Muy pocos partidos son definitorios
Hace unos días, Diego Cocca dejó de ser el técnico de Racing. En la conferencia de prensa en la que anunció su decisión no pudo contener las lágrimas y se quebró por la emoción: hace poco menos de un año salió campeón con un gran equipo y los hinchas de la Academia se encargaron de demostrarle su agradecimiento en cada oportunidad que tuvieron. Cocca, entre muchas virtudes, tuvo una esencial, poco común en esta época ansiosa y atolondrada: la paciencia, herramienta fundamental para resistir las críticas que recibió luego de su frase "prefiero perder el clásico con Independiente, pero ganar el campeonato" y que se cumplió al pie de la letra. Si, como muchos se lo pidieron, el técnico hubiera renunciado después de la derrota con sus vecinos, quizá Racing no habría salido campeón de ese torneo y hoy todo formaría parte de una anécdota intrascendente.
Ser conscientes de la dimensión del tiempo no es cosa fácil. Todo lo que sucede nos suele parecer eterno y nos cuesta comprender que los procesos que dejan una marca suelen durar mucho más que un día gris o uno soleado.
En marzo de 1945, Tony Bennett tenía 18 años y formaba parte del ejército estadounidense en las instancias finales de la Segunda Guerra Mundial. Enviado a la línea de frente en Alemania, participó junto a su regimiento de la liberación de un campo de concentración nazi y fue testigo directo de las peores atrocidades que el hombre es capaz de cometer en nombre de su bandera.
Tiempo después, ya en su país, comenzó su carrera como cantante y recibió un consejo más que obvio: "No imites a Frank Sinatra". Y no lo hizo, aunque tuvo que cargar por años ser visto como su Robin por muchos de esos que necesitan ver todo blanco o negro. Por suerte, Sinatra no formaba parte de ese grupo y siempre se refirió a Tony como "el mejor cantante de esta industria".
Hoy Bennett está a punto de cumplir 90 años y sigue cantando con una vitalidad inusitada para alguien de su edad. Hace más de una década que fundó la Frank Sinatra School of Arts, en Nueva York -Tony también es pintor-, y recuerda todo aquello que le sucedió en la vida como parte de un aprendizaje.
El documental The Zen of Bennett (2012), dirigido por su hijo Danny, registra la grabación de su disco Duets II junto a artistas que, entre los nervios y la sensación de estar cumpliendo un sueño, lo visitan en el estudio y lo acompañan en clásicos del jazz.
En los intervalos, Tony los aconseja, bromea y cuenta diferentes historias. El punto más alto sin dudas es el encuentro con Lady Gaga, quien le declara su amor incondicional y lo sorprende con su enorme talento. Una vez finalizada la jornada, el maestro le susurra a un amigo: "Si esto hubiera sucedido cuarenta años antes..."
Un tiempo después, Tony Bennett y Lady Gaga grabaron Cheek to Cheek, un disco de standards, y giraron por el mundo. Gracias a esto, nuevas generaciones conocieron a Tony y los escépticos aceptaron a Gaga.
Si todos los días aprendemos algo nuevo, muy pocos partidos deberían ser definitorios. Lo saben, entre otros, Diego Cocca y Tony Bennett. Y a los demás nos vendría muy bien.