Mucho más que los sonidos del glam rock
Tengo diez trajes, ocho chaquetas informales, 15 pantalones de vestir, entre 30 y 35 camisas buenas, 20 suéteres, cinco o seis pares de zapatos y 30 corbatas excepcionalmente buenas.” La afirmación afín a las prédicas del dandismo corresponde a un joven inglés de 13 años llamado Mark Feld. La enunció en 1964 ante una revista inglesa dedicada a la cultura mod, mucho antes de cambiar su nombre por Marc Bolan y de fundar la banda T. Rex (que forjó los sonidos del glam rock y los adornó con mejillas pintadas de purpurina, abrigos que simularon armaduras de metal, boas de plumas y collares de perlas plateadas).
“No entendemos por qué nos persiguen en la calle, es hora de que defendamos nuestros bucles”, deslizó David Jones ante un programa de la BBC en noviembre de 1964; aún no había cambiado su nombre por David Bowie, ni había aprendido las técnicas de mimo y de maquillaje de Lindsay Kemp, pero ya conocía su talento para los simulacros. Su representación consistió en simular ser el líder de la Sociedad para la prevención de la crueldad contra los hombres de cabello largo. Una y otra anécdota irrumpen entre las 690 páginas de Como un golpe de rayo, el glam y su legado de los setenta al siglo XXI, el libro del crítico y ensayista inglés Simon Reynolds que publicó en español el sello Caja Negra.
De consulta ineludible para quienes se proclamen cultores, el glam rock, el género musical que según Reynolds “llama la atención sobre su propia falsedad, se alzó sobre las barbas y el jean de los hippies, hizo estallar un exceso de imagen que excedía el rock” y se instauró como una referencia estética en las pizarras de los diseñadores de moda. En las colecciones de moda masculina 2018 y en el desfile de Comme des Garcons Homme Plus, los modelos de apariencia adolescente llevaron bermudas y chaquetas entalladas en rigurosos tonos glitter y con telas símil purpurina: en lila azul y dorado. El tratado del glam cuyo título refiere al rayo cosmético trazado sobre un ojo de David Bowie –que popularizó la portada de Aladdin Sane y que ideado por el maquillador Pierre Larroche indaga en ropas símil esculturas de Carol Mc Nicoll para exagerar los gestos de Brian Eno al accionar las perillas de su sintetizador– analiza los editoriales de moda implícitos en las portadas de Roxy Music, cuyas protagonistas, de Amanda Lear a Jerry Hall, fueron reclutadas por Ferry en los desfiles que supo frecuentar.
Desfilan Lou Reed con las uñas pintas de carmesí, Iggy Pop con el pelo platinado y ojos delineados y da cuenta de los tres cambios de ropa de Bowie, junto a ellos, en una presentación ante la prensa inglesa de The Spiders from Mars. Estudia los gestos glam de The New York Dolls y rescata legados de las bandas Slade, The Sweet o Mud, los aportes del diseñador gráfico y creativo Jean-Paul Goude como estilista de Grace Jones –trajes de hombreras y corte de pelo geométrico inspirado en los peinados de los boxeadores. Además de no disimular la devoción por el autor hacia Bolan: “Cuando de chico lo vi por primera vez en la televisión me cautivó su peinado, creí que era un guerrero del espacio exterior”.
Además de cambiarse la ropa cuatro veces al día, Bolan se guió a rajatabla por los libros de J.R.R. Tolkien para las líricas y la biografía del Beau Brummell, que descubrió en una biblioteca pública y a la que sumó nuevas lecturas sobre el dandismo –su estética se rigió por una ecuación que combinó androginia y dandismo– al punto de exacerbar la máxima hombres que viven para vestir, magia y elementos férricos (de Delfos a duendes y otras criaturas del imaginario de los cuentos de hadas). En el apartado Réplicas del Glam que funciona como epílogo del libro, la bitácora de Reynolds da cuenta de los flirts con el glam rock fechados entre 1990 y 2000: de Marilyn Manson con sus plataformas rojas y maquillado con purpurina a las concurridas funciones de teatro de Hedwig and the Angry Inch en off Broadway, referidas a una estrella de rock transexual y la galería de influencias de Lady Gaga y su lanzamiento de un feo perfume llamado Fama.