, ya sé que no te gustaba. ¿Será porque en televisión podés mostrar un culo, pero no se puede decir culo?
-No, porque me parecía una exaltación falsa del optimismo. Como hop, hop...
-Yo lo vendí como un programa infantil, pero para adultos, que se transmitía a las doce de la noche. Cuando empecé a hacer Notidormi le dije a la gente de la empresa Kenia, que tenía ese espacio en ATC, dos cosas: que en lugar de un levántese contento hiciéramos un acuéstese contento y que era una idea absolutamente idiota e impracticable. Pero a los 15 días ese espacio que nunca había llegado a un punto de rating superaba los dos puntos. Llegué a hacer 22.
-¿Cuál es tu mejor idea, que ya sabés que nunca se va a concretar?
-¿Idea? No tengo ninguna, pero, eso sí, tengo quince proyectos de programas. En absoluto quiero indicar que sean quince genialidades, ni mucho menos. Pero, al menos, seguro, son distintas, originales. Y la peor idea que tuvo una veloz consagración, y te lo confieso a vos porque estuvimos enfrentados por ese programa, fue Notidormi. Pero aún así, con ese ciclo entendí una cosa importantísima: por qué, hagan lo que hagan, los payasos hacen reír a los pibes. Porque payasos y chicos están en estado de gracia.
-¿Qué harías si tuvieras un canal de televisión y qué clase de canal sería?
-Me gustaría tener ATC. Hago un éxito, seguro. No querría ATC sólo para coordinar cómo serán los programas de los amigos del gobierno de turno. Lo querría para mostrar todo lo que la televisión comercial no quiere mostrar. Convoco a las universidades, les doy horas a las distintas religiones, a los partidos minoritarios, espacio a teatros independientes, me llevo programas como Todo por dos pesos y Magazine For Fai, hago folklore, jazz, tango. Ofrecería tiempo a los realizadores y prohibiría los ratings. ATC tendría que ser un canal manejado por distintos estamentos de la sociedad que están fuera del negocio.
Penepiano mayor
Nombre completo: Raúl Alberto Portal.
Edad: 60 años. Los cumplió en septiembre último.
Estado civil: Casado desde hace 32 años con Lucía Labora, productora general de sus emprendimientos.
Hijo: Gastón, de 31 años, iniciador y productor general de Perdona nuestros pecados. Gastón es el novio de Mariana Fabbiani, coconductora de PNP.
Padres: Raoul y Elise, ambos franceses.
Hermana: Ivonne, tiene un club de tenis en Bahía Blanca.
Rasgos particulares invisibles: No sabe manejar autos. No tiene registro. No usa tarjeta de crédito, chequera, teléfono celular ni computadora.
Programas de TV en los que participó: Semanario insólito, desde 1982; La hora de los juegos, Notidormi, Los juegos del terror, Robocopia, El portal de la vida (cable) y, desde 1994, Perdona nuestros pecados, que pasó por ATC, Canal 9, Canal 13. Ahora, Telefé ofrece dos ediciones semanales. Hace poco inició por Radio de la Ciudad el programa El portal de la vida.
Trabajos insólitos
- En la década del 60, durante ocho años, Portal televisó, con un equipo elemental, operaciones desde los hospitales auspiciadas por Laboratorios Squibb.
- Regenteó un boliche de música negra en Belgrano y Salta. Allí aprendió a tocar el bongó, otra de sus grandes pasiones. Especializado en Cuba, da clases de percusión afrocubana.
- Propietario del teatro independiente Altos de Florida, en Florida al 600, en sociedad con el director de cine Román Vignoly Barreto y los escenógrafos Olivo y Marcheggiani.
- Se propone próximamente instalar un shopping exclusivamente dedicado a las mascotas animales.
- Dentro de poco editará un libro con algunos de los muchos neologismos que impuso desde los medios: meoliberalismo, intelecduales, curranderos, manochantas, izquierdecha, caganje, ¡que lo país!, decretos de necedad y urgencia...